Advierten que el consenso electoral por la biotecnología deja fuera a quienes realmente alimentan al país


 

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Foto ilustrativa.

 

 



El sociólogo, cocinero e investigador paceño Julio Canedo advirtió que las elecciones nacionales de este año están marcadas por un consenso político que excluye a la agricultura familiar y beneficia al agronegocio, al presentarse la “biotecnología” como una solución a la crisis. Canedo señaló que detrás de ese discurso “tecnológico” se esconde la continuidad de un modelo extractivista que amenaza la soberanía alimentaria y los derechos territoriales de los pueblos indígenas.

Según el investigador, un repaso de las propuestas electorales muestra que todos los partidos hablan de biotecnología, pero ninguno menciona a los pequeños productores que realmente sostienen la alimentación del país. “La palabra biotecnología se ha vuelto un eufemismo de ‘transgénicos’. Se usa porque suena bien, porque es una palabra agradable al oído, pero en realidad oculta los riesgos que implica la expansión del agronegocio”, subrayó en el programa “El Hueco en el Muro” de Wayna Tambo.

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Canedo explicó que los medios de comunicación, el Estado y los partidos han adoptado ese lenguaje para suavizar los términos del debate público y legitimar un modelo que concentra la tierra y destruye los sistemas tradicionales de producción. “Cuando dicen biotecnología, están diciendo transgénicos. Lo disfrazan para hacerlo aceptable”, afirmó.

El sociólogo recordó que tanto la derecha como el centro político comparten la misma visión productivista, en referencias a los dos candidatos que definirán la presidencia en segunda vuelta.

“Tuto Quiroga, de la Alianza Libre, tiene acuerdos con la agroindustria cruceña y defiende abiertamente los cultivos transgénicos. Rodrigo Paz, del Partido Demócrata Cristiano, también plantea apoyo a la agroindustria bajo el discurso del desarrollo. Ambos representan la continuidad del Estado que, desde Hugo Banzer, expresidente, hasta Luis Arce, ha beneficiado siempre a los mismos sectores de poder”, observó.

En su análisis, Canedo diferenció entre la biotecnología ancestral —desarrollada por los pueblos andinos y amazónicos para domesticar y mejorar alimentos como la papa o la quinua— y la biotecnología corporativa moderna, cuyo objetivo principal es la rentabilidad. “Antes se trataba de una crianza mutua, de respeto por la vida. Ahora es la cosificación del alimento, la conversión de la vida en mercancía”, explicó.

El investigador cuestionó además la idea de que la tecnología resuelve el hambre. “Se repite el mito de que más tecnología equivale a menos hambre, pero las cifras muestran lo contrario. El hambre crece porque el problema no es técnico, sino político y económico. El alimento se produce para el negocio, no para la gente”, apuntó.

Canedo también alertó sobre una amenaza concreta: la intención de modificar las Tierras Comunitarias de Origen (TCO) para individualizarlas. “Esa propuesta está presente en los programas de los principales candidatos y es altísimamente peligrosa. Cuando se individualiza la tierra, se pierden la identidad cultural, la seguridad y la soberanía alimentaria. Es abrir la puerta a la expansión del agronegocio”, denunció.

Según el sociólogo, la estrategia de individualización de tierras funciona como una trampa. “El Estado ofrece títulos individuales y créditos para que los comunarios se vuelvan empresarios. Pero luego se endeudan, no pueden pagar y terminan vendiendo sus parcelas al agroindustrial vecino. Así, la tierra pasa de las comunidades al capital”, advirtió.

Frente a este escenario, Canedo llamó a organizar una resistencia ciudadana. Dijo que va a ser necesario que la gente salga a las calles, porque la defensa de las TCO no es solo un tema indígena, es un tema de todos. “Son territorios de identidad, de cultura y de alimento. Si los perdemos, perdemos mucho más que tierra”, expresó.

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Fuente: ANF