Pero… ¿en verdad está tan loco el capi?


Mucha gente con la que charlo me pregunta qué pienso de Lara. Siempre comienzo diciendo que el tipo no es político, es un outsider y los outsiders pueden permitirse ciertas licencias que los políticos tradicionales no pueden, es decir, hablan y son políticamente incorrectos. Pues, salvando las diferencias, basta con analizar a Trump o Milei para sostener lo que digo.

Para cierta parte de la sociedad, Lara pasa por loco, provoca temor y se hacen dar ataques epilépticos por sus formas y su disrupción, pero… ¿en verdad está tan loco?



Si eres un ciudadano de bien, estoy seguro que no toleras la corrupción y que si pudieras denunciar a un funcionario corrupto estarías más que encantado de hacerlo, aunque sea el presidente o mejor dicho, sobre todo al presidente. También estoy seguro de que si estuviera en tus manos mejorar la calidad de vida de nuestros adultos mayores para que vivan más dignamente lo harías, y no estoy hablando de si es viable o no, hablo de qué te gustaría o pensarías que es una acción correcta.

Pues bien, desprecias lo que él dice pese a que sabes que en el fondo es correcto, lógico y hasta básico, porque lo que te molesta de Lara no es lo que dice, sino que te molesta su origen, su formación de “paco” y no toleras que un “paladín justiciero” pueda provenir de un ente tan despreciable y corrupto como la policía. Ok, justamente su lucha e indisposición nacen de lo que vivió ahí dentro y fuera también. La adversidad suele generar sensibilidad y también despierta la empatía.

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Nos hemos convertido en jugadores activos de la lucha de clases profundizada por el neocomunismo masista, así que somos parte del problema. La intolerancia cruzada entre las dos Bolivias se ha convertido en una enfermedad del alma en nuestro país. Tanto es así, que cuando aparece un bravucón con sed de desbaratar lo que sabemos que está mal, lo juzgamos desde nuestra cómoda jaula forjada en Estocolmo.

Hay más. Lara refleja un sentimiento, no un pensamiento político guiado por “ismos”, proyecta una realidad que tiene que ver con los años de destrucción estatal, social y moral, que ha creado un pueblo sin autosuficiencia, que depende del estado y necesita redención una y otra vez.

Seguramente lo que dice el “capitán”, dicho por Juan Pablo Velasco, sonaría hipócritamente bien para este lado de Bolivia, pero no lo dice porque no lo siente y menos lo piensa. Lara puede parecer un perro rabioso, pero le pone ruido al grito mudo de la masa popular. Su honestidad y buenas intenciones las juzgará el futuro y la posición en la que la vida lo coloque.

Marcelo Ugalde Castrillo

Político y empresario