Jara, la comunista que se enfrentará a la ultraderecha en las presidenciales en Chile


Militante comunista desde la adolescencia, exdirigente estudiantil, abogada y administradora pública de 51 años, Jara era casi una desconocida hasta que en marzo de 2022 entró a formar parte del Gobierno de Gabriel Boric como ministra de Trabajo.

Foto de archivo de la candidata a la Presidencia de Chile por el partido Unidad por Chile, Jeannette Jara. / Foto: EFE

eju.tv / Fuente: EFE / Visión 360

Al frente de la coalición progresista más amplia de la historia del país, la exministra Jeannette Jara hizo historia este domingo al convertirse en la primera comunista en ganar la primera vuelta de unas presidenciales en Chile, pero no consiguió los votos suficientes y buscará frenar al ultraderechista José Antonio Kast en la segunda vuelta de diciembre.



«El odio, la crítica al otro y exacerbar el temor no da para gobernar un país», dijo este domingo tras depositar su voto en Conchalí, uno de los barrios más humildes de Santiago, donde nació y vivió parte de su infancia.

Militante comunista desde la adolescencia, exdirigente estudiantil, abogada y administradora pública de 51 años, Jara era casi una desconocida hasta que en marzo de 2022 entró a formar parte del Gobierno de Gabriel Boric como ministra de Trabajo.

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La aprobación de alguna de las leyes más emblemáticas de esta Administración, como la reducción de la jornada laboral y la reforma de las pensiones, le granjearon gran popularidad y le hicieron ganar las primarias abiertas a la ciudadana que el progresismo celebró en junio, imponiéndose a la candidata de la socialdemocracia, la también exministra Carolina Tohá.

«El acuerdo alcanzado para la reforma previsional la catapultó porque logró un consenso transversal con apoyo del oficialismo, del empresariado y de la derecha», afirmó a EFE el politólogo Octavio Avendaño, de la Universidad de Chile.

Este domingo, de camino a su colegio electoral, una multitud de vecinos del barrio la acompañaron y alentaron entre aplausos: «Tengo la suerte de poder caminar tranquila por la calle entre la gente que me conoce y la que no», dijo.

Menos dogmática que la dirección comunista

Hija de un mecánico y una ama de casa, Jara es la mayor de cinco hermanos y en múltiples ocasiones ha hablado de las dificultades económicas que atravesó su familia cuando era niña.

«Su origen social, el saber que las cosas son difíciles, que todo se complica, es lo que más la ha marcado, incluso más que el partido», dijo a EFE el historiador Cristian Pérez, de la Universidad de Playa Ancha.

Considerada una figura menos dogmática que otros líderes comunistas, no era la primera opción de la dirección del partido, con la que públicamente ha mantenido diferencias, como cuando admitió que en Cuba hay presos políticos y el presidente de la formación, Lautaro Carmona, la contradijo públicamente.

Durante su campaña, anunció que, de llegar a la Presidencia, «suspenderá o renunciará» al partido como señal de que representa a «una coalición mucho más amplia» y tratar de convencer a los sectores de centro que ven su militancia como un impedimento para ganar.

Su carrera en el sector público comenzó en la segunda Administración de la expresidenta Michelle Bachelet (2014-2018), cuando fue nombrada subsecretaria de Previsión Social.

Desde entonces mantienen una relación de afinidad política y personal y, a menudo, se las compara por su estilo empático y cercano.

Más de una década después, fue propuesta para asumir el Ministerio de Trabajo, cartera que no estaba en manos del PC desde 1973.

«Ingreso vital»

Jara, que lidera una coalición que abarca desde democristianos hasta comunistas, ha enfocado su campaña en el «costo de la vida» y en la importancia de «poder llegar a fin de mes».

Sin embargo, como el resto de las candidaturas, ha priorizado la seguridad, el crecimiento económico y el control de la migración irregular, las principales preocupaciones ciudadanas.

Una de sus propuestas estrella es un «ingreso vital» de 750.000 pesos (cerca de 800 dólares), pero también ha prometido que buscará levantar el secreto bancario para combatir el crimen organizado y reformar el sistema de salud pública.

Aunque en la campaña ha intentado desmarcarse de Boric y ha dicho que tiene un «estilo» distinto, para la segunda vuelta tiene el desafío de no ser solo la candidata del Gobierno y multiplicar los apoyos del oficialismo, que no ha logrado superar el 30 % en aprobación.

También tiene el reto de vencer el sentimiento de anticomunismo que existe en parte de la sociedad chilena y que tanto la ultraderecha y la derecha tradicional han buscado fomentar durante esta campaña.

«Veremos si en Chile prima más el anticomunismo que el antipinochetismo», cerró Avendaño.