Anil Menon, en diálogo con The Harvard Gazette, aseguró que su formación en medicina, ingeniería y experiencia militar pueden ser determinantes en decisiones críticas fuera de la Tierra.
Por Dante Martignoni
Fuente: Infobae
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Anil Menon, médico, ingeniero y astronauta de la NASA, se prepara para afrontar uno de los mayores desafíos de su carrera: su primer vuelo espacial a bordo de un cohete Soyuz, programado para junio de 2026.
Con una trayectoria que abarca desde la medicina de emergencia hasta la ingeniería aeroespacial, Menon representa una nueva generación de exploradores que asumen el riesgo espacial como parte esencial de la conquista del espacio.
En diálogo con The Harvard Gazette, el astronauta subrayó que su motivación va más allá de la ciencia o la tecnología: “Me arriesgaría a hacer esto porque creo que hay un elemento de pura inspiración”.
Para Menon, el impulso humano de avanzar en terrenos desconocidos, ya sea en la investigación, la medicina o la exploración espacial, es lo que define el progreso.
Formación y experiencia en gestión del riesgo
La experiencia de Menon en la gestión del riesgo se forjó a lo largo de dos décadas de formación y servicio. Tras graduarse en Harvard, obtuvo una maestría en ingeniería mecánica y un título en medicina por la Universidad de Stanford.
Su carrera lo llevó a la Guardia Nacional Aérea de California, donde participó en misiones en Afganistán, y más tarde a la Fuerza Aérea de Estados Unidos, donde integró equipos de transporte aéreo de cuidados críticos.
En 2014, se incorporó a la NASA como cirujano de vuelo, apoyando a tripulaciones de larga duración en la Estación Espacial Internacional (EEI).
Esta labor en tierra lo inspiró a postularse como astronauta en 2022, iniciando un riguroso entrenamiento que incluyó vuelos en aviones supersónicos, estudios de ruso y simulaciones de caminatas espaciales en entornos submarinos. Su primera misión, prevista para durar ocho meses, le permitirá realizar investigaciones científicas en la EEI.
Cómo calcula un astronauta el riesgo
La visión de Menon sobre el riesgo se apoya en una preparación meticulosa y en la convicción de que el conocimiento reduce la incertidumbre.
La NASA y la comunidad espacial históricamente adoptaron un enfoque conservador: los candidatos a astronauta deben superar estrictos exámenes médicos y psicológicos, que incluyen pruebas de glucemia, visión, densidad ósea y aptitud física, y solo los perfiles más sanos y preparados acceden a las misiones.
Cada aspecto del vuelo se planifica para reducir al mínimo cualquier peligro, garantizando seguridad en un entorno donde cualquier error puede ser fatal.
“Creo que intentamos comprender todo lo que hacemos, tomar todas las medidas necesarias para prepararnos para las caminatas espaciales o los lanzamientos al espacio, de modo que el riesgo se minimice al máximo. Me parece bien”, explicó.
Para Menon, la colaboración entre controladores de tierra, la NASA y empresas comerciales hace posible lo que antes parecía inalcanzable: mantener a seres humanos en un entorno tan hostil como el espacio exterior.
Nuevos riesgos con los vuelos comerciales
El auge de los vuelos comerciales al espacio y civiles modificó la gestión del riesgo en la industria espacial. Tradicionalmente, la selección de astronautas era extremadamente rigurosa, pero la apertura del espacio a civiles plantea nuevos interrogantes sobre los límites aceptables del riesgo.
En 2021, el actor William Shatner viajó al espacio a los 90 años, convirtiéndose en la persona de mayor edad en hacerlo. Ese mismo año, Hayley Arceneaux, asistente médica y sobreviviente de cáncer de huesos, voló con una prótesis de pierna, un caso sin precedentes en la historia de la exploración espacial.
Anna Menon, ingeniera y esposa de Anil, también enfrentó una decisión trascendental cuando se le ofreció participar en Polaris Dawn, un vuelo privado operado por SpaceX. Esta misión, lanzada el 10 de septiembre de 2024, alcanzó una órbita elíptica a unos 1.400 kilómetros de la Tierra y aterrizó en el Golfo de México tras casi cinco días.
Anna Menon y su compañera Sarah Gillis se convirtieron en las mujeres que más lejos viajaron de la Tierra, mientras que Peggy Whitson mantiene el récord de más días acumulados en el espacio, con 675.
Límites aceptables del riesgo
Estos ejemplos ilustran cómo la industria espacial se enfrenta a dilemas éticos y médicos inéditos. Menon planteó una cuestión central: “Ahora nos preguntamos: ‘¿Cuál es el límite en el que ir al espacio se vuelve tan peligroso para la vida, con una probabilidad tan alta de riesgo, que no sería razonable hacerlo?’”.
El astronauta sugirió que, en el futuro, las personas informadas y conscientes de los riesgos podrían tener la opción de asumir niveles de peligro mayores, siempre que lo hagan de manera voluntaria y con pleno conocimiento de las posibles consecuencias.
El debate sobre los límites aceptables del riesgo en la exploración espacial sigue abierto. Como concluyó Menon en su conversación con The Harvard Gazette, la conquista de nuevos horizontes siempre implicará incertidumbre, y la humanidad deberá decidir hasta dónde está dispuesta a llegar en su búsqueda de lo desconocido.