Fuente: https://www.dw.com
Tras el terremoto de magnitud 6,0 que sacudió el este de Afganistán, el balance de víctimas asciende, entretanto, a más de 1.100 muertos y más de 3.200 heridos , según la Media Luna Roja, mientras los hospitales siguen desbordados y continúan llegando víctimas desde aldeas y montañas donde aún hay personas atrapadas bajo los escombros.
«Hoy es el segundo día desde el terremoto, han pasado más de 32 horas, y los heridos siguen llegando», explicó el doctor Sharif Khamosh, del Hospital Regional de Nangarhar, en Jalalabad, la capital de uno de los estados más afectados.
«Todavía recibimos reportes de personas atrapadas bajo los escombros. Algunos ya han muerto, y solo esta mañana tres aeronaves trajeron heridos al hospital», añadió.
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El sismo, de magnitud 6,0, se registró la noche del domingo en el distrito de Kama, provincia de Nangarhar, a solo diez kilómetros de profundidad, lo que multiplicó su impacto. La ONU estimó hace algunas horas que unas 12.000 personas han sido directamente afectadas.
Operativos de rescate continuaron durante la noche
El jefe de la Autoridad de Gestión de Desastres de la provincia de Kunar, Ehsanullah Ehsan, indicó que «las operaciones continuaron durante toda la noche, no se detuvieron».
Algunas de las aldeas más afectadas siguen siendo inaccesibles debido a los bloqueos de carreteras, informó la agencia de la ONU para las migraciones.
En horas de la noche, decenas de habitantes de la localidad Wadir, en Kunar, continuaron, a pesar de la oscuridad, removiendo los escombros de las casas derrumbadas para encontrar a los desaparecidos.
En otros lugares, las familias enterraron los cadáveres, algunos de niños, envueltos en sudarios blancos, según el rito musulmán.
Kunar, la provincia más golpeada
Muchos de los heridos más graves proceden de Kunar, la provincia más golpeada, en su mayoría zonas rurales, y han sido trasladados a hospitales de la zona, donde la capacidad es limitada. El hospital provincial de Asadabad, con 150 camas, ha atendido a más de 200 pacientes desde la noche del desastre.
Los helicópteros de la administración talibana evacuan heridos hacia hospitales en Jalalabad y Asadabad, mientras maquinaria pesada trata de despejar las carreteras, que han quedado bloqueadas por deslizamientos de tierra. La destrucción alcanza viviendas, escuelas y mezquitas, además de tierras agrícolas y ganado, lo que agrava la vulnerabilidad económica de miles de familias rurales.
OCHA, la oficina de coordinación humanitaria de Naciones Unidas, identificó como prioridades inmediatas refugios temporales, agua potable, medicinas y alimentos de emergencia.
La ONU liberó cinco millones de dólares de su fondo de respuesta global, mientras el Reino Unido anunció un millón de libras en ayuda de emergencia y la India envió un millar de carpas y toneladas de alimentos. China, Pakistán, Irán, Egipto y la Unión Europea también ofrecieron apoyo.
Afganistán, inmerso en una profunda crisis económica y con un sistema sanitario debilitado por la falta de recursos, enfrenta enormes dificultades para atender la emergencia, agravada por las restricciones impuestas por el régimen talibán y la reducción de la ayuda internacional en los últimos dos años.
CP (efe, afp)