Hernán Cabrera M.
En los informes anuales de la Defensoría del Pueblo referidos a la recepción de quejas y denuncias los que se llevan los primeros lugares son el Comando de la Policía Nacional y sus departamentales y el sistema judicial: abusos, extorsiones, coimas, violencias, falta de sentencias, falta de atención oportuna, etc.
Que tire la primera piedra quién no haya sufrido alguna vez un acto violento de parte de ciertos fiscales, jueces y policías o que no haya sido parte de un acto de coima o soborno por alguna multa que quisieron imponer, por mal estacionamiento, por infracciones de tránsito. Pues, la corrupción campea, de la que quizás todos seamos corresponsables, situación que no puede seguir en esta rutina, toda vez, que en la posesión de los nuevos gobernantes se dejó nítidamente establecido de los altos niveles de corrupción que envuelve a dos instancias fundamentales del Estado boliviano, que le han dado la espalda al ciudadano.
En su discurso inaugural el vicepresidente Edmand Lara dijo algo que es vox populi o un secreto a voces y lo gritó frente a la mirada atenta de miles de bolivianos, que alguna vez haya sufrido un acto de injusticia y de violencia de parte de ambas entidades. Fue claro y dijo que lo que muchos quisieron oir.
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“La corrupción no solo roba dinero, sino también futuro, incluso la fe…. Hace 20 años decidí escribir mi historia con la Verde Olivo y cuando lo decidí me puse el uniforme de la Policía Boliviana, con una mochila llena de sueño, de proteger a los que más necesitan, pero el tiempo me mostró que las instituciones estaban heridas, que la corrupción y el abuso estaban destruyendo nuestra patria. Vi como nuestros jueces, fiscales, el alto mando, se protegían entre ellos».
Agregó lo que muchas veces escribí en mis columnas de opinión: utilizar la ley como “instrumento de persecución, para amasar fortunas a costa de la gente. Mientras los humildes quedaban sin voz ni esperanza. Yo no pude callar, denuncié y por eso me dieron de baja, me arrebataron el sueño, pero el verdadero uniforme no está hecho de tela, sino de principios y de valores, de coraje y fe en Dios».
Sin duda, importantes declaraciones, pero que ahora la gran responsabilidad es que no se quede en un simple discurso o promesa fuerte, sino que este hombre, el segundo más importante del país, tenga la valentía de encarar una serie de reformas al interior del Organismo Policial y del Poder Judicial, porque hay cierto nivel de desconfianza en la ciudadanía, que se expresó en las redes sociales, luego que escuchó esas fuertes palabras del Vicepresidente. Compartimos algunos criterios:
Enrique A. Susanop: Seguirá siendo la policía violenta y abusiva con los cuidadanos como ocurrió en los 20 años del masismo.
Oscar Adolfo Suarez Morales: La Policía…mucha,mucha policía…!! Tumba gobiernos si no les concedes por ejemplo: inspección vehicular….
Patricia Padilla Sivelo: Bien ojalá cumpla lo que dice por el bien de la patria
Fernando Zeballos: Urgente la modificación de leyes para policías y justicia.
Cesar Julio Mayta: Reestructurar la policía desde la formación del policía y sacar a los clanes familiares que gobierna esa institución policial nidos de ratas
Lucy Ayaviri Garnica: Muy cierto…son nidos de corrupción fartales donde se habla de muchísimo dinero y en dólares.
El diagnóstico ya está, los estudios y los casos que se presentan a diario de vulneración a los derechos humanos están registrados. Si el mismo Vicepresidente cuando era policía sufrió un acto de violación a sus derechos, pues corresponde ahora concretar planes y acciones para que el Poder Judicial sea un ente que administre la justicia como un derecho humano, que sus fiscales y jueces sean rectos y no estén de rodillas ante el poder y ante los maletines. Que cuando uno vea a un policía no nos cause temor, sino que nos devuelva la confianza y seguridad como ciudadanos.
Fue sincero el flamante Vicepresidente al poner en la picota a ambas instituciones del Estado, lo que sin duda, es valioso, pero será más valioso y coherente cambiar radicalmente la imagen y el accionar de fiscales, jueces y policías, que es la tríada perfecta para consumir un acto delictivo, si es que así lo deciden entre cuatro paredes, como inventando pruebas, fabricando expedientes, sembrando dudas o si quieren destruir a personas.
La pelota está en la cancha del Vicepresidente Lara, ahora con el poder que tiene y la autoridad podrá iniciar este proceso de transformaciones para ambas instancias que están convocados a respetar los derechos humanos de cada uno de los bolivianos. Puso el dedo en la llaga, el pupichi puede reventar.
Harper Lee en su libro Matar a un ruiseñor, premio Pulitzer 1961, una lectura necesaria para un fiscal y juez, señala: “Pero hay una cosa en este país ante la cual todos los hombres son iguales; hay una institución humana que hace a un pobre el igual de un Rochefeller, a un estúpido el igual de un Einstein, y a un ignorante el igual de un director de colegio. Esa institución, caballeros, es un tribunal de justicia”.
Pues estimados jueces, fiscales y policías ustedes deben cambiar radicalmente su accionar, el Vicepresidente ya los desnudó.
Señores magistrados, fiscales y jueces, policías recuerden que la justicia es sobre todo y ante todo rectitud y un derecho humano, consagrado en la Constitución Política que ustedes dicen defender y hacer cumplir.
