Así votó Bolivia: del Estado Plurinacional al mosaico del siglo XXI


La derrota del MAS no solo cerró una era política, también reveló la nueva composición de un país más fragmentado, urbano y conectado

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El voto rural y de ciudades intermedias le dio la victoria a Rodrigo Paz, presidente electo de Bolivia. Foto: RRSS del candidato

 

Fuente: ANF



Por Mónica Salvatierra para #LaHoraDeBolivia

La geografía del voto mostró un país que ha cambiado de piel. En el altiplano y las zonas rurales, Rodrigo Paz consolidó su victoria; en las capitales y los centros de poder económico, Jorge Quiroga resistió. Las provincias migrantes del oriente y las periferias urbanas del occidente definieron el rumbo. Bolivia votó su diversidad, y en esa diversidad se juega ahora su gobernabilidad.

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Bolivia se enfrenta a la promesa de encarar un nuevo ciclo político y económico. Las elecciones marcaron el final del Estado Plurinacional fundado y sostenido por el Movimiento Al Socialismo (MAS) de Evo Morales y el inicio de una etapa en la que los consensos políticos serán fundamentales para alcanzar la gobernabilidad del país.

Por primera vez, el presidente fue elegido en un balotaje y, después de más de veinte años, el Poder Legislativo contará con la coexistencia de cinco fuerzas políticas, ninguna con la hegemonía que el MAS —liderado por Evo Morales y Luis Arce— tuvo desde 2006.

El politólogo Gustavo Pedraza y el economista Carlos Toranzos coinciden en que esta elección marcó la derrota del MAS y de sus líderes, principalmente por la crisis económica y la corrupción. El nuevo gobierno es de transición, y todavía nadie se atreve a afirmar si será el último del ciclo que acaba o el primero del que está por comenzar. En realidad, la manera en que se encaren los ajustes económicos será determinante para definirlo.

Cómo votó Bolivia

Los resultados oficiales le otorgan el 54,9 % de los votos a Rodrigo Paz, frente al 45,04 % de Jorge Tuto Quiroga. Desentrañar esas cifras permite entender el momento actual del país, muy distinto al de 2005, cuando Evo Morales inauguró el Estado Plurinacional de corte indigenista y socialista. Hoy, la mayoría ha optado por un modelo capitalista y liberal.

Jorge Quiroga, el más conservador de los candidatos, ganó en ocho de las nueve capitales de departamento, salvo Oruro. Rodrigo Paz, que se define de centro, conquistó el voto de El Alto, la segunda ciudad más grande de Bolivia, además del apoyo en ciudades intermedias y zonas rurales alejadas.

En una lectura simplista, podría decirse que Quiroga logró mayoría en tres de los nueve departamentos, mientras que Paz se impuso en seis: La Paz, Oruro, Chuquisaca, Potosí, Cochabamba y Pando. Sin embargo, el Laboratorio Ciudadano de Tecnología Abierta planteó que la votación fue más compleja, pues en varias regiones la diferencia fue mínima, lo que impide concluir que el país esté necesariamente polarizado entre dos visiones.

Departamento por departamento

El 75 % de los votos bolivianos se concentra en tres departamentos que conforman el eje central del país: Santa Cruz, La Paz y Cochabamba. Rodrigo Paz ganó en dos de estas regiones, mientras que Tuto Quiroga obtuvo seis de cada diez sufragios en Santa Cruz. No obstante, una revisión más detallada revela importantes matices.

En Santa Cruz, Quiroga esperaba alcanzar siete de cada diez votos. Si bien logró mayoría (61,5 %), solo venció en siete de las quince provincias, ya que las restantes se inclinaron por Rodrigo Paz. Las provincias que apoyaron al presidente electo son precisamente aquellas con mayor población migrante en el departamento que hoy registra el crecimiento demográfico más acelerado del país.

En el departamento de La Paz, Rodrigo Paz obtuvo el 66 % de los votos, aunque no alcanzó la mayoría en la sede de gobierno, que es la ciudad de La Paz. En cambio, arrasó en El Alto, donde consiguió casi el 72 %, además de imponerse en todas las provincias. La ciudad de El Alto es la segunda más poblada del país y acoge mucha migración que llega mayoritariamente del occidente. Se la conoce como una urbe combativa a los gobiernos de corte liberal.

En el centro del país, Cochabamba, Paz también ganó con amplio margen (61,3 %) y con el apoyo casi total del trópico, bastión histórico de Evo Morales, que había votado nulo en la primera vuelta.

Tarija es la cuna de Rodrigo Paz, quien fue alcalde de su capital entre 2015 y 2020. Sin embargo, no obtuvo el respaldo de la mayoría de los tarijeños de la capital, sino que su fuerza se consolidó en las provincias. En la primera vuelta, el departamento había votado mayoritariamente por Samuel Doria Medina, que no llegó al balotaje. En el cómputo final, la suma de votos favoreció a Quiroga, aunque con una diferencia menor a un punto porcentual.

