Tras competir por la presidencia en 2025 y no alcanzar los resultados esperados, los tres alcaldes bolivianos buscan redefinir su futuro político en un escenario marcado por límites legales y el desgaste de sus gestiones municipales
Fuente: eldeber.com.bo
El 2025 fue un año electoral en el que tres figuras municipales de peso -los alcaldes de Cochabamba, El Alto y Santa Cruz de la Sierra- intentaron proyectarse hacia la Presidencia de Bolivia. Manfred Reyes Villa, Eva Copa y Jhonny Fernández, cada uno con trayectorias distintas y respaldos regionales, se lanzaron a la arena nacional con la expectativa de transformar su liderazgo local en capital político nacional. Sin embargo, los resultados de las elecciones presidenciales fueron adversos, y hoy su futuro aparece rodeado de incertidumbre.
En el caso de Manfred Reyes Villa, quien retomó hace pocos días la Alcaldía de Cochabamba tras una licencia de tres meses dedicada a la campaña, el balance electoral es agridulce. Su partido, Autonomía Para Bolivia-Súmate (APB-Súmate), logró algunos diputados, pero quedó lejos de los objetivos presidenciales.
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Reyes Villa ya adelantó que no volverá a postularse a la Alcaldía cochabambina: “Es tiempo que venga otro alcalde”, afirmó. Sin embargo, dejó abierta la puerta para otro escenario: “No descarto la Gobernación”. Su agrupación ha iniciado un proceso de reorganización interna para encarar las elecciones subnacionales de 2026 con candidatos en alcaldías y gobernaciones.
Eva Copa, alcaldesa de El Alto y candidata presidencial por el Movimiento de Renovación Nacional (Morena), también ha marcado distancia de una nueva postulación local. Con un discurso centrado en la renovación generacional, descartó de plano buscar la reelección: “No creo en la reelección. Hay una nueva generación de líderes que está en camino y hay que darles una oportunidad”, señaló.
Morena, de la mano de su directiva, se prepara para iniciar congresos regionales que definirán a los aspirantes en 2026, aunque las señales de un liderazgo debilitado y circunscrito al ámbito alteño son claras.
Más complejo es el escenario de Jhonny Fernández, alcalde de Santa Cruz de la Sierra y líder de Unidad Cívica Solidaridad (UCS). A la derrota electoral de su candidatura se suma una real posibilidad: perder la personería jurídica de su partido.
Fernández expresó su confianza en que la agrupación podrá apelar cualquier sanción del Tribunal Supremo Electoral (TSE): “Nosotros tenemos que participar. No se olviden qué pasó con PAN-Bol. PAN-Bol perdió en la elección nacional, con menos del 3%, pero participó de las elecciones subnacionales. Hay una jurisprudencia también de eso”, dijo.
Sin embargo, tanto Reyes Villa como Fernández están impedidos de buscar una reelección a sus actuales cargos municipales. La Sentencia Constitucional Plurinacional 1010/2023, ratificada por el Auto Constitucional 0083/2024, estableció que en Bolivia la reelección indefinida no existe y que las autoridades electas, en cualquier nivel del Estado, solo pueden ejercer dos periodos, sean continuos o discontinuos. La medida pone un freno a las aspiraciones de continuidad de ambos ediles.
Las razones
Para los analistas, este desenlace refleja los límites de la política municipal como trampolín presidencial.
El politólogo José Orlando Peralta subrayó que no se puede hablar de un patrón único en estos casos: “Lo que ha pasado con Manfred, con Jhonny, y con Eva Copa, no se podría atribuir a un patrón igual para los tres, porque son ciudades diferentes, con problemas diferentes y gestiones diferentes. El único que ha logrado algo (unos diputados) es Manfred, pero no lo que esperaba. En el caso de Jhonny ha sido un fracaso total, porque ha perdido la sigla de su partido. Mientras, Eva Copa ha quedado relegada a un espacio netamente regional, donde no tiene mayor impacto”.
El analista Coca fue más allá y recordó que “en la historia democrática de Bolivia nunca hubo un presidente que antes haya sido alcalde”.
Según Coca, la incompatibilidad entre gobernar y hacer campaña genera un desgaste inevitable: “El alcalde que quiere ser candidato sí o sí termina dejando sus funciones. Una buena votación para el cargo de alcalde, no significa un apoyo automático de los electores si este quiere ser presidente. Si la gente elige alcalde es para tener obras, no para usar el cargo como trampolín”.
El futuro de los tres, más allá de sus discursos de continuidad o renovación, está condicionado por esta realidad jurídica, el desgaste político de sus campañas fallidas y las dudas de sus propios electores.