¡Dios te salve Bolivia!


Álvaro Riveros Tejada

 



Una vez concluidos los actos protocolares de trasmisión del mando presidencial, es justo reconocer que después de veinte años, de un manejo abstruso de este tipo de festividades, la organización, como la realización de este evento, fueron buenos.

 

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Vivimos dos décadas en que las más básicas normas de ceremonial y diplomacia desaparecieron, como consecuencia de la famosa “diplomacia de los pueblos” que se estableció en nuestra Cancillería, incomprensible hasta para su titular, que se ufanaba de ser socialista e izquierdista, como el histórico reloj del Parlamento al que hizo girar en esa dirección, sin motivo explicable alguno.

 

Es importante resaltar que, muy raras veces tuvimos la suerte de contar con una participación tan frondosa de ilustres visitantes como en esta última  transmisión de  mando, que contó con la asistencia de 52 delegaciones internacionales, incluyendo a cinco jefes de Estado y tres vicepresidentes, entre los que se destacan  Javier Milei de la Argentina, Gabriel Boric de Chile,  Daniel Novoa del Ecuador, Santiago Peña del Paraguay y Yamandú Orsi del Uruguay. A este grupo de mandatarios se sumaron: Christopher Landau, Subsecretario de Estado de los Estados Unidos, así como varios representantes de organismos internacionales y diplomáticos acreditados en La Paz.

 

Entre las notas de color de esta ceremonia no pasó desapercibida la ausencia del Presidente saliente Luis Arce Catacora y del expresidente Evo Morales Ayma, que representaban los veinte años de desgobierno pasados. En cambio, fue muy aplaudida y muy bien recibida la expresidenta Jeanine Añez, que acababa de dejar la cárcel donde fue injustamente recluida por orden de ellos, por casi cinco largos años. Resulta comprensible la dificultad que debieron pasar los funcionarios de protocolo al tratar de explicar, a tan selectos huéspedes, dichas desapariciones. así como explicar las razones por las que en Bolivia, un policía deba investir de poder a un presidente constitucional.

 

La ceremonia fue acompañada por una torrencial lluvia, junto a una tormenta eléctrica, que amenazaron con deslucir las celebraciones, echando mano a algunas de las abluciones remanentes, del pachamamismo esotérico, ante lo cual funcionarios de cancillería explicaron hábilmente a los asistentes al evento que ello presagiaba una magnífica señal providencial de buen augurio y mucha fortuna para el gobierno entrante.

 

Asimismo, estos aprendices de nigromancia reforzaban sus presagios relatando a los incrédulos extranjeros el pasaje aquel, cuando un aguilucho imperial se dio a la tarea de comerse una paloma en una de las cornisas del Palacio Quemado, dándole al hecho el carácter de vaticinio de mal agüero, similar al de aquel taparaco, o mariposa negra grande, que se posó en la entrada principal del Palacio de Gobierno, pocos días antes de la renuncia y fuga del entonces presidente.

 

Finalmente, y continuando por la vía de los presagios y vaticinios, muy utilizada por los gobiernos masistas; como una magnífica señal de buen augurio, se conoció hace poco la expulsión de Bolivia del seno del ALBA (Alianza Bolivariana para las Américas) creada en 2004 por Venezuela y Cuba, como una alternativa al área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) impulsada por los Estados Unidos. Tal noticia, nos obliga a elevar una plegaria de gratitud a la Divina Providencia que sí reconocemos, exclamando: ¡Dios te Salve Bolivia!