Es verdad que los bolivianos somos unos desmadrados para la política, por incultos y bellacos. Y que nadie salga diciendo que es una profanación y una falta de respeto que yo diga semejante cosa de la Patria (con mayúscula), porque, entre los desmadrados, me encuentro yo también. No me niego que formo parte del desmadre, desde el momento en que comento las desmadradas en la prensa, y no dejo de leerlas en los periódicos ni de verlas y oírlas en la televisión.
¿Cómo se puede calificar lo que está sucediendo en estos días preelectorales? ¿No es un libertinaje absoluto? ¿Quién está con quién? ¿Quién contra quién? Tuto está con el joven empresario JP Velasco de compañero de fórmula y jefaturiza la corriente LIBRES, que es el “tutismo”. Y tiene aliados que ahora se dicen derechistas sin arrugarse y que los conozco como zurdos rematados desde hace años. Bueno, empecemos por el FRI cuya sigla ya no significa nada y que está en alquiler desde hace ñaupas. Es que, pasada la maloliente orgía masista, que se declaraba izquierdista, nadie quiere ser zurdo en Bolivia. Además, que la palabra “zurderío”, que siempre me gustó utilizar, la ha puesto de moda Milei y ha causado furor.
¿Y nuestro amigo Rodrigo Paz? Está sumando a los oportunistas que se le han juntado luego de que ganó imprevistamente en la primera vuelta. Lleva como compañero a la Vice a un loquito de mirada luciferina que habla de todo con la insolencia de quien ya está en el poder. Se asemeja al paco que se acerca para olerte y sacarte plata. Su popularidad viene de cuando lo quisieron estrangular y armó tal berrinche que apareció en todos los medios. Por algo sería el propósito del estrangulamiento. Es tan peligroso que, cuando anuncia debatir, entra en coma el país. Para colmo, Evo Morales es su más fiel simpatizante y ha anunciado que le ha dado su voto y seguramente que lo repetirá. Eso es suficiente para huir de él.
Rodrigo, la sorpresa política del Bicentenario, se ha chantado la sotana de la Democracia Cristiana, que, como el FRI, buscan un solcito que caliente, como ambos lo hicieron con el banzerismo. Ya tiene la promesa de los votos de Doria Medina, aunque no todos harán caso. Tiene el anunciado e insólito apoyo de Camacho, al que tampoco le obedecerán los cruceños que saben del riesgo. Y ha resultado el refugio del masismo en sus diversas versiones, masismo que se resiste a desaparecer pese a haber recibido barriles de insecticida, que acabarían, de un envión, con el dengue, la chikunguña y el zika juntos.
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En Santa Cruz estamos todos contra todos: Demócratas, Creemos, UCS, MAS, UN, SUMATE, MNR, ADN, un montón de plataformas, Gobernación, Municipio, se pelean a mordiscos como canes detrás de una perrita en celo. Es el desmadre acabado. Los que eran aliados hasta hace seis meses están en tiendas distintas, sacándose la mugre y traicionándose.
Viejos líderes, desaparecidos durante años, reaparecen cachondos en la tele, para recordar antiguos tiempos y sumarse al desmadre que provoca esta segunda vuelta, donde, lo único que deseamos, es que no se prolongue la vida política de Evo Morales, de ninguna manera. Para eso, para que el Morales y el MAS queden enterrados, yo votaría hasta por el diablo.