Video: Dos pilotos paraguayos fueron secuestrados en pleno vuelo para viaje clandestino a Bolivia


“Yo sabía que el hecho de ir a Bolivia era un viaje sin retorno”, declaró Edgar Noceda, uno de los pilotos que fue amenazado por hombres armados para realizar el viaje.

Fuente: Unitel 



Lo que parecía uno de los tantos vuelos realizados se convirtió en una experiencia que pudo costarle la vida a José Augusto Pérez y Edgar Noceda, dos experimentados pilotos paraguayos. Uno de ellos relató su experiencia y admitió que prefería chocar su avión para no llegar a Bolivia, pues cree que era un viaje sin retorno.

Todo comenzó la mañana del 12 de julio cuando ambos pilotos subieron a su avión para transportar una caja fuerte. Nada parecía fuera de lo normal, pues incluso el servicio había sido pagado por adelantado, señala un reporte de Telefuturo de Paraguay.

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La misión parecía sencilla: viajar hasta la colonia Nueva Esperanza, ubicado en el departamento paraguayo de Canindeyú, para entregar la carga y regresar; sin embargo, todo era una trampa preparada milimétricamente por un grupo criminal.

Cuando Noceda y su copiloto descendieron de la avioneta, se encontraron con cuatro personas que bajaron de un vehículo y los obligaron a regresar a la aeronave. Ahí fue cuando cambió totalmente el panorama.

“Una vez que estuvimos en el aire me pasan unas coordenadas para dirigirme a ese punto que resultó ser en la República de Bolivia”, contó Noceda.

Ahí fue cuando ambos pilotos se dieron cuenta que lo de la caja fuerte solo fue un señuelo, los delincuentes tomaron el control del vuelo.

VIAJE SIN RETORNO

Amenazados por delincuentes armados, los pilotos emprendieron viaje a las coordenadas; sin embargo, Noceda cree que si llegaba a Bolivia, no iba a regresar.

“El hecho de ir a Bolivia era un viaje sin retorno, ya no íbamos a volver de ahí, ellos no nos iban a permitir volver con vida”, explicó.

El piloto trató por todos los medios de no cumplir con la orden, pero las amenazas de muerte eran constantes. Afortunadamente, la computadora del vuelo comenzó a indicar alto consumo de combustible debido al ascenso que fue realizado con potencia.

MANIOBRA PARA SOBREVIVIR

Uno de los secuestradores también era piloto y controlaba cada movimiento que realizaban los secuestrados, por lo que Noceda no podía emitir la señal de emergencia; sin embargo, su transponder (dispositivo que emite señales de radio) estaba encendido, así que comenzó a realizar movimientos prohibidos para alertar a los controladores aéreos.

”En un momento dado fui captado tanto por el radar de Ciudad del Este, de Concepción y de Asunción, tres radares captaron el desplazamiento que estaba teniendo. Estaba volando a una altitud insegura, sin comunicación, sin autorización y violando tres aerovías que son espacios aéreos controlados”, explicó.

Lo hizo a propósito, esperando que lo detectaran y enviaran aviones de la Fuerza Aérea; sin embargo, los controladores aéreos no observaron nada extraño.

ATERRIZAJE FORZOSO

Convencido de que no lo lograría, Noceda tomó una decisión desesperada. “Si era necesario estrellar el avión o accidentarnos por el camino, lo iba a hacer, pero a Bolivia no iba a llegar”, confesó.

Su razonamiento era claro: “El hecho de ir a Bolivia iba a ser de que nunca hubiesen recuperado mi cuerpo. Por lo menos aquí van a tener un cuerpo a que velar y a quién llorarle”.

Después de casi una hora y media de secuestro, recibieron la orden de aterrizar en una estancia del municipio de Kó, departamento de Paraguarí. No había pista de aterrizaje, solo un camino vecinal en mal estado.

Noceda realizó un vuelo rasante sobre el casco de la estancia para alertar a los habitantes. “Comencé a sobrevolar sobre esa estancia para llamarle la atención a la gente que estaba ahí, hasta que me amenazaron de que si no aterrizaba me mataban”, contó.

LLEGA AYUDA

El ruido del aterrizaje alertó a los vecinos y una patrulla policial llegó al lugar. Los delincuentes huyeron al monte y Noceda logró desatarse para correr hacia los policías.

Sin embargo, la Policía llegó después de tres horas aproximadamente y la Fiscalía recién en horas de la noche.

Paradójicamente, el fiscal de la causa ordenó la detención de ambos pilotos como sospechosos.