FMI, CAF y BRICS, las opciones a las que Bolivia podría acudir para financiar su recuperación económica


El país carece de dólares suficientes para sostener las importaciones y los pagos de deuda, por lo que “el único camino posible” es acudir a financiamiento internacional. “Esta necesidad ha sido generada porque el gobierno anterior (de Luis Arce) se despilfarró toda la plata”, afirmó el economista Alberto Bonadona 

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Imagen ilustrativa.

 

Fuente: ANF / La Paz



 

Con una deuda externa que alcanzó los 13.806 millones de dólares al segundo trimestre de 2025, Bolivia enfrenta el reto de conseguir nuevos recursos internacionales para estabilizar su economía y financiar su recuperación. En medio de una coyuntura marcada por la escasez de divisas, el déficit fiscal y una inflación proyectada cercana al 20%, el nuevo gobierno de Rodrigo Paz deberá explorar distintas fuentes de financiamiento.

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El economista Alberto Bonadona indicó que recurrir a deuda externa “no es una opción política, sino una necesidad técnica”. Según explicó, el país carece de dólares suficientes para sostener las importaciones y los pagos de deuda, por lo que “el único camino posible” es acudir a financiamiento internacional. “Esta necesidad ha sido generada porque el gobierno anterior (de Luis Arce) se despilfarró toda la plata”, afirmó Bonadona a ANF.

De acuerdo con sus cálculos, Bolivia requiere unos 3.000 millones de dólares adicionales en el corto plazo para revertir la crisis. Esa cifra, señaló, podría provenir del FMI, “aunque con un margen de mil millones hacia arriba o hacia abajo”. Sin embargo, advirtió que, si el país solo logra acceder a ese monto durante todo el periodo de gobierno, “estará complicado”.

Bonadona remarcó que el FMI es la puerta de entrada para otras fuentes multilaterales, ya que su aprobación de un crédito inicial generará confianza y permitirá que otros bancos internacionales, como la CAF o el Banco Mundial, se sumen con nuevos préstamos. “El Fondo tiene la llave maestra. Con su apoyo, se abren las compuertas del crédito internacional”, subrayó.

Además del FMI, Bonadona recomendó gestionar créditos bilaterales con países aliados, incluso en especie o diferidos, para paliar la escasez de combustible. “Los recursos deben llegar en un plazo máximo de 10 meses; si las decisiones se retrasan, la crisis podría prolongarse hasta cinco años”, advirtió. Entre las medidas complementarias, propuso reprogramar deudas, promover la confianza interna y elaborar un plan de desarrollo que priorice sectores como el turismo, la minería y la agroindustria.

Para Fernando Romero, expresidente del Colegio de Economistas de Tarija, el financiamiento externo es prácticamente la única salida ante la actual “sequía de dólares”. Según explicó, Bolivia enfrenta tres frentes simultáneos: la escasez de divisas, el alto costo de importación de carburantes y los pagos crecientes del servicio de la deuda. “La urgencia del nuevo gobierno es conseguir recursos externos o acuerdos comerciales que alivien esa presión”, sostuvo.

Romero observó que existen más de 3.000 millones de dólares en créditos ya aprobados, pero aún no desembolsados por la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP), lo que podría convertirse en una fuente inmediata de liquidez. “Si esos recursos se activan pronto, el país ganará tiempo para implementar medidas estructurales”, indicó.

Entre las prioridades, Romero mencionó la garantía del suministro de carburantes mediante una línea de crédito de al menos un año. “Eso daría margen para estabilizar precios y recuperar la confianza interna”, aseguró. También consideró positiva la posibilidad de apoyo financiero directo de Estados Unidos o de operaciones de compra anticipada “al crédito”.

Martín Moreira, analista económico, detalló que el equipo económico de Rodrigo Paz, liderado por Gabriel Espinoza, gestiona un paquete de créditos por más de 5.000 millones de dólares provenientes de distintas fuentes multilaterales. El objetivo, explicó, es conseguir “musculatura financiera” para sostener la estabilidad cambiaria y cumplir con los compromisos internacionales.

Según sus estimaciones, existen 2.040 millones de dólares en créditos licitados y aprobados, pero aún no adjudicados, y 1.666 millones pendientes de aprobación legislativa. A esto se sumarían 1.600 millones adicionales que el gobierno planea solicitar al Banco Mundial, el BID, la CAF y Fonplata, con el propósito de tener listos los desembolsos hacia diciembre.

Moreira sostuvo que con esos fondos el gobierno podría controlar una eventual devaluación del boliviano o establecer una banda de precios cambiaria, sin superar el 80% o 90% del tipo actual. Además, precisó que Bolivia ya está adquiriendo una deuda de entre 1.000 y 1.700 millones de dólares con Estados Unidos para garantizar el suministro de carburantes hasta junio de 2026.

El economista también destacó el potencial del Banco del BRICS como una alternativa viable y menos condicionante que el FMI. “A diferencia del Fondo, el BRICS no impone ajustes estructurales severos y puede ofrecer montos importantes, de 12.000 a 20.000 millones de dólares”, aseguró.

Ingresar plenamente al bloque del BRICS permitiría, además, dijo, diversificar el endeudamiento en monedas distintas al dólar, como el yuan o el rublo, lo que reduciría la dependencia del sistema financiero estadounidense. “Bolivia debe dar los pasos necesarios para acceder a ese banco; sería una estrategia de soberanía financiera”, enfatizó Moreira.

Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS. Foto: TeleSur

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