Testamento de Luis Arce


Álvaro Riveros Tejada

Fuimos testigos de  un insólito, como acalorado discurso proferido por Don Luis Arce C., durante  el XIX Congreso Ordinario de la Confederación Nacional de Mujeres Campesinas Indígenas Originarias de Bolivia “Bartolina Sisa”, que se llevó a cabo en La Paz el 29 de septiembre de 2025. En esta soflama que, más tuvo el carácter de un aviso de última voluntad, Arce advirtió sobre los «tiempos difíciles» que se avecinan con un posible gobierno de derecha y llamó a la unidad para enfrentar ese desafío.



Tal admonición fue acompañada por una curiosa solicitud de: “sanar la economía, salir a las calles y empezar la lucha”. Esta economía enferma, el propio orador la tuvo como paciente durante 14 años de ministro de finanzas y cuatro años de presidente del Estado Plurinacional, dejándola agonizante y en terapia intensiva, y al cuidado del vicepresidente que, en su esotérica sapiencia, recomienda a sus burócratas: “evitar la división y la venganza” en lugar de recomendar un buen corte de uñas a las manos largas.

Por su parte, corroborando el legado de su exministro y sucesor, el expresidente y líder cocalero Evo Morales declaró este sábado 4 de octubre, en la estación radial de su propiedad,  Kausachun Coca: “Si Rodrigo Paz no va a ganar tenemos que hacer anular las elecciones o vamos a sufrir persecución política.

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Toda esa suerte de lúgubres, como apocalípticas admoniciones no tendrían la más mínima relevancia, de no sumarse a ellas la afligida, como angustiosa solicitud de la diputada María Elena Ortega, durante la sesión de la Cámara de Diputados del miércoles pasado, formulada a la Presidencia de ese honorable Poder, de “velar” por los legisladores que deban concluir sus funciones este próximo mes de noviembre, agilizando la suscripción de un contrato nuevo con las empresas de telecomunicaciones, para recibir “nuevos celulares” a fin de  “irse tranquilos a sus casas”.

Con la candidez propia de una “Madre de la Patria” Ortega argumentó que, con la posesión de los nuevos diputados y senadores habrá legisladores actuales que ya no retornen a la función legislativa, por tanto: “Yo no sé por qué usted no vela ahora por nosotros que nos vamos y no retornamos. Tal vez otros que se queden, no van a reclamar porque les da lo mismo”.

Asimismo, esta ilustre parlamentaria, innovando una de las disposiciones del Derecho Laboral, que por su aplicación en el Congreso de una República habría hecho palidecer de envidia al propio Marco Tulio Cicerón, señaló: “se dice que los diputados ganan bien, sin embargo, una vez que dejan sus curules no reciben un finiquito. En otras empresas, por lo menos tienen un finiquito. Aquí no, aquí chau y a tu casa”.

Entretanto, el discurso presidencial, las anecdóticas intervenciones de la congresista, las diabólicas advertencias del proscrito cocalero, así como el insólito debate vicepresidencial que amenizó nuestra  noche dominguera, parecieran ser el prolegómeno de un acabose democrático, al cual hace referencia el primer mandatario en su arenga de marras, al cual sólo le faltó advertir a los bolivianos, parafraseando a un exministro homónimo suyo, que no olvidemos llevar, bajo el brazo, el testamento de Lucho Arce.