El chavismo dirigió maniobras con misiles y fuerzas civiles en nueve estados, mientras el Pentágono incrementa su presencia en la región con el portaaviones Gerald Ford para combatir al narcotráfico.

El régimen chavista de Venezuela realizó este sábado ejercicios militares para reforzar la protección de sus costas ante posibles incursiones y “operaciones encubiertas” atribuidas a Estados Unidos, según informó el ministro de Defensa Vladimir Padrino López en una intervención difundida por la cadena estatal Venezolana de Televisión.
“Estamos desarrollando un ejercicio que comenzó hace 72 horas, un ejercicio de defensa de costa (…) para protegernos, no solamente de las amenazas militares a gran escala, sino también protegernos del narcotráfico, protegernos de las amenazas terroristas, protegernos de las operaciones encubiertas que pretenden desestabilizar al interno del país”, dijo Padrino López.
Militares venezolanos se movilizaron en nueve estados costeros y, según las imágenes divulgadas por la televisión estatal, también participaron milicianos equipados con misiles antiaéreos de origen ruso Igla-S.
La decisión de Caracas de reforzar su defensa costera coincide con una serie de acciones estadounidenses en la zona. Según comunicados del Pentágono, desde agosto, Estados Unidos ha desplegado una flotilla conformada por buques, aviones de combate y un submarino a propulsión nuclear, bajo la directiva oficial de contrarrestar el narcotráfico. A este contingente ahora se sumará el portaaviones USS Gerald R. Ford, el más grande de la flota estadounidense, con capacidad para operar 90 aviones y helicópteros de ataque, según informó el portavoz del Pentágono Sean Parnell.
El vocero explicó a través de redes sociales que la llegada del grupo de ataque a la jurisdicción del Comando Sur de Estados Unidos responde al objetivo de “detectar, monitorear y desmantelar actores y actividades ilícitas que comprometen la seguridad y la prosperidad del territorio estadounidense”. El nuevo despliegue refuerza la capacidad operativa estadounidense, que, desde el 2 de septiembre, ha intensificado los ataques contra embarcaciones sospechosas en el Caribe y el Pacífico oriental. Según cifras divulgadas por el Pentágono, desde esa fecha han destruido una decena de navíos, en los que habrían muerto unas 43 personas, cifra avalada en declaraciones oficiales recogidas por medios locales y agencias internacionales.
Nicolás Maduro, en una transmisión nacional emitida el viernes, acusó a Estados Unidos de estar “inventándose una nueva guerra eterna” con Venezuela y sostuvo que la verdadera intención de los operativos militares estadounidenses es provocar un cambio de régimen en el país sudamericano. En ese mismo mensaje, aseguró que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), junto con cuerpos policiales y milicianos civiles, mantiene un despliegue preventivo para defender la soberanía, invitando además a la población civil a conformar milicias en respaldo de las fuerzas de seguridad.
Además del USS Gerald R. Ford en el Caribe, Estados Unidos planifica ejercicios militares conjuntos entre el 26 y 30 de octubre junto a Trinidad y Tobago, con la llegada este domingo del destructor USS Gravely a costas de ese país, lo que ha generado rechazo desde Caracas ante lo que percibe como apoyo regional al incremento de la presencia naval estadounidense.
El gobierno de Estados Unidos ha elevado la presión sobre Maduro desde agosto, duplicando la recompensa por su captura a USD 50 millones, bajo acusaciones de narcotráfico y de liderar redes transnacionales criminales. En paralelo, el secretario estadounidense de Defensa, Pete Hegseth, advirtió en X que el país tratará a los denominados “narcoterroristas” como a la organización Al Qaeda y señaló que “Estados Unidos está en conflicto armado con los cárteles de la droga” tras declarar a organizaciones como el cártel de Sinaloa y Tren de Aragua como agrupaciones terroristas.
El presidente colombiano Gustavo Petro y su ministro de Interior, Armando Benedetti, también se han pronunciado en contra de los operativos militares estadounidenses en la región, denunciando ejecuciones extrajudiciales y repudiando las sanciones económicas en su contra impuestas por la Oficina de Control de Bienes Extranjeros de Estados Unidos.

Las autoridades venezolanas descartan que los movimientos militares de Estados Unidos respondan únicamente al combate contra el narcotráfico y sostienen que constituyen una amenaza directa a la soberanía nacional. Padrino López indicó que la FANB y las instituciones estatales seguirán “inquebrantables, decididas y muy definidas a seguir defendiendo cada centímetro” del territorio nacional ante lo que califica como el “peor despliegue militar enemigo en más de 100 años”, en un contexto en el que, según el gobierno de Caracas, “una intervención externa puede incendiar América del Sur”.
El incremento de la presencia militar estadounidense y las acusaciones cruzadas han elevado la tensión en el Caribe y sur de América Latina. Según palabras de Trump recogidas por medios estadounidenses, el mandatario evalúa ampliar los ataques y ha confirmado operaciones de la CIA, además de plantear al Congreso la posibilidad de profundizar las acciones terrestres bajo la justificación de combatir el narcotráfico y grupos designados como terroristas. La oposición demócrata en el Congreso ha exigido explicaciones formales antes de una eventual escalada bélica y recuerda que la Constitución exige autorización expresa para una declaración de guerra.
(Con información de AFP, AP y EFE)