En su primera intervención pública ante la comisión de Cultura del Senado francés la presidenta del Louvre, Laurence des Cars, reconoció fallos en el sistema de seguridad del museo y admitió haber sido «superada» por los delincuentes que el pasado domingo 19 de octubre sustrajeron ocho joyas de la corona francesa.
«El robo del Louvre es una herida inmensa», declaró des Cars al inicio de su esperada intervención, en medio de una creciente polémica sobre la seguridad de las obras en el museo más visitado del mundo.
La presidenta del Louvre reveló que ofreció su renuncia a la ministra de Cultura, Rachida Dati, quien la rechazó. Aunque reconoció deficiencias en el sistema de videovigilancia exterior —al que calificó de «muy insuficiente»—, defendió que el sistema de seguridad interno de la galería de Apolo «funcionó perfectamente». No obstante, insistió en que desde su llegada al cargo en septiembre de 2021 ha alertado repetidamente sobre el deterioro y obsolescencia de las instalaciones del museo.
Des Cars negó que haya habido retrasos en los trabajos de refuerzo de seguridad, como sugiere un informe de la Corte de Cuentas, y propuso instalar una comisaría dentro del museo. «Esta solicitud se justifica por la naturaleza misma del Louvre: recibimos 30.000 visitantes al día y 2.300 personas trabajan allí cotidianamente. Es una ciudad dentro de la ciudad», argumentó, recordando que ya cuenta con un destacamento de bomberos.
También pidió restringir el estacionamiento de vehículos en los alrededores del museo y subrayó la necesidad de adaptar el sistema de seguridad a «nuevos tipos de ataques y modos operativos que no habían sido contemplados».
=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas
Falta crónica de financiamiento en equipamiento e infraestructuras
Desde su llegada procedente del museo de Orsay, más moderno, des Cars se dijo impactada por «la falta crónica de financiamiento en equipamiento e infraestructuras» del Louvre, lamentando la existencia de «infraestructuras técnicas absolutamente obsoletas, incluso inexistentes», lo que calificó como «un diagnóstico terrible para el museo más grande del mundo».
Mientras los sindicatos denuncian una falta crónica de personal —afirman que se han perdido 200 empleos en los últimos 15 años—, el equipo de seguridad del Louvre ya había dado la voz de alarma el pasado 16 de junio con una huelga sorpresa.