Un informe filtrado reveló que Rusia entrena fuerzas chinas para operaciones en el extranjero


Un pacto sellado en 2023 incluye capacitación de tropas chinas en territorio ruso y chino, transferencia de tecnología y suministro de vehículos blindados, elevando la capacidad ofensiva del régimen de Beijing.

Los jefes del régimen chino

Los jefes del régimen chino y ruso, Xi Jinping y Vladimir Putin durante su último encuentro en Beijing el pasado 2 de septiembre (Reuters)

 



Fuente: infobae.com

El acuerdo militar entre los regímenes de Rusia y China para fortalecer las capacidades aerotransportadas del Ejército Popular de Liberación ha quedado al descubierto tras la filtración de cerca de 800 páginas de contratos y materiales, verificados por el think tank británico Royal United Services Institute (RUSI).

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Este pacto, sellado en 2023, contempla la venta de vehículos blindados, cañones antitanque y transportes de personal aerotransportados, así como la transferencia de tecnología y la formación de un batallón chino de paracaidistas por parte de instructores rusos.

La documentación filtrada por el grupo hacktivista Black Moon y revisada por RUSI revela que los vehículos blindados suministrados a China estarán equipados con sistemas de comunicaciones y control de mando chinos, mientras que la instrucción de las tropas se desarrollará tanto en territorio ruso como en campos de entrenamiento en China.

Según el análisis de los expertos de RUSI, Oleksandr V Danylyuk y Jack Watling, el mayor valor estratégico para Beijing reside en la capacitación de sus fuerzas aerotransportadas, ya que “Rusia está equipando y entrenando a grupos de fuerzas especiales chinas para penetrar en territorio de otros países sin ser detectados, ofreciendo opciones ofensivas contra Taiwán, Filipinas y otros Estados insulares de la región”, escribieron ambos especialistas en su informe sobre el acuerdo.

El refuerzo de las capacidades de maniobra aérea representa un área en la que Moscú aún mantiene ventaja sobre el Ejército Popular de Liberación, y su mejora podría facilitar, según los expertos de RUSI, el objetivo chino de tomar el control de Taiwán, isla autogobernada de 23 millones de habitantes que Beijing reclama como parte de su territorio. En caso de una ofensiva, una operación aerotransportada permitiría a China desplegar rápidamente tropas y equipos clave en la isla durante las fases iniciales, aunque la conquista y ocupación requerirían una compleja invasión anfibia.

El acuerdo también prevé la transferencia de tecnologías que permitirán a China fabricar armamento similar al adquirido, según la revisión de RUSI. El entrenamiento, de acuerdo con los documentos, se dividiría entre Rusia y China, donde instructores rusos prepararían a los paracaidistas chinos en aterrizaje, control de fuego y maniobras.

La cooperación militar entre Rusia y China ha experimentado un notable fortalecimiento en la última década, en paralelo al acercamiento personal entre Vladimir Putin y Xi Jinping. Ambos líderes, junto a Kim Jong Un, participaron recientemente en un desfile militar en China, en una muestra de unidad frente a Estados Unidos y sus aliados.

Según declaraciones de Putin recogidas por CNN, la relación bilateral se encuentra en un “nivel sin precedentes de cercanía”, mientras ambos países avanzan en proyectos estratégicos como el gasoducto que conectará Rusia y China a través de Mongolia, una iniciativa que cobra relevancia tras el giro de Moscú hacia el mercado chino tras la invasión a gran escala de Ucrania en 2022.

El incremento de la cooperación se refleja también en el número de ejercicios militares conjuntos: en 2024, China y Rusia realizaron 14 maniobras compartidas, la cifra más alta desde el inicio de estas actividades en 2003, según el Center for Strategic and International Studies. Entre ellas destacan patrullas navales alrededor de Japón, operaciones aéreas y marítimas cerca de Alaska y, en agosto, la primera patrulla submarina conjunta en el Pacífico, según medios estatales.

La región del mar de China Meridional sigue siendo un foco de tensión, especialmente con Filipinas, país con el que China mantiene disputas territoriales y cuyos buques han protagonizado frecuentes incidentes con embarcaciones chinas, en un contexto de creciente asertividad de Beijing en sus reclamaciones.