Especialistas ven en la diversificación monetaria una salida creativa ante la escasez de dólares


En vísperas de la asunción de Rodrigo Paz a la presidencia de Bolivia, el debate económico gira en torno a cómo afrontar una economía golpeada por la recesión, la inflación y la aguda escasez de dólares.

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Fuente: ANF



Frente a este escenario, tres analistas coinciden en que la diversificación de monedas en las transacciones internacionales puede representar una alternativa viable y creativa para aliviar la crisis, aunque con diferentes matices sobre su alcance y viabilidad.

El analista económico Alberto Bonadona considera que la diversificación de monedas es “una medida ideal y maravillosa” para enfrentar la falta de divisas que afecta al comercio y a los precios internos. Propone que Bolivia establezca acuerdos con sus principales socios comerciales para implementar “swaps de dinero”, es decir, intercambios directos de monedas sin pasar por el dólar.

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Según Bonadona, esta estrategia permitiría que el país reduzca su dependencia del sistema financiero estadounidense, abaratando los costos de las operaciones internacionales.

“Cuando se usa la moneda nacional, el costo es solo el de impresión; en cambio, obtener dólares implica exportar valor o endeudarse con intereses”, explicó a ANF. En este sentido, destacó que Rusia ya ha aceptado bolivianos para recibir petróleo y combustibles, aunque advierte que esa práctica tiene un límite y debe complementarse con acuerdos más amplios con potencias como China.

Para el economista, si Bolivia logra consolidar este tipo de acuerdos bilaterales, el país podría ganar autonomía financiera y mejorar su capacidad de respuesta ante la escasez de divisas. “Si se logra una buena negociación con China o con otro país que permita este intercambio, sería maravilloso”, concluyó Bonadona.

Martín Moreira, investigador y analista económico, advirtió que el problema de fondo sigue siendo el déficit de dólares comerciales, que actualmente bordea los 12.000 millones de dólares. Según explicó, la falta de esta divisa ha provocado una volatilidad en el tipo de cambio, que llegó a picos de 20 bolivianos por dólar antes de estabilizarse en torno a 13 o 14.

Moreira señaló que el equipo económico del presidente electo planea obtener más de 5.000 millones de dólares en créditos internacionales —a través del Banco Mundial, BID, CAF y otros organismos— para generar una devaluación controlada que estabilice el mercado. “La idea es lograr una devaluación no superior al 90%, con un impacto controlado sobre el costo de vida, pero que permita mantener la subvención de carburantes hasta junio”, explicó.

No obstante, advirtió que si esos créditos no se concretan, Bolivia podría enfrentar un decrecimiento del 2%. En ese contexto, la diversificación monetaria no solo aliviaría la falta de dólares, sino que también abriría nuevas fuentes de financiamiento. “Bolivia ya es miembro plenipotenciario del BRICS, y el Banco del BRICS puede otorgar préstamos en monedas nativas, sin las condiciones del FMI”, resaltó en contacto con ANF.

El analista considera que esta membresía puede ser clave para el nuevo gobierno. A su juicio, la multipolaridad económica debe ser una política de Estado: “Hay que negociar tanto con el bloque BRICS como con el frente del norte, siempre que se respete la soberanía y las condiciones sean técnicas, no políticas”.

Mientras tanto, Fernando Romero, expresidente del Colegio de Economistas de Tarija, describe el escenario económico como “un dragón de tres cabezas”: recesión, falta de dólares y escasez de carburantes. En su análisis, la carencia de divisas no es solo un problema financiero, sino un factor que alimenta la inflación y la informalidad. “El país está viviendo precios elevados, riesgo de pobreza y un desequilibrio fiscal público que limita la acción del Estado”, advirtió.

Romero explicó que Bolivia tiene ingresos limitados en dólares, pero compromisos críticos que requieren esa moneda, como la importación de combustibles y el pago de la deuda externa. Ante esto, propone buscar financiamiento externo y acuerdos que permitan diferir pagos y asegurar el suministro energético durante al menos un año, mientras se implementan reformas estructurales.

En cuanto a la diversificación de monedas, Romero considera que puede servir como una medida coyuntural o de alivio, pero no como una solución estructural. “Se pueden firmar acuerdos bilaterales con Brasil, Rusia o China para operar moneda a moneda, pero esos países también necesitan dólares para su producción e importación”, precisó.

Por ello, el economista insiste en que la prioridad debe ser una reforma profunda de la economía, que reduzca el gasto público, racionalice las subvenciones, revise el tipo de cambio y fomente la eficiencia del aparato estatal junto al impulso del sector privado. “La diversificación es útil, pero no reemplaza la necesidad de fortalecer la base productiva”, subrayó.

Los tres especialistas coinciden en que Bolivia necesita nuevas estrategias financieras ante la escasez de dólares, pero difieren en la profundidad y el alcance de la diversificación monetaria. Para Bonadona, es una oportunidad histórica; para Moreira, un instrumento complementario dentro de un marco de multipolaridad; y para Romero, un alivio temporal dentro de un proceso de transformación económica más amplio.

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