La efeméride será recordada entre este mes y noviembre incluyendo recreaciones.
Fuente: El Potosí
Un día como hoy, pero de 1825, el Libertador Simón Bolívar llegaba a Potosí con el expreso propósito de ascender a la cumbre del Cerro Rico para plantar allí los estandartes de la libertad, conforme el juramento que hizo de joven, en la cima del monte Aventino, en Roma.
Bolívar llegó a la Villa Imperial el miércoles 5 de octubre de 1825 en su doble condición de presidente de Colombia y dictador del Perú. Menos de dos meses antes, los diputados de las provincias de Charcas que asistieron a la asamblea para decidir los destinos de ese territorio habían declarado su independencia y el 11 de agosto fundaron la República Bolívar. Coincidentemente, y sin que se haya documentado el motivo, a partir de octubre comenzó a utilizarse el nombre de Bolivia.
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El trayecto del Libertador desde Lima hasta Potosí está documentado por testigos de ese tiempo como su edecán Daniel O’Leary y José María Rey de Castro, que era secretario de Antonio José de Sucre. Su permanencia en nuestra ciudad también fue registrada por Guillermo Miller, en sus memorias, por cuanto este desempeñó las funciones de presidente del Departamento hasta octubre.
“Después de tres días de descanso (en Oruro, el Libertador) se dirigió al Potosí, en cuya célebre ciudad hizo su entrada el 5 de octubre, entre el ruido estrepitoso de las aclamaciones del pueblo, que aunque mirado como adicto a los realistas, dio en esta ocasión pruebas del respeto y admiración que le merecía el adalid de la independencia, Escribió O’Leary. “La recepción que los potosinos hicieron al Libertador fue magnífica y faustuosa”, agregó Rey de Castro quien también reparó en los arcos que fueron armados en el acceso: “A medida que se acercaba a la ciudad el ilustre convoy, eran más suntuosos los arcos, aumentaba el número de espectadores, y crecía por instantes la vocería de vivas y aclamaciones”.
Simón Bolívar permaneció en Potosí más tiempo que en ninguna otra ciudad del nuevo país, casi un mes entero, y desempeñó funciones de Estado en esta ciudad. El hecho más notable fue la recepción a la legación enviada por las Provincias Unidas del Río de la Plata para considerar dos asuntos importantes: la pertenencia de Tarija y la invasión de brasileños a Chiquitos. Las entrevistas con los enviados inauguraron las relaciones diplomáticas de Bolivia con sus vecinos.