Mientras Paz lidia con los organismos en EEUU y Lara con la bancada en La Paz, fantasmas como el GAFI se van cruzando por el camino. Además, los primeros roces en las bancadas no han tardado en aparecer
Fuente: https://elpais.bo
La semana empezó con Rodrigo Paz trompeándose con Nicolás Maduro vía twitter (hoy X) y acabó en Washington con Rodrigo Paz estrechando la mano de Marco Rubio, el secretario de Estado de Estados Unidos. Si alguien necesitaba una prueba del algodón, ya estaría.
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El presidente electo ha fijado sus prioridades en política exterior: llegará Javier Milei a El Alto para asistir a la posesión. Milei ha logrado este año un préstamo del Fondo Monetario Internacional (FMI) de 12.000 millones de dólares fijando las famosas “bandas” – que Rodrigo quiere aplicar en Bolivia- en el tipo cambiario que le “permitieron” liberar el cepo cambiario – exigencia FMI – y cuando la “libre flotación” se ha ido por encima del tope máximo se ha ido a Estados Unidos para conseguir dos líneas de swap – intercambio de divisas – por 40.000 millones de dólares, que en principio no computan como deuda… aunque se parecen.
Paz ha empezado a escuchar estas propuestas pero la música no suena bien: una cosa es levantar la subvención de los combustibles “progresivamente” y “asegurando que llega a los que la necesitan”, que al final permite una infinidad de matices políticos y es lo que prometió en campaña, y otra aprobar de una todo el paquete de normas que exige el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), que Luis Arce bautizó como Estrategia de lucha contra el Enriquecimiento Ilícito y que los movimientos sociales la echaron abajo cuando se percataron de su contenido.
La oposición se subió a ese barco y efectivamente, hay hemeroteca de Rodrigo Paz cuestionando las normas que, al final, implican dar acceso a la información sensible para luchar contra el blanqueo y adherirse al Swift internacional. Lo que entonces era “perder soberanía” y fiscalizar al sector gremial, pronto será parte de llevar “Bolivia al mundo y el mundo a Bolivia”.
El pulso en el Legislativo
Mientras Rodrigo Paz arrancaba gestiones a fondo en Estados Unidos, la actividad legislativa se ponía en marcha. El miércoles se entregaron credenciales a diputados y senadores e inmediatamente después, hubo reuniones de bancada, donde más o menos la vida sigue igual.
La del Partido Demócrata Cristiano la presidió Edmand Lara a puerta cerrada y tuvieron que pasar 24 horas para que se conocieran los elegidos como jefes de bancada: Susana Ruiz en el Senado y Marlene Miranda en Diputados. El PDC tiene la mayoría en ambas cámaras, aunque deberá pactar, por lo que es posible que se deje sus mejores cuadros precisamente para apoyar en otras funciones dentro del hemiciclo. El PDC de Paz y Lara sigue sin ser una institución útil a los fines comunicativos
En Libre la jefatura de senadores recayó en Tomasa Yarhui, incansable aliada de Tuto Quiroga desde que la nombró ministra de Asuntos Campesinos en 2002, mientras que la de Diputados recayó en Rafael López, diputado uninominal cruceño que logró el 86% de la votación, o sea, una barbaridad.
Fueran quien fuesen los elegidos en Libre probablemente el resultado hubiera sido el mismo, pues la alianza está construida sobre muchas urgencias. Antes de la elección el exgobernador Rubén Costas, jefe de Demócratas y una de las siglas prestadas a Tuto, ya hizo sus cuentas sobre cuantos le respondían a él y por tanto, formaban la “bancada cruceña”. Después rompió la paz Branko Marinkovic denunciando “dedazo”.
A Branko ya lo silenciaron en la segunda vuelta y lo desautorizaron antes sobre el enfoque de la campaña, pues es que Branko nunca fue hombre de Tuto. Branko quiso ser presidente, lo nombraron candidato en aquella cumbre de Brasil de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) respaldado por Milei y Bolsonaro, pero su campaña nunca arrancó. Tuto le hizo un espacio, aunque antes le había dedicado una buena cantidad de epítetos sobre su “zurdismo” y su “colaboracionismo con Evo Morales”.
Hay dos teorías sobre el desaire de Branko, que por cierto Tuto no quiere minimizar. La primera hace referencias a la pronta campaña en Santa Cruz, donde deberá marcar distancias con Costas, mejor posicionado con Tuto. La otra señala que quiere convertirse en el referente de la derecha más radical – la de Milei, la de Bolsonaro – y correr por la derecha a este gobierno de Paz y Lara, que cuenta con el apoyo de la inmensa mayoría de las cámaras según han manifestado Samuel Doria Medina y el propio Tuto Quiroga, salvo por algunos matices.
Sea en corto o sea en largo, Branko quiere seguir corriendo en política.
Las otras bancadas y la desesperación el evismo
Unidad tiene una de las bancadas más experimentadas: Juan del Granado, Cecilia Requena, Carlos Alarcón o Soledad Chapetón están curtidos en mil batallas, pero sus déficits de comunicación son evidentes y los de su bancada, también, algo que comparten con los 9 curules de Alianza Popular, con los que Andrónico sigue sin dar pistas de qué hará.
Esta semana también se han visto las costuras del evismo: sin un gobierno que le de chance, no sirve Kawsachun Coca. Leonardo Loza salió del reducto y se paseó por algunas televisiones comerciales, pero lo cierto es que parece que mantener el fantasma del evismo vivo le va a costar más esfuerzo del que preveían.
