Tras tres días de cautiverio durante el paro de la Conaie, los militares fueron entregados con fracturas faciales, golpes en la cabeza y lesiones en los ojos.
Por Yalilé Loaiza
Fuente: Infobae
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Diecisiete militares ecuatorianos que permanecieron bajo custodia indígena durante tres días en la provincia de Imbabura fueron liberados en la madrugada del 1 de octubre de 2025, tras las jornadas de tensión en medio del paro nacional convocado por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie).
El Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas confirmó en un comunicado oficial que los soldados, quienes formaban parte de un «convoy humanitario» que llevaba víveres a comunidades de la Sierra Norte, ya se encuentran bajo resguardo institucional y reciben atención médica especializada en el Hospital de Especialidades Nro. 1 de las Fuerzas Armadas, en Quito.
Según la institución militar, la misión de los uniformados era garantizar la llegada de alimentos a poblaciones afectadas por el bloqueo de vías y el desabastecimiento generado en la zona. Sin embargo, al atravesar territorios indígenas fueron retenidos por comuneros, lo que derivó en su secuestro.
Las Fuerzas Armadas calificaron lo ocurrido como una flagrante agresión contra el personal militar y un atentado directo al Bloque de Seguridad, advirtiendo que las investigaciones legales ya están en curso para identificar y sancionar a los responsables. “Este tipo de acciones violentas no solo vulneran los derechos de quienes sirven a la patria, sino que ponen en riesgo la estabilidad, la paz y la seguridad de todos los ecuatorianos”, señaló la entidad en su comunicado oficial.
El estado en que fueron entregados los soldados evidencia la gravedad de lo sucedido. Fotografías difundidas por las Fuerzas Armadas muestran a varios militares con heridas visibles en el rostro y la cabeza, recibiendo asistencia médica inmediata. La institución informó en su cuenta de la red social X (antes Twitter) que la prioridad actual es la recuperación del personal y que se realizan chequeos médicos especializados para atender las lesiones. “Nuestro personal ya está con nosotros y bajo el cuidado de la institución. En este momento, la prioridad es su recuperación”, indicó la publicación acompañada de imágenes que muestran hematomas, contusiones y fracturas en algunos de los efectivos.
Un alto mando militar, citado por el medio Primicias, confirmó que los soldados presentaban fracturas faciales, golpes en la cabeza y lesiones oculares. “Hay gente con la nariz rota, con los ojos cerrados por completo de los golpes”, declaró el oficial, resaltando que los uniformados fueron obligados a caminar bajo custodia de los manifestantes desde el sector de San Rafael hasta Ibarra. La decisión de no responder con el uso de la fuerza, explicó, buscaba evitar una confrontación que podía derivar en víctimas mortales, ya que entre los manifestantes había mujeres y niños en la primera línea.
El episodio se produjo en el marco de la décima jornada del paro nacional, en la que Imbabura se convirtió en el epicentro de las movilizaciones más radicales. Aunque la Federación de los Pueblos Kichwa de la Sierra Norte (FICI) había anunciado una tregua parcial, comunidades de Otavalo y del pueblo Karanki rechazaron el acuerdo y mantuvieron las protestas. Los comuneros justificaron que, al transitar por su territorio, los militares debían someterse a las costumbres locales, que incluyen caminar como lo hacen las mujeres, niños y ancianos. La caminata vigilada por cientos de manifestantes duró varias horas, con paradas en Peguche y otros puntos, hasta llegar a Ibarra, donde finalmente se logró un acuerdo para su liberación.
Las Fuerzas Armadas, tras recuperar a su personal, reiteraron que mantendrán operaciones de despeje en al menos 48 puntos de la Panamericana Norte, entre el redondel de El Cajas e Ibarra, donde persisten los bloqueos. Mientras tanto, los líderes comunitarios exigen la derogatoria de la eliminación del subsidio al diésel y justicia por la muerte de Efraín Fuerez, primer fallecido en el paro indígena, como condiciones para levantar las movilizaciones.