El FMI proyecta que la deuda pública mundial alcanzará niveles históricos en 2029. En América Latina, países como Brasil, Argentina y Uruguay figuran entre los más comprometidos, según las estimaciones del organismo.
Bloomberg Línea — El Fondo Monetario Internacional advirtió que el mundo se aproxima a un nuevo máximo histórico de endeudamiento. Según su Monitor Fiscal, revelado esta semana, “la deuda pública global se proyecta por encima del 100% del PIB en 2029”, lo que marcaría el nivel más alto desde 1948.
El informe atribuye esta trayectoria ascendente a desequilibrios fiscales persistentes y al endurecimiento de las condiciones financieras. Añade que el aumento previsto es “más alto y más pronunciado que la proyectada antes de la pandemia”, y que, en un escenario de riesgo, la deuda alcanzaría el 123% en 2029.
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Para el FMI, esta dinámica no es sólo una cuestión de volumen, sino también de costos. La combinación entre deuda elevada, tasas de interés más altas y presiones estructurales sobre el gasto plantea riesgos serios para la estabilidad fiscal y financiera global. En sus palabras, “el aumento de los costos del servicio de deuda ya está presionando los presupuestos”.
El documento destaca que las condiciones que permitieron sostener la deuda en la última década han cambiado drásticamente. “Los años entre la crisis financiera global y la pandemia estuvieron marcados por condiciones inusualmente fáciles para sostener la deuda”, sostiene el organismo.
Ese período permitió expandir el endeudamiento sin que aumentaran significativamente las cargas presupuestarias, gracias a tasas de interés históricamente bajas. Hoy, en cambio, “las tasas de interés han aumentado considerablemente en los mercados globales, y su trayectoria futura es altamente incierta”.
Países más endeudados de América Latina
Aunque el informe dedica su análisis central a grandes economías avanzadas y a bloques como el G20, América Latina aparece referenciada dentro de las categorías de mercados emergentes y países de ingreso medio. Estas economías enfrentan condiciones más restrictivas que sus pares avanzados, a pesar de que sus niveles de deuda suelen ser más bajos.
Los cálculos del FMI indican que América Latina cerrará el año con una deuda de 73,1% de su PIB y aumentaría hasta 73,7% hacia 2027 para volver a caer ligeramente al 72,5% en 2029.
Según las estimaciones del organismo multilateral, estos serían los niveles de deuda con los que cerrarían los países de la región en 2025:
- Argentina: 78,8%
- Brasil: 91,4%
- Chile: 42,7%
- Colombia: 60,0%
- República Dominicana: 58,9%
- Ecuador: 53%
- México: 58,9%
- Perú: 32,1%
- Uruguay: 66,6%
- Venezuela: N/R
Para 2026, los pronósticos son los siguientes
- Argentina: 73,6%
- Brasil: 95%
- Chile: 43,7%
- Colombia: 61,9%
- República Dominicana: 58,9%
- Ecuador: 51,8%
- México: 59,9%
- Perú: 33,6%
- Uruguay: 68,3%
- Venezuela: N/R
Más allá de la región, el FMI alerta que “55 países están experimentando angustia por deuda o se encuentran en alto riesgo de caer en ella, a pesar de que sus niveles de deuda a menudo están por debajo del 60% del PIB”.
El Fondo insiste en que una reestructuración oportuna es clave cuando se pierde el acceso a los mercados. “Cuando los países fallan en su deuda, una reestructuración oportuna es crítica para contener el daño”, afirma el organismo, que también señala que trabaja en el fortalecimiento de la arquitectura internacional para procesos de reestructuración, incluidos el Marco Común y la Mesa Redonda Global sobre Deuda Soberana.
En términos agregados, la proporción de países con deuda superior al 100% PIB se reducirá en los próximos años. No obstante, estos países representarán una porción creciente del PIB mundial. Entre ellos figuran Canadá, China, Francia, Italia, Japón, el Reino Unido y Estados Unidos, cuya deuda, aunque alta, es considerada de riesgo fiscal moderado debido a la profundidad de sus mercados de bonos y a su capacidad de acción política.
El FMI recomienda reorientar el gasto
Más allá del volumen de deuda, el Fondo enfatiza la importancia de mejorar la calidad del gasto público. En lugar de aumentar el presupuesto total, propone modificar su composición para apuntalar el crecimiento. “El gobierno también puede cambiar la composición del gasto público mientras mantiene el total sin variaciones”, señala el informe.
Una de las recomendaciones centrales es trasladar recursos desde el gasto corriente hacia sectores que potencien la productividad. “Reasignar 1 punto porcentual del PIB del gasto corriente hacia la inversión en capital humano conduce a un aumento de más del 3% en el PIB para 2050 en economías avanzadas y casi el doble en los mercados emergentes y economías en desarrollo”, sostiene el FMI. Esta redistribución del gasto puede tener efectos de largo plazo sobre la capacidad productiva de los países, sin aumentar su déficit.
Sin embargo, el informe reconoce que muchas economías carecen de espacio fiscal suficiente para aplicar estos cambios. “Más de 70 países en desarrollo aún tienen relaciones de impuestos a PIB por debajo de este nivel”, en referencia al umbral mínimo del 15% del PIB considerado necesario para financiar políticas de desarrollo. La mayoría de estos países son frágiles o de bajos ingresos, aunque varios latinoamericanos se acercan peligrosamente a ese rango.
Además del problema de capacidad fiscal, el FMI identifica brechas de eficiencia importantes. “Aunque ha habido algo de progreso en aumentar la eficiencia del gasto, este se ha estancado y las brechas persisten en torno al 31% en economías avanzadas, 34% en mercados emergentes y 39% en países de bajo ingreso”, afirma el documento. Esto significa que muchos gobiernos podrían obtener entre 30% y 40% más valor por el mismo nivel de gasto si aplicaran las mejores prácticas internacionales.
La rigidez del gasto público también aparece como un obstáculo para realizar estos ajustes. El informe presenta un nuevo indicador para medir esa rigidez, calculado en 151 países y señala que “el gasto en economías como China, Nueva Zelanda, el Reino Unido y los Estados Unidos es particularmente rígido”, lo que dificulta su reasignación a sectores estratégicos.
Las reformas institucionales y las revisiones periódicas del gasto aparecen como herramientas eficaces para elevar la eficiencia y reducir rigideces. En palabras del Fondo, “las revisiones bien diseñadas del gasto pueden ser herramientas efectivas para optimizar el gasto público”.
Finalmente, el informe concluye con un llamado a actuar con urgencia. “Aunque reconocemos que la ecuación fiscal es muy difícil de resolver políticamente, el momento para prepararse es ahora”, dice el informe.
La solución, plantea el FMI, no pasa exclusivamente por reducir el gasto o aumentar impuestos, sino por mejorar la calidad del gasto, fortalecer la institucionalidad fiscal y elevar la confianza ciudadana. “La mejora de las perspectivas de crecimiento y el fortalecimiento de la confianza pública en el gobierno ayudan a equilibrar la ecuación fiscal”, concluye.