Fuente: diez.bo
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El clásico celeste disputado el sábado quedará marcado con tinta roja en la historia del fútbol boliviano. El Blooming 1-2 Bolívar, jugado bajo la lluvia y con un clima de tensión constante, terminó con siete jugadores expulsados, igualando el récord de 2015 entre Blooming y Oriente Petrolero, y ubicándose como el segundo partido con más tarjetas rojas en la máxima categoría nacional.
Todo comenzó con una gresca que desató el caos en el estadio Real Santa Cruz. Tras un cruce entre Braulio Uraezaña y Damián Batallini, los jugadores de ambos equipos se enfrascaron en empujones y reclamos que terminaron en una batalla campal. El árbitro Jordy Alemán, desbordado por la situación, expulsó a Uraezaña, Saúl Severiche y Santiago Etchebarne en Blooming, y a Daniel Cataño, Leonel Justiniano y Batallini en Bolívar. Seis hombres menos en total y el partido se reanudó con solo ocho por lado.
Blooming ganaba 1-0 con gol de Etchebarne a los 33 minutos, pero la calma duró poco. En el complemento, Patricio “Pato” Rodríguez igualó el marcador a los 52’ y, a los 60’, los cruceños se quedaron con uno menos tras la expulsión de Denilson Durán. Con siete jugadores, la Academia cruceña resistió como pudo, pero a los 90’ Ecleison Freitas marcó el 1-2 definitivo que selló la victoria para Bolívar.
Con este resultado, el encuentro se inscribe en una lista que incluye algunos de los partidos más accidentados de la historia nacional. Según los datos del reconocido estadista Víctor Quispe Perca, el récord absoluto se mantiene desde 1999, cuando Blooming venció 2-0 a The Strongest en un duelo con ocho expulsados.
Otros compromisos con alta cantidad de tarjetas rojas fueron el Real Potosí 2-1 San José de 2004, el Guabirá 0-0 Sport Boys de 2019 y el Bolívar 1-0 Wilstermann de 2023, todos con seis expulsados. Sin embargo, el reciente choque entre Blooming y Bolívar reavivó la discusión sobre el nivel arbitral, la disciplina y las condiciones en que se desarrollan los partidos más intensos del país.
Entre el barro, la lluvia y la tensión, el clásico celeste de 2025 se ganó un lugar en la historia: un partido donde la pasión desbordó el juego.