Si vale mi experiencia en complicaciones de salud, les comento lo que viví por la intensa y estresante labor periodística.
A mis 29 años mi hermana Velia, que es doctora, mientras realizaba una cobertura periodística en Camiri, ella descubrió que yo tenía presión arterial y fallas en el corazón e inmediatamente me hizo los análisis y la medicación correspondiente. Precisamente para evitar un problema extremo en mi salud me obligó a que tomara dos medicamentos de forma diaria: Lozartán y Propanolol, que son mis controladores.
Luego Lozartán lo cambié por Valaxam, porque el primero ya no me hacía efecto. Desde hace más de 30 años vivo con ambos remedios y sin duda, fueron vitales para que no me venga un derrame cerebral, una embolia, un ataque cardíaco u otros golpes a la salud. Me hice dependiente de ambos, y el día que no tomo uno de ellos me descompenso.
La presión arterial que sufren la mayoría de los trabajadores de la prensa es por el estrés, la intensidad de los hechos y las coberturas, las puteadas del jefe, el afán de tener la primicia, de llegar primero, de estar pendientes en el celular, lo que lleva a olvidarnos de la salud, así como lo hice en su momento, pero que tuve que equilibrar con no dejar de tomar Valaxam y Propanolol, ahora imprescindibles para mi vida y mi futuro. Además que están recontracaros.
=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas
En los últimos tiempos varios periodistas han muerto por efecto de una enfermedad, que quizás no la supieron a detectar a tiempo o porque se descuidaron en su tratamiento. Varios también están en cama o recibiendo fuertes tratamientos por una grave dolencia.
Queridos colegas periodistas en nuestro ajetreo diario dejamos nuestras vidas y salud para el último y nos dedicamos a plenitud a este lindo y noble oficio del periodismo, que con seguridad ustedes lo vienen haciendo con altura y esfuerzos. Pero no todo es trabajo y trabajo.
Entre las ventajas de los que no estamos activos en el ejercicio periodístico están: que no nos envuelve la vorágine de la actualidad, la velocidad de la cobertura, el apuro por la primicia, el gozo de una patadita, la adrenalina que corre por las venas del reportero, el de esclavizarnos con las noticias, es que podemos observar con calma y leer en su integridad lo que está pasando el día a día, que precisamente nos permite lanzar algunas provocaciones y reflexiones, como esta carta abierta que les hago llegar con respeto y cariño, en la perspectiva de pedirles que cuiden su salud, que actúen a los síntomas de un dolor de cabeza, migrañas, tos, dolores musculares, diarreas permanentes, etc.
Sin duda, que toda muerte de un colega periodista nos duele demasiado, es un golpe bien fuerte y nos debe mover a la reflexión para evitar ser atrapados por una grave enfermedad, que nos puede llevar al cementerio, al hospital o en su caso, a hacer kermeses, rifas solidarias para recaudar fondos porque no hay recursos que aguente para afrontar los caros medicamentos, tratamientos, hospitalización, terapias y otros elementos que son parte.
Empecé comentando mi experiencia personal en el ámbito de la salud, precisamente para recordarnos que todos somos mortales, que no somos dioses ni invencibles y que las enfermedades están rondando en cada ser humano, mucho más si no tenemos los mecanismos de alertas. Peor aún ni no cuentas con un seguro de salud, que últimamente los medios no quieren hacerse cargo de ello.
Por ello, mi estimado compañero y amigo, tu salud es muy importante, demasiado que muchas veces te crees el poderoso y que nunca te enfermerás, no es así, debes tener la capacidad y el mando para decirle No algunas veces a tu empleador cuando te sientas mal o ante alguna señal irregular de tu cuerpo y tu mente, necesitas ir de forma urgente a tu médico. Al fin, si te enfermas o mueres, dirán que buen tipo era, qué excelente trabajador y se harán los opas para no correr con los gastos médicos y funerarios.
Un abrazo de solidaridad para la familia de Carlitos Peña, periodista que falleció aquejado por algunas enfermedades, con quien compartimos jornadas periodísticas, días de lucha sindical y de mucha amistad.
No siempre vas a sacrificar tu vida por una primicia, sino que tu vida misma es una primicia y lo más grande que tenés. Cuídala, protégela, ámala.
Abrazos totales,
Hernán Cabrera M.