Guido Añez Moscoso
Era el 10 de octubre de 1982, me encontraba en el Paraguay cursando mi último año de Derecho, salí exiliado después de estar preso en las temibles celdas del Departamento de Orden Político (DOP) por la dictadura de García Mesa. Escuché todo el acto en una radio que tenía, no había transmisión en vivo de canales internacionales, la imagen todavía no se había impuesto en las comunicaciones de masas, así que una pequeña radio de onda corta que captaba Panamericana de La Paz, era el medio de información.
Vivíamos un periodo de mucha esperanza, antecedía a ese proceso político una sucesión de gobiernos no democráticos, la política se decidía en los cuarteles militares, habíamos tenido dos elecciones fraudulentas que fueron anuladas por la presión del pueblo en las calles, la narcodictadura había asesinado a mis compañeros en la calle Harrington y habían muerto otros cientos de bolivianos en las calles en la resistencia y en la lucha por recuperar la democracia, la libertad y la justicia, los exiliados empezaban a volver, los presos políticos a ser liberados, las persecuciones cesaban y el pueblo se aprestaba a celebrar.
No sé, pero ahora tengo la misma sensación que tuve esa tarde-noche en mi cuarto-garaje en la calurosa y acogedora ciudad de Asunción del Paraguay, esta vez después de 20 años de un gobierno totalitario como el MAS, de un país destrozado por el ejercicio degenerado del poder, de un país que ha dejado de ser el centro energético del continente producto de las pésimas políticas económicas implementadas por el masismo, un país donde pensar diferente se convertía en delito, donde los opositores o terminaban en la cárcel, exiliados o haciendo acuerdos con el MAS, para ser candidatos sin disputarles el poder, ese aire del fin de un ciclo es el que respiro hoy 43 años después.
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Y es que el 19 de octubre se realizarán las elecciones en las que después de 25 años no estará un candidato del MAS en la papeleta, que aunque hay una campaña interesada en no dejarlo morir por conveniencia coyuntural, la gente después de muchos años votará en libertad, habrá alternabilidad de poder, el fantasma del fraude se ha alejado la decisión soberana del pueblo será plena, y ojalá que el próximo gobierno y sobre todo el próximo congreso acabe con los resabios de la dictadura, que podamos volver todos los exiliados, que se liberen a todos los presos políticos, que se le devuelvan todos sus derechos a los condenados en juicios políticos instaurados durante los 20 años del MAS.
Necesitamos que vuelva la esperanza en días mejores, que la gente se quiera quedar en Bolivia, que los jóvenes no piensen en emigrar, que los empresarios estén seguro de sus inversiones, que los productores puedan vender sus productos sin ninguna restricción, que los ahorristas en dólares recuperen sus depósitos en dólares, que estar en la función pública sea un privilegio, que sea un gobierno de los mejores, que se acabe el racismo, el regionalismo, la discriminación y podamos vivir en paz, que nos respetemos entre distintas regiones y cultura, que nuestra fuerza sea la diversidad.
Nunca es tarde para soñar con un país mejor y para todos.
VIVA BOLIVIA LIBRE!!!!!!