Industrialización en Bolivia: con avances, obras inconclusas y críticas


Según el Gobierno, deja 68 nuevas plantas y 42 reactivadas. El gobierno de Luis Arce anunció una inversión unos Bs 32.774 millones para ejecutar más de 170 proyectos en el país

Por Erika Ibáñez

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La planta de Biodiésel I, en Santa Cruz. Foto. Archivo



Fuente: La Razón

Al cierre del mandato de Luis Arce, la industrialización —una de las principales banderas de su gestión— deja un panorama con luces y sombras: varios avances, proyectos inconclusos y una creciente controversia sobre el rumbo esos proyectos.

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Cuando Arce asumió la presidencia en 2020 prometió transformar la estructura productiva y dejar atrás la dependencia de la importación de materias. Anunció una inversión Bs 32.774 millones para ejecutar más de 170 proyectos.

Cinco años después, la promesa de la industrialización se mantiene como una meta más proclamada que concretada al 100%.

Según datos del viceministro de Políticas de Industrialización, Luis Siles, para La Razón, el Gobierno deja 68 nuevas industriales estratégicas, de las cuales nueve están operando, ocho en “etapa de operación”. Además, 42 plantas fueron reactivadas y operan, 59 están en proceso de construcción y 20 que aún no iniciaron obras.

«Histórico»

Muchos analistas y actores políticos y económicos han criticado la industrialización y aseguran que este desenlace responde a un patrón estructural del modelo estatal del Movimiento Al Socialismo (MAS). Empresarios e industriales consideran que muchas de las fábricas estatales compiten de manera desleal con las empresas locales, al operar con subsidios.

Sin embargo, desde el Gobierno califican como “histórico” el proceso de industrialización.

El viceministro Siles aseguró a este diario que este proceso tiene “una visión económica de fortalecimiento a la capacidad industrial del país, potenciando la economía de las regiones”.

“La industrialización con sustitución de importaciones avanza como una política de Estado en el marco del modelo económico  para construir una economía de base ancha, generando soberanía productiva, soberanía alimentaria y un país libre económicamente”.

Plantas

Según dijo, el plan de industrialización no tiene una visión de cinco años, sino al menos de 50 años para que Bolivia sea libre y no se mantenga como “mercado cautivo de unos cuantos”.

Consultado por La Razón sobre cuántas plantas industriales deja en funcionamiento el Gobierno, Siles detalla que el Ministerio de Desarrollo Productivo y Economía Plural “reactivó 42 plantas industriales garantizando su funcionamiento y fuentes de empleo”.

Esas plantas, explica, habían quedado paralizadas en la gestión 2020 y requirieron inversiones adicionales para fortalecerlas y mejorarlas. Entre ellas están la planta de envases de vidrio en Chuquisaca, donde se reinstalaron las dos líneas de formado. También el ingenio azucarero de San Buenaventura en La Paz, donde se repararon daños a la maquinaria de recepción y almacenamiento; la planta de producción de cemento de Oruro donde se reactivó el horno; la de lácteos en el Beni; la de PapelBol en Villa Tunari y los centros de almacenamiento de alimentos en Santa Cruz.

Además, el Gobierno deja “68 nuevas plantas industriales estratégicas”. De éstas, ocho están en operación y corresponden a plantas de almacenamiento y procesamiento de granos, producción de lácteos, almacenamiento y procesamiento de papa, producción de alimentos e infraestructura para el control de calidad y certificación.

Dice que en un tiempo “récord” se logró concluir y poner en funcionamiento y operaciones otras nueve plantas industriales estratégicas. “A partir de Emapa (Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos) se impulsó el Centro de Almacenamiento y Transformación de Granos en Yacuiba, Centro de Acopio y Almacenamiento de Papa en El Alto. Además, la Planta de Almacenamiento y Transformación Cereales, Municipio Viacha del Departamento de La Paz, y la Planta de Transformación de Subproductos de Soya en San Julián”, detalló.

Rubros

Mientras que mediante la Empresa Boliviana de Alimentos y Derivados (EBA) se construyeron las plantas de Procesamiento de Lácteos Challapata, la de Derivados de Almendra en Viacha y la de Lácteos de Achacachi.

“Con Ibmetro (Instituto Boliviano de Metrología) se implementó como infraestructura de calidad para la industria 30 laboratorios y oficinas. También se implementó la Industria de Camélidos de Oruro, en Turco”, acota.

En cambio, están en etapa de implementación 59 plantas en el área manufacturera y en diferentes rubros como abastecimiento de alimentos, insumos químicos, agroinsumos, farmacéutica.

Siles informa que 20 plantas aún no iniciaron obras, cuatro de ellas que corresponden a la Industria Boliviana de la Química, “para las que se cuenta con el contrato con la empresa que llevará a cabo el proyecto”. Otras 13 son del Laboratorio Industria Farmacéutica Boliviana, con gestiones para la contratación de las empresas para su implementación. “Hay dos plantas para las que se replanteará el proyecto y una planta para la que se efectúan gestiones destinadas a la obtención de los recursos necesarios”, indicaó sin dar más detalles.

“El futuro está garantizado si se da continuidad a la industrialización. Se está implementado industrias de insumos, sin ellas no hay verdadera industrialización”.

Empleos

Más allá de la producción, Siles también destaca que la implementación de las plantas generó 17.000 empleos directos y 87.000 indirectos en construcción. Además de 3.600 empleos directos y 15.000 indirectos en operación.

El Gobierno apunta reducir las importancias que anualmente superan los $us 2.500 millones, según el viceministro.

“El nuevo gobierno debería priorizar la industrialización, concluir la construcción e implementación de las plantas, y después pensar en la implementación de corporaciones industriales estatales o mixtas”, sugirió.

También sugiere pensar en la logística, articular redes férreas y ser parte del Tren Bioceánico para unir Sao Paulo (Brasil) con Chancay (Perú) a través de Bolivia.

Críticas

Pero, para los industriales, el proceso de industrialización no es como lo muestra el Gobierno.

En criterio de Pablo Camacho, expresidente de la Cámara Nacional de Industrias (CNI), esos proyectos no generan utilidades y son una competencia para los privados. “La tan mentada industrialización, en los hechos, no genera utilidades; están generando déficit, hubo tan mala planificación, dice Camacho a La Razón.

En su criterio, se “hizo una competencia desleal”. Dice que tienen serios indicios de que las plantas no funcionan; menciona, por ejemplo, una planta piscícola en Tarija, que no se hizo al nivel del río y tiene “uno o dos metros que tiene que generar bombas para que el cauce del agua llegue”.

“Esos recursos podrían haberse utilizado para temas vitales como educación y salud. Hoy tenemos plantas deficitarias y ¿vamos a seguir financiando industrias deficitarias, industrias que no producen?”, cuestiona.

Lamenta, además, que durante el actual Gobierno se le haya negado al empresario privado la posibilidad de invertir.

El debate continúa mientras el país enfrenta un contexto económico complejo. En ese marco, la industrialización no solo es un ideal, sino un desafío financiero.

Fuente: La Razón