Bolivia es nacionalista


Bolivia es una nación forjada desde la rebeldía. Desde su nacimiento, el sentimiento nacionalista ha estado tatuado en nuestra piel, en nuestras guerras, en las conquistas internas, en su defensa constante de lo propio. Cada generación ha tenido que enfrentar invasiones, imposiciones o abusos de poderes externos o internos, y en cada ocasión, el alma boliviana ha respondido con el instinto de la defensa del país, de la dignidad frente a los abusos, el de la conciencia de que sin patria no hay futuro.

El nacionalismo boliviano está en nuestra naturaleza. Desde la fundación de la República, y mucho antes, el boliviano ha demostrado una y otra vez que puede pelear con las manos vacías, pero nunca con el alma rendida. La última muestra de ese talante fue el 19 de octubre, cuando el pueblo volvió a demostrar que no se deja someter, que reconoce sus raíces y que defiende su identidad, su esencia.



Carlos Montenegro es quizás el único boliviano que descifro Bolivia. “Nacionalismo y coloniaje” es una radiografía. En esas páginas está el espíritu del país, la contradicción entre lo que somos y lo que nos quisieron hacer ser. Montenegro desnudó al colonialismo interno, a esa mentalidad servil que aún sobrevive disfrazada de tendencia y modernidad, y recordó que el verdadero progreso viene de reconocerse, está descrito en la alianza de clases y no en su lucha. Comprendió que Bolivia puede desarrollarse desde la afirmación de su propio carácter, desde el orgullo de su historia y sus culturas.

Por eso el nacional/capitalismo oriental o lo nacional/popular occidental, es decir, el nacionalismo boliviano, es una doctrina de vida insertada en nuestra existencia; una brújula moral que nos recuerda hacia dónde no debemos volver. Es el hilo que conecta a Busch con Villarroel, a Paz Estenssoro y Siles Zuazo con la generación que hoy comienza un nuevo ciclo político.

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Las revoluciones del país siempre han nacido del sentimiento nacional. Por eso el desafío actual es rescatar el sentido pragmático de la política. Nuestra fuerza está en la diversidad que deriva en la identidad como bolivianos. Y esa identidad es profundamente nacionalista.

Marcelo Ugalde Castrillo

Político y empresario