Diego Ávila, opción firme para presidir el Senado de Bolivia


La gobernabilidad de Rodrigo Paz. La conformación de listas del PDC exigieron mucha negociación y el senador tarijeño pasa por ser su aliado más leal en los últimos años. El equipo de confianza de Paz es reducido y tampoco el de Lara es amplio.

 

Diego Ávila, opción firme para presidir el Senado



Diego Ávila

 

Fuente: elpais.bo / Tarija

 

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La victoria de Rodrigo Paz en las elecciones presidenciales de este domingo deja además una lista de nombres propios a seguir luego de haber sido claves en la campaña.

El principal es Diego Ávila Navajas, cerebro de la gestión municipal y leal defensor de Rodrigo Paz en los tiempos más duros de su gestión y post- gestión, y que además aceptó candidatear al Senado como primera opción del Partido Demócrata Cristiano (PDC) por Tarija sin siquiera inscribir suplente.

Ávila Navajas tiene una amplia experiencia en la gestión pública: trabajó con Mario Cossío en la Gobernación; lo hizo también con Óscar Montes en la Alcaldía de Cercado y se convirtió en el poderoso secretario ejecutivo durante la gestión de Rodrigo Paz, que siempre fue mucho más de viajar y confiar que de mirar la letra chica y el centavo. Paz delegó en Ávila prácticamente todo lo referido al día a día y Ávila respondió con una gestión pulcra en la que no hubo escándalos relacionados a la contabilidad.

Ávila Navajas, hijo de uno de los grandes historiadores bolivianos como Edgar Ávila Echazú y hermano del exalcalde de San Lorenzo, Miguel Ávila Navajas, decidió dar el salto de la retaguardia a la primera línea en un tiempo en el que se necesitan cuentas claras y capacidad de acuerdo, dos características que le son intrínsecas y que lo perfilan como muy probable presidente del Senado, a lo que suma su línea directa y de absoluta confianza con Rodrigo Paz, lo que facilitará la comunicación entre el vicepresidente y presidente nato de la Asamblea Legislativa Plurinacional, Edman Lara, y el presidente.

La Asamblea Plurinacional, que tomará posesión en las próximas jornadas, ha pasado a ser un escenario diverso y sin mayorías. De las 36 bancas del Senado, el PDC tiene 16, Libre tiene 12, Unidad, de Samuel Doria Medina,  tiene 7 y Súmate, de Manfred Reyes Villa, tiene una, y aunque los cuatro partidos tenían similitudes programáticas, los dos tercios solo serán posibles si hay acuerdo entre Libre y PDC o bien del resto de fuerzas a excepción de Libre.

El asunto es aún más complejo en Diputados, donde de las 130 bancas, el PDC tiene solo 49, Libre 39, Unidad 26, entra Alianza Popular de Andrónico Rodríguez con 9, Súmate suma 5, el Mas sumó 2 y la agrupación indígena BIA – YUQUI uno.

Para obtener los dos tercios en la Asamblea con 166 curules, que permitiera por ejemplo alguna reforma constitucional o un juicio de responsabilidades, se necesitarían 111 votos. PDC (65) y Libre (51) alcanzarían 116. Por otro lado, todo el resto de fuerzas sin Libre sumarían 115, lo que permitiría prescindir también, por ejemplo, del MAS o Bia Yuqui, pero no de Alianza Popular o Súmate

Un presidente sin núcleo duro

Gonzalo Sánchez de Lozada llegó al poder apoyado por un vasto sector aperturista del MNR, el propio Tuto Quiroga se asentó en la presidencia sucediendo a Bánzer luego de haber librado una encarnizada batalla en ADN que le dio núcleo. Evo Morales sumó de 2002 a 2005 a un férreo equipo de asesores – entre ellos Luis Arce, Carlos Villegas, Soliz Rada y otros intelectuales de izquierda – que le ayudaron después a ejercer el poder dando solidez a las ideas de campaña. El equipo de Rodrigo Paz, sin embargo, es mucho más reducido y en buena medida, vendrá “prestado” desde las filas de Samuel Doria Medina.

Paz cuenta con un pequeño grupo que le apoyó en su gestión en Tarija hasta el final: Gabriela Pacello, Fernando Trigo, Germán Hoyos, Ichazo y algunos otros exfuncionarios leales. De la vieja guardia del mirismo, donde todavía brilla su padre Jaime Paz Zamora con un olfato político al alcance de muy pocos, o un Óscar Eid con pocas ganas de dar pasos adelante, quedan pocos. Se cuentan los Liebers – Karina es la primera diputada por Tarija, pero electa con Samuel Doria Medina -, los Vaca Navajas y algunas ramas de los Paz y los Zamora, pero no muchas. También, claro, Jofré, uno de los grandes empresarios de la época del MIR que conservó negocios de recolección de residuos en ciudades clave y que volvió para “ayudar” en la segunda vuelta.

El fichaje de José Luis Lupo en la recta final de la campaña o de Gabriel Espinoza poco después de conocerse los resultados de la primera vuelta fueron las primeras señales de la recomposición de cuadros (de élite) del viejo MIR en la nueva aventura de los Paz Zamora.

Quedan todavía más de dos semanas hasta que se conformen directivas y se designe un gabinete, pero las apuestas ya han empezado.

Una gestión basada en el pacto

Más allá de la crispación de la campaña, donde se han sacado a relucir algunos asuntos personales, lo normal es que la legislatura apueste por acuerdos amplios entre las tres fuerzas: PDC, Libre y Unidad, cuyos programas no se diferenciaban especialmente, particularmente en el asunto de la economía, más allá de los volúmenes de financiación requerido y la gestión concreta del retiro de subsidios a los carburantes. Nada que no se pueda acordar en el tiempo.

Por otro lado, el PDC es el partido más cercano a los movimientos sociales, por lo que tendrá además de la responsabilidad de gobernar y buscar apoyos, ser capaz de llegar a acuerdos con los representantes populares para evitar problemas.