Bolivia respira libertad democrática pero su principal protagonista y garante sigue presa


Jeanine Añez sigue presa por cumplir con el deber de asumir la presidencia del Senado, vacante el 12 de noviembre de 2019 y la abandonada presidencia del Estado a la que renunciaron sus predecesores dos días antes. Cumplió el Reglamento del Senado y la Constitución pero hacerlo le ha valido cuatro años y ocho meses de injusto encierro mientras los culpables de abandonar sus cargos, dejar en indefensión a la población, incumplir sus deberes, omitir socorro y otros delitos, siguen en la impunidad desde octubre y noviembre de aquel año aciago.

Fuente: https://ideastextuales.com



El 10 de noviembre de 2019.

Evo Morales renunció públicamente a través de los medios de comunicación desde una improvisada conferencia de prensa antes de salir del país en un avión mexicano rumbo al asilo político que pidió al gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Antes de ello, había inmovilizado a la Asamblea Legislativa (donde 2/3 de los parlamentarios eran de su partido de gobierno, el MAS) y la mayoría de los parlamentarios se encontraban en las regiones que representaban. El fraude electoral, a través del cual buscó perpetuarse contra la prohibición de la Constitución de volver a postularse y contra el voto popular que otorgaba al candidato opositor y ex presidente Carlos D. Mesa la opción al balotaje, quedó en la impunidad ante las evidencias oficiales suscritas por la OEA y la Unión Europea, observadores de los comicios.

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Bolivia estaba en vilo. La institucionalidad política del Órgano Ejecutivo fue descabezada por la renuncia de sus máximas autoridades, dejándola en un vacío de Estado. A la protesta masificada pacíficamente por el fraude y los 21 días de paralización de regiones como Santa Cruz exigiendo la continuidad democrática sin la presencia de sus violentadores, replicaban con actos violentos en distintos distritos del país los seguidores de Evo Morales y el MAS. Las instrucciones desde el exterior de sitiar ciudades, atacar a la población civil con grupos irregulares estaban siendo aplicadas causando zozobra. El gobierno había quedado sumido en el desgobierno. El capitán general de las Fuerzas Armadas, cargo que desempeña el presidente, estaba también acéfalo. El responsable de las FF.AA. también había salido del país. El caos tuvo horas aciagas. Casi 48 horas sin autoridad a cargo.

El 12 de noviembre de 2019

En esa situación incierta y violenta, Jeanine Añez Chávez, segunda vicepresidente del Senado, en aplicación del Reglamento de la Cámara de Senadores, ante la renuncia de Rubén Medinaceli a la primera vicepresidencia y de Adriana Salvatierra a la presidencia, asume sucesivamente ambos cargos. Como Presidente en ejercicio del Senado y bajo la figura constitucional de la sucesión por ausencia temporal o permanente del Presidente y del Vicepresidente, asume el cargo de primer mandataria. El Tribunal Constitucional había emitido el comunicado de la vigencia de la sucesión constitucional.

La Asamblea Legislativa Plurinacional, con 2/3 de parlamentarios del MAS, recibió la renuncia escrita de Evo Morales y Alvaro García Linera; la Cámara de Senadores eligió a la senadora masista Eva Copa como su nueva presidente. La ALP aceptó las renuncias de Evo Morales y Álvaro García Linera; anuló las elecciones fraudulentas del 20 de octubre; aprobó llamar a nuevas elecciones generales mediante ley promulgada por la Presidente en ejercicio, e incumplió el mandato constitucional de recibir el juramento de la Presidente (Art. 161 numeral 2).

Jeanine Añez Chávez gobernó en estricto respeto a las instituciones democráticas representadas por los Órganos Legislativo, Judicial y Electoral, corroborado por el pleno funcionamiento de los mismos y cumpliendo con la convocatoria y realización de las nuevas elecciones nacionales de 2020.

Lo hizo en cumplimiento de su deber de pacificar el país, de proteger a la sociedad, de hacerse cargo y mantener el sistema democrático. La Asamblea Legislativa Plurinacional la ratificó aprobando leyes que ella sancionó. Pudo haberla sustituido eligiendo otro presidente transitorio pero aceptó que la mandataria sea quien conduzca el Estado hasta la elección de un nuevo gobierno.

La condena política a la expresidente de Bolivia.

Jeanine Añez Chávez fue condenada a 10 años de cárcel el 10 de junio de 2022 por «resoluciones contrarias a la Constitución y las leyes» en un proceso judicial vertiginoso y políticamente digitado por los fiscales paceños Omar Mejillones y Lupe Zabala, como lo confesaron de forma posterior el ex ministro de Justicia, Iván Lima, y el ex presidente prófugo, Evo Morales.

El proceso fue arrancado a la fuerza de otro proceso instaurado en su contra por el cual fue secuestrada, trasladada y privada de libertad un año y un mes antes: la denuncia de la ex diputada Lidia Patty por terrorismo, sedición y conspiración contra la ex presidente, el gobernador cruceño Luis Fernando Camacho, el líder cívico potosino Marco Antonio Pumari y otros.

Desdoblaron el proceso judicial mal llamado «Golpe I» en dos para condenar a como dé lugar a la expresidente, negándole su condición de tal y argumentando su condición de senadora al asumir la sucesión constitucional. Al segundo proceso, lo mal llamaron «Golpe II».

Si Jeanine no hubiera asumido la sucesión constitucional, sí hubiera cometido incumplimiento de deberes al omitir, rehusarse o retardar la aceptación de su obligación. Si hubiera dictado resoluciones, órdenes o ejecutado aquellas que causaren daño económico con su asunción a la presidencia, cuando precisamente su decisión garantizó la continuidad democrática y evitó las mismas, sí habría incumplido.

Los incumplimientos de deberes fueron de la Fiscalía, el Órgano Judicial y el Órgano Ejecutivo. Jamás investigaron los delitos cometidos por quienes abandonaron el poder y tampoco, de quienes luego, durante los últimos cuatro años hicieron escarnio de cientos de presos políticos.

Secuestraron en un operativo cinematográfico de terror a Jeanine Añez de su domicilio en Trinidad, la trasladaron a El Alto y luego a La Paz el 13 de marzo de 2021 y la encarcelaron sin debido proceso, sin garantías judiciales, sin derecho a la defensa. Hoy cumple 1192 días como presa política, casi cuatro años y ocho meses de detención preventiva ilegal en 8 procesos judiciales inconstitucionales, que en la nueva gestión de magistrados del Órgano Judicial han sido rectificados anulando obrados y otorgándole el mandamiento de libertad que nunca debió perder. El noveno proceso, con la condena ejecutoriada que la retiene en la cárcel de Miraflores, se encuentra en revisión extraordinaria de sentencia en el Tribunal Supremo de Justicia a la espera del fallo de absolución y su inmediata libertad.

Hoy que Bolivia respira el aire de la libertad democrática que decidió el pueblo boliviano en elecciones el 17 de agosto y de un flamante nuevo gobierno a partir del 8 de noviembre de 2025, falta Jeanine Añez Chávez libre y con la plena restauración de sus derechos, los derechos que le confiere la Constitución Política del Estado que nunca le debieron ser arrebatados.

Su libertad inminente será la culminación de la recuperación de la democracia plena, tras la desgarradora historia de injusticia vivida durante más de dos décadas, de la desinstitucionalización de las funciones republicanas con las que fue fundada Bolivia y de la feroz persecución judicial política que tiene en Jeanine Añez a su más emblemática insignia.

Por Gabriela Ichaso Elcuaz.