He escuchado recientemente el pódcast de nombre ACIDEZ donde se habla de los cruceños con una ligereza preocupante.
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Allí, se lanzan afirmaciones cargadas de prejuicio, estereotipos, racismo y desprecio, disfrazadas de análisis político/cultural.
Y aunque podría simplemente ignorarlas, callar y ‘scrollear’, no puedo ser indiferente y dejar que las mentiras de otros definan por nosotros y determinen quiénes somos.
No, señor opinólogo, el cruceño no es lo que usted dice. Y aunque después quiso hacer un ‘disclaimer’, deslindando su responsabilidad y apagar el ventilador que usted mismo encendió, lo único que logró fue ratificar lo que piensa, le jugó mal el subconsciente; peligrosamente odiador y evidentemente racista… como dice el dicho…“el que explica se complica”.
El cruceño que yo conozco no discrimina, no odia, no se cree más que nadie.
El cruceño que yo conozco es trabajador, solidario y profundamente humano.
Abre su casa, comparte su mesa, te invita un café o un ‘guarapo’, sin preguntarte de dónde venís, y tampoco se fija en tu situación socioeconómica, ni cultural, ni en tu procedencia étnica o tu ideología.
Santa Cruz no se construyó sobre la exclusión ni sobre el privilegio. Se construyó a punta de migración, esfuerzo y mezcla. Nuestra raza camba es hoy la que prevalece, a tal punto que el “llegau” es igual o más cruceño que cualquiera, porque sabe, vive y conoce la realidad de nuestra idiosincrasia. Gente de todos los rincones del país vinieron aquí buscando un futuro, y juntos levantamos un departamento que no solo crece en edificios, sino en esperanza y oportunidades para todo el país, esta, es la nueva Bolivia. Quizás lo que les duele tanto y les cuesta aceptar es el ocaso de la hegemonía andina en el contexto nacional, y el inminente inicio de los primeros 100 años del liderazgo de Santa Cruz. Pero le cuento un secreto, con sal para su llaga, vaya acostumbrándose a esta nueva realidad, porque a Santa Cruz NO LA PARA NADIE!!!
Confundir el orgullo con soberbia, o la identidad con racismo, es no entender la esencia de esta tierra y de su gente.
Santa Cruz tiene defectos, como cualquier sociedad viva y en crecimiento. Pero reducir a su gente a etiquetas de odio, es un acto de ignorancia y de cobardía, eso no lo vamos a aceptar ni tolerar.
El verdadero cruceño no necesita gritar su grandeza: la demuestra trabajando, ayudando, creando y emprendiendo.
No busca ser más que nadie; busca ser mejor para todos.
A quienes repiten discursos de división les digo algo con respeto, pero con firmeza:
…No hablen del cruceño si no lo conocen. Porque el que habla desde el resentimiento no describe una realidad, solo proyecta sus propios miedos…
Esta tierra, la de los brazos abiertos, la de la lluvia cálida y el sol que no pide permiso. merece respeto; bien ya nos lo hemos ganado, otorgando luchas históricas que han beneficiado al país en su conjunto. Qué mal nos hemos ganado el mote de sediciosos, separatistas y divisionistas, por luchar por lo justo, por la democracia y la libertad de todos.
Quienes habitamos este departamento, con todos nuestros acentos y raíces, seguiremos construyendo con la única fuerza que vence al odio: la del trabajo, la empatía y el amor por Santa Cruz.
Santa Cruz se respeta.
Santa Cruz se construye.
Santa Cruz une al país.
Por: Alberto Menacho
Arquitecto – Urbanista / Docente / Ciudadano Cruceño.
