Todas las apuestas para el gabinete.
El presidente ha prometido una reducción del ejecutivo y un enfoque técnica, aunque es consciente de la necesidad de acertar con lo político en un momento de especial crisis en el país
Fuente: https://elpais.bo
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Sobre la mesa del presidente Rodrigo Paz hay una enorme cantidad de nombres para ocupar un montón de cargos en el gabinete de ministros o en cualquiera de las descentralizadas que, al menos de momento, seguirán funcionando. Muchos de esos nombres ya han trascendido a la prensa, pero no pocas veces se ponen señuelos. Al final será el propio Paz incluso esta misma mañana, quien acabe de tomar la decisión.
Durante esta larga transición ha dado algunas pistas: reducirá de 17 a 12 carteras el gobierno para dar una imagen de austeridad, aunque eso no evita que las funciones se deban desempeñar, por lo que se prevé una concentración de competencias en superministerios que tendrán viceministerios muy pesados liderados por técnicos de confianza del sector afectado, pero coordinados por alguien de confianza de Rodrigo.
El asunto, según varios expertos, es que no se pueden cambiar los Ministerios mientras no se modifique la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo, lo cual en sí mismo es una contradicción. Aun así se espera que el presidente nombre los Ministerios que quiere mantener y deje vacantes el resto o bien, nombre a la misma persona en dos o tres Ministerios mientras se ajustan los detalles procedimentales.
La posesión se ha confirmado para las 11.00 de la mañana de este domingo luego de la incertidumbre que generó el último mensaje del presidente desde el balcón de Palacio Quemado: «Hoy se celebra, mañana se descansa y el lunes se trabaja» dijo luego de asegurar que el equipo ya está confirmado y que las medidas urgentes – como lo de las cisternas con combustible cruzando fronteras que mostró en su mensaje en una suerte de golpe de efecto que no salió del todo bien – ya están siendo tomadas.
Técnicos y políticos
Tanto Rodrigo Paz como Edmand Lara insisten en que el gabinete será eminentemente técnico, aunque nadie ignora que se va a necesitar una buena base de política para lidiar con los problemas urgentes, pero también con un diseño futuro que aplaste algunas de las contradicciones en el país.
Rodrigo Paz dio ayer además un lineamiento importante cuando señaló que lo medioambiental sería troncal en su gobierno. Una frase cargada de simbolismo a las puertas de la COP 30 y con Javier Milei en la tribuna, que junto a Donald Trump son los dos azotes contra las políticas verdes y el “globalismo ambiental” de Naciones Unidas.
Modificación La Ley Lope define el número de Ministerios por lo que la Asamblea deberá acomodarla a las necesidades de diseño de Paz
El planteamiento que se mueve en algunos círculos de ONG es que el Ministerio de Medio Ambiente y Agua será un paraguas que regule los aspectos troncales en áreas tan importantes como Energía, Tierras, Minería e incluso Hidrocarburos. Se trata de un planteamiento maximalista que no acaba de gustar precisamente entre los lobbies más pesados de la economía nacional. De momento no ha trascendido ningún nombre, aunque lo podría ocupar Fernando Aramayo, hasta ahora coordinador de programas del Plan de las Naciones Unidas para el Desarrollo en Bolivia pero que ha trabajado también en la GIZ, el Banco Mundial y otros organismos internacionales y es muy solvente técnicamente.
Aramayo en principio ha entrado en las apuestas como Canciller junto al otro nombre comodín: José Luis Lupo, con un currículum similar pero más volcado a la cooperación económica multilateral, que según los planteamientos que ha expresado el propio Paz en esta etapa post electoral, será prioridad. En cualquier caso se espera renovar con gente joven además de reincorporar activos de carrera del servicio exterior.
Si no, Lupo sonaba también para un Ministerio de Planificación con esas funciones que coordinara a su vez al de Economía, al de Desarrollo Productivo con un enfoque mucho más centrado en la formalización de Pequeñas y Medianas Empresas, e incluso incluir por ahí las competencias de Trabajo para abordar una gran reforma laboral pendiente desde hace tiempo.
El último cargo que suena para Lupo y por la misma razón es la de Ministro de la Presidencia, es decir, el coordinador de todo, incluidos los que coordinan ya a muchos. Con otro perfil más dedicado a la vocería y la negociación suena Carla Faval, que ha sido la jefa del equipo de transición.
Si Trabajo no se une a Economía, lo hará probablemente a Educación dándole un formato tipo “Talento Humano” que se impulsó en Argentina y que busca un enfoque educativo más basado en la productividad y eficiencia. Es un cambio de fondo. Para el cargo suena Beatriz García, con amplia experiencia también en circuitos e instituciones multilaterales, aunque se repita que es la hija de Enrique García, economista ex ejecutivo de la CAF.
Y si Trabajo no se une a Educación, entonces esta cartera retornaría a un clásico: Educación, Cultura y Deportes con turismo como viceministerio fuerte a cargo precisamente de Cinthia Yáñez, quien ya lo ejerció con Sánchez de Lozada en 2003.
Hay algunos Ministerios que difícilmente pueden coaligarse. Para Gobierno suena Marco Antonio Oviedo, de confianza del bloque mirista y aprobado por Lara, que también podría ser el encargado de nominar a un ministro de Justicia cuya principal virtud debe ser la transparencia absoluta.
En Defensa sonó Williams Bascopé en la medida en que parecía ficha de Manfred Reyes Villa, aunque también cercano a otro de los que han crecido en influencia: Virginio Lema. Pero ya no suena. En su reemplazo ha empezado a sonar Marcelo Rojas.
En Obras Públicas suena alguien de extrema confianza de Rodrigo Paz, como Dardo Gómez y en Hidrocarburos y YPFB Mauricio Medinaceli y Orlando Vaca sea en una o en otra y teniendo en cuenta que esa cartera de los grandes negocios ha mantenido siempre cierta continuidad, incluso con Áñez, y por eso suena para la ANH, por ejemplo, Margot Ayala, nombrada en 2017 Viceministra de Industrialización de Hidrocarburos por el exministro tarijeño Tulo Sánchez.
Quedan horas, pero la apuesta es evidente: abordar las urgencias mirando al exterior para después abordar reformas de fondo que tienen que salir bien… por lo que hay en juego.
