Los científicos creen ahora que un gran asteroide impactó nuestro satélite desde una trayectoria distinta a la que se pensaba, alterando su superficie y revelando elementos internos.

Fuente: https://actualidad.rt.com
El origen de la cuenca de Aitken, un enorme cráter de casi 2.000 kilómetros de largo ubicado en el polo sur de la Luna, podría revelar los secretos sobre la formación y evolución temprana del satélite natural de la Tierra, informó este domingo la Universidad de Arizona.
Según la teoría convencional, la cuenca Aitken se habría formado hace unos 4.300 millones de años, cuando un asteroide procedente del sur impactó de frente con la cara oculta de la Luna. Sin embargo, un nuevo estudio sugiere que el asteroide en realidad chocó en un ángulo inclinado desde el norte.
Tras comparar la forma alargada y ovalada de la cuenca con otros impactos gigantescos en el sistema solar, los investigadores descubrieron que esta se estrecha en la dirección descendente del impacto, que en este caso es hacia el sur. Esto significa que el borde sur de la cuenca debería estar cubierto bajo capas de escombros expulsados desde las profundidades de la Luna, mientras que el borde norte contendría una cantidad menor de ese material.
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El análisis de la topografía, el espesor de la corteza y la composición química de la superficie lunar aportó evidencia adicional de que el impacto ocurrió de norte a sur, así como nuevos detalles de la estructura interna del satélite y su desarrollo con el paso del tiempo.
Una vista al interior lunar
Durante sus primeros millones de años, la Luna estaba cubierta por un océano de magma. Al enfriarse, los minerales más pesados se hundieron para formar el manto, mientras que los más livianos se solidificaron en la corteza. No obstante, una fracción de elementos como potasio, fósforo y tierras raras (KREEP, por sus siglas en inglés), quedó atrapada entre ambas capas.
En la investigación, publicada en la revista Nature, se ofrece una explicación acerca de la distribución desigual de estos materiales radioactivos generadores de calor. Se sugiere que el impacto que originó la cuenca expulsó a la superficie de la cara visible de la Luna parte de los KREEP. Esto podría explicar el misterio de por qué esta región lunar tiene más volcanes y una corteza más delgada que el lado oculto, que es más frío.
Un pasado por descifrar
Por último, los especialistas comentaron que la cuenca Aitken será clave para las futuras misiones Artemis de la NASA, ya que podría ofrecer una oportunidad de estudiar los restos del interior de esta zona. Las muestras que se obtengan allí podrían ayudar conocer los misterios entorno a la historia temprana de la Luna.