La militancia del MAS bajó de 1.134.260 a 1.040.578, según datos del Órgano Electoral. Es el partido con mayor pérdida entre las 12 organizaciones nacionales. Analistas atribuyen la fuga a una afiliación más pragmática que ideológica.
Fuente: eldeber.com.bo
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El Movimiento al Socialismo (MAS–IPSP) enfrenta una fuga de militantes que refleja la desinstitucionalización del partido y las crecientes tensiones entre sus corrientes internas. El partido azul, que durante casi dos décadas ostentó el poder, perdió 93.682 afiliados hasta el 22 de octubre, según los registros del Órgano Electoral proporcionados a EL DEBER.
La cifra es equivalente al 8,3% de su militancia, que bajó de 1.134.260 a 1.040.578. Aunque sigue siendo el partido con la mayor estructura orgánica del país, también es el que experimentó la mayor fuga de militantes de las 12 fuerzas políticas con alcance nacional. Es más, en este momento, es la fuerza que nemos representación tiene en el Legislativo. Allí tiene solo cuatro diputados.
Para el analista político Franco Gamboa, este fenómeno refleja una “desinstitucionalización absoluta” del partido e indica que es probable que parte de los militantes que abandonan al MAS ahora habrían ingresado al partido por razones pragmáticas, como conseguir un puesto en la administración pública, más que por convicción política
“Esta fuga masiva de militantes muestra oportunismo político. Es muy probable que esta cantidad de militantes que han decidido renunciar estén solamente tratando de reubicarse en el aparato estatal y sean al mismo tiempo funcionarios actuales de la administración pública. Es una reacción totalmente antipolítica en el sentido de que esta gente nunca estuvo ni convencida de manera ideológica, ni mucho menos articulada a un proyecto hegemónico”, indicó.
Asimismo, Gamboa subrayó que el MAS refleja un fuerte caudillismo interno, y que esto también fue un factor clave en su desinstitucionalización, ya que se impidió la creación de liderazgos alternativos y de mecanismos para renovar la militancia de manera ordenada.
Por su parte, el analista Iván Rada señaló: “El hecho de que el MAS haya perdido cerca del 10% de su militancia, confirma los efectos políticos de las pugnas internas que alejaron a ese partido del poder. Aún así, el masismo es la fuerza mayoritaria del país, como militancia, y este caudal es el que podría generar una reestructuración del llamado ‘instrumento’, con miras a las elecciones de gobiernos autónomos del próximo año”.
En su opinión, si un ala interna del MAS, conocida como “larista” y presente en el nuevo gobierno, logra consolidar un nuevo “instrumento” político, gran parte de la base electoral del partido azul podría migrar hacia esa agrupación.
Las otras fugas
El escenario boliviano, no obstante, muestra que el MAS no es el único afectado. Partidos históricos como ADN, MNR, UN, MTS y Demócratas, entre otros han registrado también fugas significativas de militantes, lo que evidencia una debilidad estructural del sistema de partidos en el país. Según Gamboa, esta situación refleja la incapacidad de muchos liderazgos nacionales de renovar organizaciones, institucionalizar estructuras y fomentar visiones de futuro, lo que lleva a la deserción masiva de afiliados.
Según los datos del Órgano Electoral, ADN perdió el 56% de sus militantes, un total de 57.621; UN el 15%, con 74.569 afiliados menos; MTS también el 15%, equivalente a 19.015 miembros; FRI, 14%, 69.897 militantes; Demócratas, 10% con 27.111 afiliados; PDC el 10% con 4.604; MNR el 9% con 7.405; y UCS el 7%, lo que representa 4.454 miembros.
Incluso las nuevas fuerzas políticas, como Súmate, Morena y Nueva Generación Patriótica, enfrentan desafíos similares a los de los partidos tradicionales. La agrupación de Manfred Reyes Villa, Súmate, perdió el 4% de su militancia, 4.771 afiliados; el partido de Eva Copa, Morena, registró una disminución del 6%, con 7.405 militantes; y el frente político de Edgar Uriona sufrió la pérdida del 6% de su base, equivalente a 8.930 afiliados.
Gamboa señala que estas cifras evidencian que incluso las nuevas agrupaciones políticas enfrentan dificultades para consolidar a su militancia y generar lealtad ideológica, y que la participación de sus bases es más circunstancial y pragmática que comprometida.

