Por las señales que está dando el Presidente Electo Rodrigo Paz Pereira, la malhadada “diplomacia de los pueblos” está llegando a su fin, después de haber desmantelado la Cancillería, cesando a los funcionarios de carrera, y reemplazándolos por sus partidarios del MAS.
Pero no solo son culpables los ciudadanos que ocuparon cargos que no les correspondía – para ellos era lo mismo estar en la aduana, los aeropuertos, el zoológico o donde ganaran un sueldo – sino que responsables fueron los jefes de los “movimientos sociales”, y, sobre todo, Evo Morales en su tiempo, y Arce Catacora después. Los ministros también tenían culpas, pero los infelices no habían pedido sus carteras, sino que se las había impuesto S.E. sin preguntarles si sabían algo del tema.
Lo cierto es que se constituyó un “gabinete de guerra” contra la llamada oligarquía y el empresariado nativo, y, fundamentalmente, contra Estados Unidos y todos quienes fueran sus amigos. Relaciones buenas con Rusia y China, por un lado, con quienes se podía hacer negocios y estaba bien. Pero luego, Iran, Libia, Irak, Siria, Venezuela, Cuba, Nicaragua, Perú, y en su tiempo, dependiendo de su gobierno, Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Paraguay, Uruguay y Ecuador. ¡Catastrófico! El Estado Plurinacional cambiaba su diplomacia cual una veleta, de acuerdo la política interna que tenía una nación y siguiendo las pautas que ordenaban Castro, Chávez y Maduro y lo que opinaba el Socialismo del Siglo XXI y después el Grupo de Puebla.
Uno de los primeros y peores errores de Bolivia se cometió el 2008, cuando sin ningún motivo que lo justificara, Evo Morales expulsó el embajador norteamericano Fhilip Goldbeg, acusándolo de conspirar con los departamentos que entonces conformaban la “Media Luna”. No existió una ruptura de las relaciones diplomáticas, pero sí un debilitamiento extremo. Significó que también se expulsara a la DEA y USAID y que naufragaran las preferencias comerciales con USA a través de la APTDEA. ¿Las razones? Se las inventaron, porque Chávez, también, simultáneamente, anunció la expulsión del embajador norteamericano en Caracas en “solidaridad” con Bolivia.
=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas
Con Chile, el tema fue peor, por irremediable. O porque debemos hacer cambiar la decisión “irrevisable” de los jueces de la CIJ, si se produjera un milagro. Y todo se debió a que Bolivia tuvo un Ministerio de Aspirantes a Embajadores en vez de una Cancillería. Y en 20 años de gobierno masista, varios llegaron a la meta. Pero ¿y el país? Nadie de jerarquía enterado del tema con Chile, había quedado en funciones. Hubo que armar una oficina que se encargara del importante asunto que se llamó Dirección Estratégica de Reivindicación Marítima (DIREMAR) y seguramente que de su estrategia salió nuestra no aconsejable demanda jurídica, donde el fracaso fue rotundo. “… acompañados por la Pachamama, los achachilas y con Dios… ganaremos”, había dicho Morales, que viajó como un cónsul romano victorioso, con una frondosa comitiva hasta La Haya. No nos salvaron los achachilas ni la Pachamama. Los jueces dijeron todo.
Enemigo de la OEA y desconfiado de la NNUU, Morales buscó guarecerse en organismos raros, poco útiles y donde no apareciera EE.UU. De ahí su participación en la cojitranca UNASUR, la moribunda CELAC y la sifilítica ALBA, un invento de Chávez y Castro, conformada por Venezuela y Cuba por supuesto, y por Antigua y Barbuda, Dominica, Granada, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía, y por una Bolivia caribeña, en tanga, a falta del Pacífico. El ALBA produjo una decena de votos del Caribe en la OEA para defender a Venezuela, Cuba o Nicaragua, aunque Bolivia tenía un intercambio de pocos miles de dólares con sus asociados, que, por su clima, no usan colchas de vicuña ni chulos con orejeras.
Pero, perdón, también estamos integrados al MERCOSUR, luego de más de dos décadas de negociaciones, donde los riesgos que vamos a correr serán muy grandes si no estamos en condiciones de competir con nuestros socios, Brasil y Argentina, entre otros. También hemos entrado como socios, sin voto, al BRICS, un bloque poderoso que compite con USA. Hay que entender que la Comunidad Andina (CAN) es la única entidad de integración fuerte que favorece y que ha favorecido siempre el comercio nacional.
Con los vecinos no hemos tenido una relación muy amistosa. Todo ha dependido del gobierno que ellos han tenido y no de los sentimientos comunes. Curiosamente, con Perú la relación ha sido de lo peor que se recuerda. Desde confianzas pesadas de Morales con un presidente, hasta la intrusión de él mismo en la política peruana impulsando a un candidato y queriendo quebrar la unidad en el sur de ese país. Fue declarado persona “non grata”. Además, como humillación enviaron a una cónsul en Cusco que es una vergüenza y que fue devuelta de inmediato con toda razón. Dicen que la “diplomática” hora se asolea en Paraguay.
Con Chile, después de la debacle de La Haya, nos hemos quedado callados, aunque no los contrabandistas de pichicata ni los “coyotes”, que provocan innumerables inconvenientes en la frontera, al extremo de que un candidato a la presidencia de Chile, nos ha amenazado con sentarnos la mano, lo que está muy mal.
Con Argentina estamos bastante alejados por Milei, como estuvimos abrazados con la señora Kirchner. Y con Brasil, es a la inversa, bien ahora por Lula y muy mal antes con Bolsonaro. Todo depende de la tendencia política. A los paraguayos los queremos mucho, sean zurdos o fachos, porque jamás se meten en nuestros asuntos, y somos buenos vecinos.
Hay muchísimo más de que escribir sobre la diplomacia masista. Pésimas designaciones. Faltas que causan horror.
Y un récord nacional o mundial: un Canciller como Choquehuanca que estuvo 11 años en el cargo y que su labor central fue convencer a la comunidad que la coca era la panacea, que servía para todo, sin mencionar a la cocaína.
