Bolivia ya lleva 12 años con déficit fiscal y para el próximo año es posible que siga con gastos, pero tal vez disminuya el porcentaje.
Fuente: El Diario
Un análisis del economista y exautoridad Mauricio Medinaceli muestra cómo las personas reciben menos del impuesto que pagan y los que trabajan en el sector público tienen más beneficios. Por ello, plantea repensar el Estado boliviano para entender a quiénes benefician y a quiénes no.
Para el analista económico Gonzalo Chávez, el déficit registrado en los últimos 12 años fue provocado por el gasto que hace en salarios y en empresas públicas. Entretanto, el doctor en economía Antonio Saravia sostiene que para salarios y sueldos se eroga cada día 20 millones de dólares.
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Mientras el analista económico Darío Monasterio observa la desinstitucionalización en la que deja el Movimiento al Socialismo (MAS), debido a que las entidades públicas están ocupadas por personas que no responden al cargo, y peor aún no saben el manejo de la cosa pública, por ello apoya la institucionalización.
Sin embargo, los políticos en carrera a la segunda vuelta anuncian un recorte del Estado y parar el gasto, que viene con medidas de shock, como eliminar los subsidios, así como el cierre de las empresas públicas, una vez que se haga una evaluación técnica de las mismas y una disminución de ministerios.
Análisis
En su artículo de opinión, ¿Quién gana y quién pierde con el Estado boliviano?, Medinaceli señala ejemplos cómo una persona común, en este caso un nombre ficticio: María, paga el Impuesto al Valor Agregado (IVA) y el Impuesto a las Transacciones (IT), alrededor de 100 bolivianos, pero recibe del Estado, digamos por subsidio a la gasolina y el Bono Juana Azurduy, 50 bolivianos, a simple vista se observa que recibe menos de lo que aporta.
“Entonces, en el neto, ella aporta al Estado boliviano más de lo que recibe, aporta 100 bolivianos y solo recupera 50”, sostuvo y se pregunta: “¿María podría ser liberal y pedir la eliminación del Estado?”.
Ahora Juan, nombre ficticio, paga 25 bolivianos de impuesto, él recibe del Estado por subsidio a la gasolina y como empleado público del Estado, 1.000 bolivianos, entonces recibe más de lo que aporta.
Juan, al contrario de María, está a favor del Estado, una de las primeras conclusiones del análisis de Medinaceli.
“Antes de continuar, un par de alertas. No quisiera entrar a la semántica de Estado o Gobierno, creo que no tiene sentido. Así como tampoco quiero introducir la inversión pública o privada, por una sencilla razón, tanto Juan como María muchas veces no la consideran en su análisis… aunque sí deberían hacerlo”, aclaró.
¿Podemos realizar el ejercicio para todos los bolivianos? La respuesta es sí, es posible realizar una aproximación, “cruda” pero aproximación al fin, responde ante su pregunta.
Datos
Por ejemplo, el año 2023 los bolivianos recibimos (por las transferencias) 18,158 millones de bolivianos. Por otra parte, los impuestos que pagamos fueron 32,934 millones. En este caso estamos en la posición de María, tributamos más de lo que recibimos, de hecho, si vemos la penúltima fila, el neto del año 2023 fue 14,777 millones. ¿Ello nos convierte en liberales? Pues no, explicó.
Resulta que deliberadamente omití los salarios que recibimos los bolivianos del Estado. Si ahora introducimos esta variable, qué tenemos en el neto, recibimos más de lo que aportamos, ello se refleja en la última fila con un neto de 27,871 millones de bolivianos. Ahora estamos en la posición de Juan, complementó.
¿Por qué hice esa distinción con y sin salarios del Estado? Porque no todos trabajamos en el sector público. Algunos bolivianos se identifican más con María (clases medias y altas fuera del aparato estatal), mientras que otros se asemejan a Juan (quienes trabajan para el Estado).
¿Quiénes reciben salario del Estado?, ¿Los ricos o los pobres?
Resulta que, de todo el presupuesto del Estado asignado a sueldos y salarios, el 37.6% lo reciben las familias del decil más rico de la población, es decir, el decil 10; mientras que las familias más pobres (decil 1) apenas reciben el 0.1%. Esto tiene lógica: las familias campesinas y rurales, que suelen ser las más pobres, rara vez trabajan para el Estado. En cambio, las clases medias y altas urbanas son quienes ocupan la mayor parte de los cargos públicos, detalló.
¿Significa que el Estado boliviano solo beneficia a los más ricos?, cuestiona Medinaceli y responde con un no, ya que sostiene que, aunque en menor proporción, los hogares pobres también se benefician.
Utilizando la encuesta de hogares del año 2021 (lastimosamente el Instituto Nacional de Estadística dejó de preguntar el gasto de las familias los años 2022 y 2023), se observa que, si elimináramos impuestos y transferencias, los pobres estarían peor, es decir, los pobres se benefician del Estado boliviano, aunque no tanto como los ricos.
En la segunda parte de las conclusiones del análisis, sostiene que los más ricos se benefician en mayor medida de la presencia del Estado, sobre todo, a través de los sueldos y salarios del sector público, como lo hace con Juan; en tanto, los más pobres reciben beneficios en forma de subsidios y transferencias, en montos mucho menores; y las clases medias que no trabajan en el Estado suelen salir perdiendo: tributan más de lo que reciben, como pasa con María.
“Un gran tema pendiente es la inversión pública: ¿favorece más a los ricos o a los pobres? Las carreteras de exportación o los subsidios a la gasolina y diésel oíl suelen beneficiar a sectores con más poder económico; mientras que caminos rurales, agua potable o escuelas impactan directamente en los más pobres. Este es un debate que merece atención urgente”, puntualizó.
En definitiva, estos tiempos recios —como diría Vargas Llosa— exigen un análisis sereno y con datos. Repensar el Estado boliviano empieza por entender quiénes se benefician, quiénes no y en qué medida, concluye el artículo.
Gasto
Para 2024 se estimó un incremento de las recaudaciones tributarias y una disminución de la renta de hidrocarburos, según el análisis del Presupuesto General del Estado (PGE) 2024 de la Fundación Jubileo.
La renta por hidrocarburos (Impuesto Directo a los Hidrocarburos y regalías) será menor de lo obtenido el 2006, y pese a la tendencia de bajos ingresos, el gasto corriente no deja de subir cada año, señala el reporte de Jubileo y agrega que se cumplen 11 años consecutivos con déficit fiscal y con esta gestión (2025) van 12 años.
Fuente: El Diario