En su homilía dominical, el Arzobispo de Santa Cruz, Mons. René Leigue Cesari, reflexionó sobre el pasaje evangélico de los diez leprosos que fueron sanados por Jesús, destacando que solo uno de ellos volvió a dar gracias. Desde esta escena, el prelado invitó a los fieles a revisar la actitud humana frente a los dones recibidos y a no olvidar que la fe verdadera se expresa en gratitud, confianza y perseverancia.
Fuente: Campanas.iglesiasantacruz
La gratitud que revela la fe y la sanación interior
Desde una mirada crítica y pastoral, Mons. Leigue señaló que la ingratitud humana sigue siendo una herida abierta en la sociedad. “Eran diez los que quedaron sanos, pero solo uno volvió a dar gracias; y era un extranjero”, recordó.
Explicó que esta escena evangélica refleja también la manera en que las personas piden y reciben de Dios sin reconocer su acción: “Tantas cosas que le pedimos a Dios, y Él nos las da, pero no siempre como las pedimos. Dios tiene su ritmo y su manera de hacerlo, y sabe lo que necesitamos.”
El Arzobispo subrayó que la fe no se mide por los resultados inmediatos, sino por la capacidad de reconocer el bien recibido incluso en medio de la espera o la prueba.
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Las nuevas lepras: vicios, corrupción y marginación
El mensaje se tornó más social al denunciar las formas contemporáneas de marginación que laceran la convivencia. “En nuestra sociedad hay muchas otras cosas que nos marginan, o nosotros mismos nos marginamos con el vicio, el alcohol, la droga o la corrupción, que es una gran lepra”, advirtió.
Mons. Leigue recordó que la palabra puede ser también un instrumento de exclusión: “A veces marginamos a otros por lo que escuchamos en las redes sociales, sin saber si es verdad.”
Desde esta perspectiva crítica y pastoral, exhortó a no dejarse arrastrar por la indiferencia ni por el juicio fácil, pues toda persona necesita ser acompañada, no descartada.
Recuperar la solidaridad para sanar como pueblo
El Arzobispo vinculó la lepra del Evangelio con la falta de solidaridad actual: “Esta es la lepra que tenemos en la sociedad, la que nos aleja y nos margina”.
Animó a los fieles a confiar en el poder de Dios incluso en medio de los conflictos y la violencia urbana. “En las calles hay más robos, más violencia… ¿Qué hacer? Para empezar tenemos que confiar en Dios.”
Subrayó que la fe auténtica se prueba en la perseverancia: “Dios es fiel, somos nosotros los que no somos fieles. Pero Él sigue acompañándonos.”
La fe activa nace del encuentro con Jesús
Mons. Leigue recordó que solo uno de los diez sanados regresó porque “se sintió tocado por Jesús”, y esa experiencia personal lo llevó a una fe viva.
“La fe se manifiesta y se activa en el encuentro con Jesús. Si no tenemos esa experiencia, tendremos una fe tenue”, dijo.
El Arzobispo animó a los creyentes a mantener la confianza, especialmente en tiempos de incertidumbre económica y social: “Nos lamentamos por la falta de combustible, por los precios, por la desocupación… pero no debemos agobiarnos: no perdamos la esperanza ni la confianza.”
Discernir en tiempos de decisión nacional
Haciendo referencia al contexto boliviano, Mons. Leigue recordó que el próximo domingo el país vivirá una jornada electoral. Invitó a ejercer el voto con conciencia y oración:
“Tenemos la oportunidad de elegir un nuevo presidente. Estemos atentos, en oración, pidiéndole al Señor que nos ilumine y nos dé sabiduría para decidir en conciencia.”
El Arzobispo también mencionó que este domingo 12 de octubre se realizará el debate entre los candidatos a la presidencia del Estado Plurinacional de Bolivia, una ocasión —dijo— que debe aprovecharse para escuchar propuestas y discernir con responsabilidad.
Pidió además a los candidatos ser concretos y responsables: “Que pisen tierra, no estén por las nubes. Los problemas que tenemos ameritan una salida urgente, y nosotros debemos ser parte de esa salida.”
Caminar con la mirada fija en Dios fuente de luz y fortaleza
En el cierre de su homilía, Mons. Leigue alentó a los creyentes a mantener la mirada fija en Dios, fuente de luz y fortaleza. “No perdamos la esperanza, la fe en Dios. Él nos acompaña siempre; no tenemos que perder el horizonte: Él es el Camino, la Vida, la Fuerza.”
Confiando la vida del pueblo cruceño y del país a la intercesión de la Virgen María, concluyó: “Que María nos acompañe e interceda por cada uno de nosotros. Que así sea.”
Fuente: Campanas.iglesiasantacruz