La economía de Rusia cruje y el Kremin quiere imponer más impuestos para sostener el costo de la guerra


Vladimir Putin planea aumentar impuestos a consumidores y compañías para financiar el conflicto en Ucrania, según el borrador presupuestario de 2026, en medio de una desaceleración económica y previsiones negativas

 

El jefe de estado ruso,

El jefe de estado ruso, Vladimir Putin, asiste a una reunión con el bielorruso Alexander Lukashenko en el Kremlin, en Moscú, Rusia, el 26 de septiembre de 2025 (Reuters)



 

Fuente: infobae.com

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El gobierno de Rusia ha decidido trasladar a la población y a las empresas el peso financiero de la guerra en Ucrania, según se desprende del borrador presupuestario para 2026 presentado por el Ministerio de Finanzas. El plan contempla un aumento de impuestos tanto para consumidores como para el sector empresarial, en un contexto donde el crecimiento económico se desacelera y las previsiones oficiales se tornan cada vez más pesimistas.

El documento, que aún debe ser aprobado por la Duma Estatal, prevé que el gasto en defensa se mantenga prácticamente estable el próximo año, financiado principalmente a través de nuevas cargas fiscales. Entre las medidas propuestas destaca el incremento del impuesto al valor agregado (IVA) del 20% al 22%, así como la reducción del umbral a partir del cual las pequeñas empresas deben comenzar a abonar este tributo, que pasaría de 60 millones de rublos (alrededor de USD 738.000) a 10 millones de rublos (unos USD 123.000). Además, se plantea la introducción de un nuevo impuesto del 5% sobre el juego.

Estas iniciativas fiscales surgen en un escenario de ralentización económica. El propio gobierno ruso anticipa que el crecimiento del producto interno bruto se reducirá al 1,3% en 2026, una cifra muy inferior al 4,1% registrado en 2024 y por debajo de las proyecciones anteriores, que estimaban un avance del 2,5% para este año y del 2,4% para el próximo.

De acuerdo con cifras preliminares del Ministerio de Finanzas citadas por Reuters, el presupuesto sugiere que el gasto en defensa disminuirá levemente en 2026, hasta los 13 billones de rublos, frente al récord posoviético de 13,5 billones de rublos alcanzado este año. No obstante, el déficit presupuestario se mantendría en el 1,6% del PIB en 2026.

Analistas consultados por CNBC advierten que la sociedad rusa está siendo llamada a financiar directamente el esfuerzo bélico. Alexander Kolyandr, investigador principal del Center for European Policy Analysis, señaló en un análisis reciente que “a medida que el crecimiento económico se estanca y los ingresos disminuyen, Moscú ya no puede recurrir al estímulo fiscal que impulsó la expansión durante los primeros años de la guerra, optando en cambio por medidas de austeridad que amenazan con asfixiar aún más la economía civil”.

FOTO DE ARCHIVO: Personas caminan

FOTO DE ARCHIVO: Personas caminan por la Plaza Roja en un día soleado en el centro de Moscú, Rusia, el 24 de febrero de 2025 (Reuters)

Kolyandr añadió que la estrategia financiera para el quinto año de conflicto es clara: “El Kremlin intentará salir adelante sin grandes aumentos de gasto, trasladando en cambio los costos de la guerra a toda la sociedad”.

Por su parte, Alexandra Prokopenko, investigadora del Carnegie Russia Eurasia Center, afirmó en un análisis publicado el miércoles que “el nuevo presupuesto confirma que la sociedad rusa está pagando la guerra”. Prokopenko describió el presupuesto de 2026 como “cada vez más parecido a un compromiso entre el sector militar y los economistas”, y subrayó que “la factura la pagará el pueblo ruso, que enfrentará nuevas subidas de impuestos”.

Prokopenko precisó que, aunque el gasto en defensa nacional podría descender de 13,4 billones de rublos este año a 12,6 billones en 2026 (una caída del 4,2%), el presupuesto para seguridad nacional y fuerzas del orden aumentará de 3,46 billones a 3,91 billones de rublos, lo que representa un incremento del 13%.

La sangrienta invasión iniciada en 2022 provocó una transformación profunda en la economía rusa, marcada por un aumento masivo del gasto público en defensa y en el complejo militar-industrial. Este impulso contribuyó tanto al crecimiento económico como a la aceleración de la inflación, agravada por las sanciones internacionales, la escasez de mano de obra, la presión salarial y las restricciones de oferta.

El alza de precios, especialmente en productos básicos como la mantequilla y la carne, ha afectado a los consumidores rusos. El Banco Central de Rusia ha intentado contener la inflación mediante tasas de interés elevadas, lo que encarece el crédito para las empresas y constituye un freno adicional al crecimiento. Los últimos datos disponibles indican que la inflación alcanzó el 8,1% en agosto, mientras que la tasa de referencia del banco central se situó en el 17%.

El ministro de Finanzas, Anton Siluanov, defendió ante la agencia estatal TASS la decisión de aumentar los impuestos a consumidores y empresarios, argumentando que esta vía es preferible a incrementar el endeudamiento, lo que podría alimentar la inflación. Siluanov explicó a TASS que “un aumento descontrolado de la deuda pública conduciría a una aceleración de la inflación y, en consecuencia, a un incremento de la tasa clave. Por el contrario, la decisión de equilibrar el presupuesto mediante subidas de impuestos da margen al Banco Central para relajar la política monetaria. La tasa clave es fundamental para el crecimiento de la inversión y de la economía”.

Consultado sobre la posibilidad de un aumento en el presupuesto de defensa, Siluanov sugirió que la seguridad nacional será una prioridad creciente para el gobierno, con gastos destinados a afrontar “tareas y desafíos adicionales”.