El nuevo gobierno y el desafío de resolver la crisis


 

El Presidente Rodrigo Paz cuando fue candidato declaró ser de centro-derecha, eso significa: apoyar al mercado libre, defender los valores tradicionales, intervenir como Estado para proteger derechos sociales, el enfoque gradualista para realizar los cambios; valorar la iniciativa privada como generador de crecimiento y riqueza, buscar el consenso a través del diálogo.



 La crisis que enfrenta el país, hace necesario que el gobierno gestione un cambio profundo, y tenga que apoyar a la empresa privada. Para este propósito tiene un gabinete, que, a decir del mandatario y sus portavoces, está conformado por profesionales idóneos; y se supone que tienen también nivel excelente ingenio humano.

En Bolivia, se tiene la costumbre de nombrar con el genérico “gobierno” a la organización encargada de administrar los intereses del pueblo, adjudicándole al mandatario las bondades y males, según sean los resultados. Quizá sea necesario ocuparse de cada ministerio para aplicar juicio crítico sobre sus actividades, comparar con las responsabilidades específicas asignadas por las normas legales, pues según la ciencia política, el Estado es un gran sistema compuesto por varios subsistemas, —en este caso llamados ministerios—, que se crean de acuerdo a los propósitos prioritarios, algunos en todo tiempo esencial: educación, salud, economía, seguridad, relaciones internacionales. Y otros, según sea la vocación productiva y comercial del país: minería, turismo, agricultura, energía, transporte, agroindustria.

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Como se trata de ordenar la casa, es imprescindible establecer, desde el inicio, qué se entenderá como “bienestar común”, pues lo que realmente importa, ante cualquier circunstancia, es proporcionar al ciudadano un grado de bienestar, y, por lo mismo, impedir la penuria social, como si fuera un paso obligado -así piensan algunos — bajo el concepto errado: “el fin justifica los medios”.

El concepto “ajuste” asusta, tiene el augurio a desgracia. “Primero la patria” es poesía, si se descuida el bienestar del ciudadano. Seguramente no es fácil conseguir equilibrio; sin embargo, ese objetivo no acepta objeción: se rechaza pobreza y precariedad, situación más propia de ideologías extremas y, por supuesto, contraria al principio de la democracia cristiana. El Presidente Rodrigo conoce la doctrina social de la religión que práctica. Por lo mismo, tampoco es paso obligado provocar agitación colectiva para demostrar que se tiene capacidad de control: tener éxito al reprimir, ese fue el estilo de quienes acaban de irse.

El concepto “transparencia” se usa reiteradamente en el discurso oficial. Eso significa ser funcionario abierto y honesto, hacer pública la información para que sea accesible y comprensible por el común de los ciudadanos; acostumbrar a la rendición de cuentas y erradicar la corrupción. En este sentido y como ejemplo, el Ministro de Economía y Finanzas públicas debe informar detalles sobre los tres mil cien millones de dólares de la CAF: tasa de interés, años de gracia y pago de capital, ¿cómo se utilizarán?; eso es transparencia.

 

Mario Malpartida

Periodista