La violencia política digital contra las mujeres se hace sentir con fuerza en Bolivia. El estudio, basado en el monitoreo semiautomático de 385 comentarios en YouTube, revela que los discursos violentos en línea contra las mujeres políticas no solo reproducen estereotipos de género, sino que operan como mecanismos de silenciamiento.
Datos publicados en el informe. Captura de pantalla.
Fuente: Sumando Voces
Yenny Escalante
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La violencia política digital contra las mujeres se hace sentir con fuerza en Bolivia. Durante las elecciones generales de 2025, las candidatas fueron blanco de ataques misóginos que buscaron despojarlas de legitimidad, trasladando el debate de lo público a lo íntimo. El insulto más recurrente fue “loca”, seguido de “amante” y “perra”, según el informe Locas, Putas y Jairas: radiografía de la violencia política digital contra candidatas en Bolivia, de MonitorA Bolivia.
El estudio, basado en el monitoreo semiautomático de 385 comentarios en YouTube, revela que los discursos violentos en línea contra las mujeres políticas no solo reproducen estereotipos de género, sino que operan como mecanismos de silenciamiento. El 39,1% de los ataques empleó la palabra “loca”, un término que históricamente se ha usado para descalificar a las mujeres que desafían los roles tradicionales o se atreven a ejercer liderazgo.
“Aunque a simple vista pueda parecer inofensiva, su utilización persigue restar valor, desacreditar o desprestigiar las acciones y discursos de las mujeres en el espacio público”, señala el informe.
El estudio identifica dos estrategias principales de violencia simbólica: la irracionalidad y la sexualización. En el primer caso, términos como “loca” apelan a un estereotipo psicológico que asocia a las mujeres con la emotividad desbordada y la falta de razón, negando su capacidad política.
En el segundo, las expresiones “amante” (11%) y “perra” (10,4%) buscan reducir a las mujeres a su dimensión sexual, desplazando el debate político hacia la esfera privada. Según el reporte, estos insultos reproducen estereotipos sexuales que despojan de legitimidad los aportes públicos de las mujeres, sugiriendo que su presencia en la política depende de relaciones íntimas o de subordinación a los hombres.
La misoginia digital no se limita a las candidatas. El monitoreo también registró el uso de insultos feminizados contra hombres políticos, como llamar a un candidato “loca”, con el fin de ridiculizarlo al asociarlo con rasgos considerados “femeninos”. Esta práctica, señala el informe, refuerza la jerarquía patriarcal que asocia lo masculino con el poder y lo femenino con la debilidad.
De igual manera, el término “perra” sexualiza la experiencia de las mujeres en la política y está asociado a estereotipos sexuales de género. Habitualmente, se emplea para referirse a mujeres consideradas promiscuas y, en ese sentido, se convierte en un recurso para cosificarlas, sexualizarlas, degradarlas y deshumanizarlas, añade el informe.
En este reporte también se hace referencia al término ‘irrespetuosa’, incluido dentro de la categoría misoginia. La mayoría de estos comentarios se dirigieron a entrevistadoras reconocidas, como Cecilia Bellido, María Galindo y Jimena Antelo, figuras públicas que destacan por el carácter crítico de sus entrevistas.
Los resultados muestran que la violencia política digital en Bolivia no solo afecta la imagen individual de las mujeres en campaña, sino que limita su participación plena y libre en la vida democrática. Detrás de cada insulto, explica el estudio, se reproducen siglos de desigualdad y se perpetúan barreras estructurales que buscan mantener a las mujeres fuera del espacio público.
La misoginia digital, concluye el informe, no es un fenómeno menor ni un simple intercambio de ofensas en redes: es una herramienta de exclusión política que vulnera derechos fundamentales y atenta contra el principio mismo de la democracia.
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