Escasez de divisas, racionamiento de combustibles y proyectos industriales inconclusos marcan el cierre de gestión del presidente.
El presidente boliviano Luis Arce da una conferencia de prensa en el palacio presidencial en La Paz, Bolivia, el jueves 21 de agosto de 2025. (AP Foto/Juan Karita)
(Con información de EFE)
Fuente: infobae.com
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A un mes de que el presidente Luis Arce entregue el mando, Bolivia atraviesa una de las crisis económicas más delicadas de las últimas décadas. La escasez de dólares ha tensionado las importaciones y puesto en jaque la compra subvencionada de combustibles, mientras que la promesa estrella de su gestión —la industrialización— exhibe resultados insuficientes y proyectos estancados.
El economista Alberto Bonadona fue categórico al señalar que Arce “ha llevado a Bolivia a las puertas del averno y nos está dejando ahí”. Según explicó a EFE, el déficit de divisas y la falta de combustibles no se resolverán antes de la segunda vuelta electoral.
Uno de los principales errores, añadió, es la ausencia de inversión “oportuna” en exploración de gas natural, fuente central de divisas para el país durante más de una década. Esta falta de previsión viene heredada de los gobiernos de Evo Morales, de quien Arce fue ministro de Economía y aliado cercano.
El panorama se complicó aún más esta semana cuando Armin Dorgathen, presidente de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), reconoció que el país solo podrá abastecer entre un 70% y 80% de la demanda de combustibles debido a la carencia de dólares para importar diésel y gasolina.
ARCHIVO – El expresidente de Bolivia, Evo Morales, junto a el entonces candidato presidencial del partido, Luis Arce, en Buenos Aires, Argentina, el 17 de febrero de 2020. (AP Foto/Natacha Pisarenko, Archivo)
Litio y proyectos inconclusos
La apuesta del Ejecutivo por industrializar el litio mediante la tecnología de extracción directa (EDL) también está en suspenso. Los contratos firmados con consorcios de China y Rusia permanecen paralizados en el Legislativo, frenados por disputas internas en el Movimiento al Socialismo (MAS) y cuestionamientos a su contenido.
A ello se suma la llamada “sustitución de importaciones”, una política que promovió fábricas y proyectos industriales en distintas regiones. Bonadona advierte que estas iniciativas funcionaron más como herramientas de prebenda política que como motores de desarrollo real.
Los grandes proyectos —como la explotación de hierro, la producción de urea o la industrialización de azúcar en La Paz— avanzan de forma parcial y sin cumplir expectativas.
“La gestión por resultados es desastrosa. Arce y el periodo del MAS (Movimiento al Socialismo), del que él es parte indisociable desde 2006, dejan un país prácticamente en quiebra y desfalcado”, sentenció el politólogo Franklin Pareja.
El futuro inmediato del país estará en manos del ganador de la segunda vuelta del 19 de octubre, en la que se enfrentarán el centrista Rodrigo Paz y el expresidente Jorge “Tuto” Quiroga. Para Pareja, uno de los retos más urgentes será garantizar transparencia en la entrega de información durante la transición gubernamental.
Manifestantes gritan proclamas contra el gobierno en protesta por los contratos firmados para la explotación de litio con un consorcio chino y una empresa rusa, en La Paz, Bolivia, el jueves 13 de febrero de 2025. (AP Foto/Juan Karita)
La defensa oficial
Desde el oficialismo, el ministro de Economía, Marcelo Montenegro, rechaza el diagnóstico de crisis terminal. “Hay estabilidad en varios sectores de la economía, no es como se quiere hacer creer que se está entregando la peor situación económica, no es cierto”, afirmó al presentar un balance de gestión.
El funcionario recordó que el Gobierno de Arce tuvo que enfrentar choques externos como la pandemia, la guerra en Ucrania y las tensiones comerciales con Estados Unidos durante la gestión de Donald Trump.
Pese a ello, insistió, la economía boliviana logró crecer de manera sostenida hasta 2022, año en que estallaron conflictos internos que derivaron en bloqueos de caminos, paralización del Legislativo y una huelga de 36 días en Santa Cruz. Según sus cálculos, estas medidas de los partidarios de Morales ocasionaron pérdidas de más de 5.000 millones de dólares, a lo que se suman 1.600 millones de dólares en créditos internacionales frenados en el Parlamento.
Montenegro reconoció la caída en la producción de gas natural —de 22.188 millones de metros cúbicos en 2014 a 11.896 en 2024—, pero subrayó que Bolivia ha cumplido con el pago de su deuda externa, que equivale al 23,1 % del PIB.