A propósito del indigenismo


Jorge Landívar Roca

Al ingresar el MAS al gobierno, sostuvo que la conformación actual, de la sociedad boliviana se asentaba sobre una matriz colonial, establecida desde la llegada de los españoles a esta parte del continente, los cuales destruyeron todo el avance técnico y científico de los pueblos indígenas y originarios, y es desde ese tiempo, que emergió una obligada convivencia entre estratos sociales diferentes, en los que, los españoles, lograron dominar físicamente e impusieron su sistema, que fue reproducido por los dominados.



Luego, la fusión del marxismo clásico, con la exaltación del indigenismo, constituyó la base fundamental del plan de gobierno del MAS; planteada como una forma particular y simplista de replantear el socialismo, en esta parte de América, y que después se amalgamó con el Socialismo Siglo XXI, de Heinz Dieterich, por influencia del Foro de San Paulo, y de la iniciativa de Hugo Chávez.

Al final resultó, un ingenioso diseño para atrincherarse y luchar contra la subsunción de lo comunitario a la modernidad industriosa y erigir la condición indígena, ante vastos sectores de la sociedad boliviana. Al esgrimir el “indigenismo” como ideología y respaldarla por una fuerte organización social, (ayllus) y una agricultura basada en la agricultura (cocalera) y la ganadería de alpacas y llamas, encantó a vastos sectores del trópico cochabambino, paceño y parte de Santa Cruz.

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Sin lugar a dudas, el indigenismo, tuvo muchos adherentes, pues de inmediato esta doctrina resultó atractiva y con beneficios políticos internos y externos; a tal punto que hoy, muchos bolivianos se extrañan, porqué altas autoridades del anterior gobierno, hasta su salida, incorporaban en su gestión pública conceptos aimaras ancestrales, relacionados con un código místico de profunda espiritualidad, ligada a la naturaleza, pertenecientes al altiplano andino del siglo doce, luego que se disolvió la cultura Tiahuanaco.

A los ideólogos del MAS, de ideas más bien populistas, esta nueva y atractiva doctrina le resultó más que atractiva y les sirvió para dar contenido y causa a su movimiento político, que hasta ese momento tenían una estructura sindical, esencialmente cocalera.

Con mucha habilidad, trabajaron una visión romántica de los pueblos originarios, como que se hubiera vivido una época, no contaminada por la civilización materialista de la cultura occidental; que además de abominarla, propusieron en este aspecto, la descolonización del Estado, para lo cual se trabajó en deshabilitar la matriz colonizadora, construyendo un sistema distinto, dentro del cual los poderes del Estado, especialmente el legislativo y el judicial, considerados resabios de la época colonial, estuvieron regidos en el aspecto político, por prácticas de los pueblos andinos y ayllus.

En síntesis, en el país, la ideología indigenista aplicada, junto al socialismo siglo XXI, enamoraron con procedimientos controlados de sentimientos telúricos, ancestrales y sociales, dirigidos a la parte occidental del país, más no a la oriental. Causando una fragmentación social entre departamentos, creando una nueva división, esta vez respecto a una nueva y necesaria, visión de país y su administración. Visión, que el gobierno entrante debe encarar mirando hacia el futuro, contemplando la experiencia de 20 años de gobierno masista-indigenista. Y debe analizar cómo resolver la crisis que el país está atravesando, luego del gasto excesivo y superfluo de más de 60.000 millones de dólares. Este derroche, veloz y fácil, con sus respectivas comisiones, son irrecuperables. Ya se sabe.

El nuevo gobierno deberá acudir a los mejores economistas y planificadores, para sacar al país de la cloaca, en la que según el propio presidente hemos caído.

Veremos, y debemos estar atentos al accionar de la justicia. Ya se sabe que 20 años es un tiempo más que suficiente, para blindarse de la justicia y protegerse de la aplicación de la ley. Se tiene demasiada experiencia.