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La puesta en marcha del debate institucional a cargo por el Tribunal Supremo Electoral (TSE), sin lugar a dudas que nadie lo refuta, debido a que casi veinte años gobernados por el Movimiento Al Socialismo (MAS) estuvo ausente sin que la gente pueda informarse de manera correcta sobre los candidatos en las elecciones electorales nacionales o subnacionales que hubo durante ese tiempo.
Cuando estamos a punto de cumplir 43 años de vida democrática en el país, el cual se celebra cada 10 de octubre, sin duda que eso fortalece a la destruida democracia que tenemos hoy y que requiere sin lugar a dudas darle un espaldarazo para restituir la institucionalidad democrática en el país.
¿Valió la pena hacer el debate vicepresidencial? Por supuesto que no. Porque los actores políticos que intervinieron, como fueron Edman Lara por el Partido Demócrata Cristiano (PDC) y Juan Pablo Velasco por Alianza Libre, no estuvieron a la altura de dicho debate que se sobreentiende es para personas sumamente preparadas en lo académico y político. Fue como pedir que un gato siamés ruga como un leopardo.
Nada importante se sacó de ese debate. Porque los candidatos vicepresidenciales no tuvieron las respuestas adecuadas a los problemas actuales que vive el país en lo económico y político principalmente. Demostraron que no están a la altura para ocupar el cargo de vicepresidente, algo que debe llamar profundamente a la reflexión. La vicepresidencia está yendo de Guatemala a Guatepeor; de un inoperante David Choquehuanca a un mediocre Edman Lara o Juan Pablo Velasco.
Sin quitarle el mérito al TSE de organizar estos debates democráticos y del trabajo realizado en la primera vuelta que no da lugar a la discusión, en la metodología se equivocó porque un debate ideal es que los moderadores pregunten y contra pregunten a los candidatos. Que entre ellos se hagan interrogantes le quitó el brillo que debía tener el mismo. Todo el debate vicepresidencial se convirtió en una discusión sin calidad y sin aporte para que la ciudadanía tome decisiones al momento de emitir su voto.
Sin lugar a dudas que el TSE para el venidero debate presidencial, debe cambiar el modo de hacerlo, lo correcto es que no haya preguntas entre candidatos porque el sentido del mismo se desviará y los más que seguro es que llegaran a las acusaciones y contra acusaciones sobre el pasado. Lo que la población quiere es escuchar propuestas de solución a corto plazo sobre la crisis económica, principalmente como también en el aspecto político. ¡Basta a los insultos!
Para eso están los moderadores-periodistas, justamente para que hagan preguntas punzantes e incisivas a los candidatos. Esa será la mejor forma que el electorado se informe y de esa manera vaya a emitir su voto este cercano 19 de octubre. El TSE tiene la gran oportunidad de reivindicarse en el debate presidencial porque el primero fue improductivo para las expectativas ciudadanas.
Cabe recordar que, el debate es una confrontación de ideas entre candidatos, quienes además plantean sus propuestas acerca de uno o varios temas¸ en la que cada uno expone sus ideas y defiende sus opiniones e intereses.
El debate competitivo puede adoptar la forma de una competición formal, disciplinada y regida por reglas, que se desarrolla dentro de un marco establecido. Un debate puede estar compuesto por participantes individuales o equipos de varios participantes.
Así que vocales del TSE a tomar en cuenta todas las observaciones hechas por la sociedad civil para que el debate presidencial realmente sea de lujo e importante para un voto informado. No hacerlo, sería enviar al tacho de basura todo lo que hasta aquí lo hicieron de manera loable.