En medio de las controversias, el secretario de Policía Militar, Marcelo Menezes, y el secretario de Policía Civil, Felipe Curi, dieron detalles de la dramática operación en las favelas cariocas.
Por Constanza Almirón
Fuente: Infobae
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El megaoperación policial de dimensiones inéditas y consecuencias sangrientas que tuvo lugar ayer en la zona norte de Río de Janeiro, en los complejos del Alemão y Penha, dejó al menos 132 muertos, de los cuales 115 eran presuntos miembros del Comando Vermelho, considerada la organización criminal más poderosa de la ciudad, y cuatro policías. Ahora, varias horas más tarde, comienzan a conocerse más datos de operativo, que las autoridades calificaron como el mayor golpe en la historia del grupo delictivo.
El secretario de Policía Militar, Marcelo Menezes, en declaraciones a O’Globo dio detalles hasta ahora desconocidos: La intervención contó con el despliegue de 2.500 uniformados y fue el resultado de 60 días de planificación .
Según declaró, el Batalhão de Operações Especiais (Bope) estableció un “muro impenetrable” en la zona de bosque que rodea las favelas, tradicionalmente utilizada como ruta de escape por los criminales. Mientras tanto, otros batallones avanzaron desde diferentes accesos, empujando a los sospechosos hacia áreas deshabitadas.

Menezes afirmó que quienes optaron por entregarse fueron arrestados y que la mayoría de los enfrentamientos se produjo en la vegetación densa, lejos de las viviendas. “La mayor parte del enfrentamiento ocurrió en la zona de bosque, donde nuestras tropas estaban posicionadas, y fue una elección de los delincuentes”, afirmó Menezes.
El operativo, que también contó con la participación de agentes del Grupo de Actuación Especial de Combate al Crimen Organizado (Gaeco), tenía como objetivo principal ejecutar órdenes de detención contra integrantes del Comando Vermelho. Las autoridades subrayaron que la táctica de desplazar el conflicto al bosque respondió a la necesidad de proteger a los habitantes de la comunidad. Hoy, esos civiles fueron quienes rescataron más de 60 cadáveres entre la mata.

El secretario de Seguridad Pública, Victor Santos, sostuvo en declaraciones a Estadao que la alta letalidad era un desenlace previsible, aunque no deseado, y que la decisión de no utilizar aeronaves buscó evitar exponer a los agentes en terreno hostil.
Santos insistió en que, salvo los policías muertos, todas las víctimas mortales eran criminales, argumentando que la presencia de personas inocentes en la zona de bosque durante el horario del operativo era improbable. “No se puede identificar a un inocente con ropa camuflada o chaleco balístico”, ironizó.
El secretario de Policía Civil, Felipe Curi, reforzó la postura oficial al exhibir imágenes captadas por las cámaras corporales de los agentes heridos durante los enfrentamientos. Curi calificó la operación como “el mayor golpe que el Comando Vermelho ha recibido desde su fundación en la década de 1970” y destacó la magnitud de la pérdida de armas, drogas y líderes para la organización.

Además, criticó la postura del gobierno federal, aludiendo a recientes declaraciones del presidente Luiz Inácio Lula da Silva sobre la condición de víctima de los traficantes, así como a la polémica generada por una publicación del rapero Oruam, hijo de Marcinho VP, quien afirmó que “si se quita el fusil de la mano, existe un ser humano”. “Hoy en día todo el mundo es víctima. El traficante pasó a ser víctima del usuario. Y el policía está siendo tratado como villano, cuando el policía es el héroe”, acusó Curi.
Las autoridades también rechazaron la posibilidad de recurrir a la Força Nacional en este tipo de intervenciones, argumentando que no cuenta con la especialización necesaria y que, en ocasiones anteriores, debió ser rescatada al intentar ingresar en comunidades conflictivas. Curi defendió que, en áreas dominadas por el crimen, un mayor trabajo de inteligencia conlleva necesariamente más enfrentamientos armados.