En Potosí y Chuquisaca, Rodrigo Paz también logró la mayoría. En Potosí fue contundente, con un 63,4 % frente al 46,6 % de Quiroga. Sin embargo, en la ciudad capital predominó el voto a favor de Quiroga, mientras que Paz se impuso en los municipios intermedios y pequeños. En Chuquisaca, la diferencia fue menor pero igualmente favorable a Paz (53,7 % contra 46,3 %), con los votos rurales como factor decisivo.

El único departamento donde Rodrigo Paz ganó en todos los municipios fue Oruro, una región minera que en los últimos años se ha orientado al comercio informal, impulsado por su cercanía con Chile. Allí, el presidente electo alcanzó el 60 % de los votos frente al 40 % de Quiroga.

En el norte del país, Pando, el departamento más aislado, también dio la victoria a Paz con el 55 %, aunque Quiroga obtuvo un importante 45 %. En esa región existe una fuerte corriente migratoria proveniente del occidente boliviano. En el departamento de Beni, de la zona amazónica, ganó Quiroga con 10 puntos porcentuales, pero geográficamente, el resultado fue casi un empate: cada uno triunfó en cuatro de las ocho provincias.

El periodista Tuffí Aré, del medio Asuntos Centrales, hizo un análisis de los resultados y destaca que el 69 % de los votos de Rodrigo Paz provino de fuera de las capitales departamentales, especialmente de El Alto, las provincias y las zonas rurales. En las ciudades más grandes logró un tercio del apoyo total, pero esa proporción se invirtió en el área rural.

En Santa Cruz, que concentra el mayor padrón electoral, Paz triunfó en 8 de las 15 provincias y en 22 de los 56 municipios cruceños. El 19,2 % de sus votos a nivel nacional proviene de este departamento y el 8,5 % de la capital cruceña.

Por su parte, Jorge Quiroga logró el 60,8 % de los votos en las nueve capitales departamentales, con mayoría en ocho de ellas. Aré destaca además su triunfo con 100 mil votos en la sede de gobierno, cifra que se multiplicó por cuatro en Santa Cruz de la Sierra, una ciudad tradicionalmente conservadora que se ha mantenido como bastión opositor a los gobiernos del MAS.

Jorge Tuto Quiroga ganó en las ciudades capitales de cada departamento, salvo Oruro. Fuente: RRSS del candidato.

 

Dos miradas sobre el nuevo escenario

Tras los resultados de la primera y segunda vuelta, el presidente electo, Rodrigo Paz, insistió en que su fórmula logró derrotar al MAS, demostrando que ese partido ya no tiene un voto cautivo y que el país busca un cambio.

En cambio, el empresario cruceño y analista liberal Rolando Schrupp considera que los resultados demuestran que no se lograron reducir las diferencias entre lo urbano y lo rural. A su juicio, esto significa que no se puede homogeneizar a la sociedad boliviana y que el desafío es reconocer su diversidad. En ese marco, plantea la necesidad de buscar modelos de Estado alternativos al presidencialismo, como el federalismo, para garantizar una representación más equitativa.

“El Estado Plurinacional del MAS —dice Schrupp—, esta idea de un ‘unitarismo diverso’, no solo fue una contradicción conceptual, sino una farsa ideológica. No se buscó la representación de identidades diversas, sino la homogeneización. Lo multinacional es real; lo plurinacional, una reducción simplificadora de las identidades múltiples que coexisten en el territorio”.

Según él, el gran reto como sociedad es reconocernos mutuamente y superar el tribalismo político, ideológico e identitario en el que el Socialismo del Siglo XXI intentó sumirnos. De lo contrario, advierte, el país corre el riesgo de convertirse en súbdito del poder político o de caer en la confrontación violenta entre “tribus”.

Por su parte, la socióloga y politóloga María Teresa Zegada sostiene que persiste una distancia política entre las regiones con mayor bienestar social y aquellas con mayores carencias. Considera que Quiroga no logró acercarse a estas últimas, a diferencia de Rodrigo Paz y su vicepresidente Edman Lara, quienes mantenían una relación más estrecha con los sectores populares, reforzada por su discurso anticorrupción.

Zegada observa una tendencia a dividir a Bolivia en dos polos: las élites versus lo popular, donde se agrupan los sectores más pobres y discriminados. Sin embargo, advierte que esta mirada no refleja la complejidad del país. “Bolivia es más diversa que una simple división en dos mitades”, afirma. Para ella, esas diferencias eran reales en el siglo XX, pero hoy se han diluido gracias a la incorporación de sectores de bajos ingresos a la clase media.

En esa línea, subraya que no se puede desconocer la inclusión social lograda en los últimos veinte años, pues hacerlo sería un retroceso. Entre los grandes desafíos, plantea la reforma del Estado en materia de justicia, derechos, representación política y fortalecimiento de los partidos, para evitar que prevalezcan los personalismos.

¿Y el MAS?

Tanto el economista Carlos Toranzos como el politólogo Gustavo Pedraza coinciden en que el MAS está derrotado, pero advierten que podría rearticularse si el nuevo gobierno no logra resultados en materia económica ni establece un diálogo efectivo con los sindicatos y sectores sociales, aún corporativos y alineados con la corriente liderada por Evo Morales.

Fuente: ANF