José Gabriel Espinoza: «Nos están dejando no solo una crisis económica, sino que también intentan destruir lo poco que quedaba»


El jefe del equipo económico del PDC advierte que los próximos 12 meses serán clave para la economía boliviana, debido a la necesidad de reorganizar la estructura administrativa y de recuperar la confianza.
José Gabriel Espinoza en entrevista. FOTO: APG
José Gabriel Espinoza en entrevista. FOTO: APG

José Gabriel Espinoza, jefe del Equipo Económico del Partido Demócrata Cristiano (PDC), conversó con Visión 360 sobre los apoyos conseguidos por el presidente Rodrigo Paz en Estados Unidos la semana pasada, así como sobre el diagnóstico que el Gobierno entrante realizó acerca de la situación que atraviesa el país.

¿De qué manera los recursos obtenidos en Estados Unidos y las reuniones realizadas ayudarán a resolver el problema económico que atraviesa el país en estos momentos?

Son recursos de apoyo financiero. Pero hay que aclarar algo que marca una gran diferencia respecto a todo el paquete que iremos anunciando de ahora en adelante: hemos arrancado con 3.100 millones de dólares de la CAF para cinco años, de los cuales un 15% llegará en los primeros 30 días desde la posesión presidencial. Esto, obviamente, ayudará a estabilizar las reservas internacionales y, por lo tanto, también trae certidumbre.



La primera tiene que ver con el apoyo a la producción. A diferencia del endeudamiento público que se ha venido tomando en los últimos, yo diría, 19 años, no se trata de endeudamiento para gasto corriente ni para sostener políticas económicas que no son sostenibles en el tiempo. Eso lo trabajamos de manera muy clara y taxativa en estas últimas semanas con los organismos multilaterales.

El segundo eje es que ahora también habrá líneas de apoyo financiero al sector privado. ¡Ojo! Aquí todavía hay que trabajar mucho en la estructura a través de la cual este soporte llegará a las unidades más pequeñas de negocio. En principio, el apoyo financiero está destinado, por ejemplo, a asociaciones público-privadas o contratos de riesgo compartido entre el sector público y el sector privado en áreas esenciales como la minería, el desarrollo de infraestructura, la energía y otros sectores.

=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas

Esto cambia completamente la noción tanto de desarrollo como de endeudamiento que hemos tenido en los últimos 20 años. Hoy en día, el sector privado se vuelve un actor muy relevante para el desarrollo, pero, al mismo tiempo, también recibe apoyo económico externo para poder hacer frente a esta nueva participación.

Estamos a tres días del ingreso del nuevo Gobierno. ¿Cuál es el diagnóstico que tienen de la gestión saliente sobre la economía actual?

Es un país arrasado. Nos están dejando no solamente una crisis económica, institucional y energética, sino que, no contentos con eso, en los últimos días han intentado destruir lo poco que quedaba de la organización administrativa. Te doy un ejemplo: en el Banco Central despidieron a funcionarios técnicos de las principales gerencias, de la asesoría de política económica, que son, sin duda, técnicos de carrera y que el Gobierno saliente trata de alejarlos de la administración pública para dejar al próximo Gobierno sin capacidad de gestión. Por otro lado, en términos de liquidez, tanto el Tesoro General de la Nación como el Banco Central no tienen prácticamente nada; se deja también una serie de problemas administrativos y de deuda flotante, lo que buscará entorpecer el desarrollo de la gestión, por lo menos durante los primeros dos meses.

Es decir, yo diría que han tratado de empeorar las cosas para dificultarle, no solo al próximo Gobierno, sino al pueblo boliviano en general, la recuperación y la salida rápida de la crisis.

En ese sentido, ¿qué es lo que más les preocupa: la deuda, el déficit, las reservas internacionales, el gasto en temas insulsos?

Esta destrucción de la poca capacidad de gestión administrativa que le quedó al Gobierno es algo que hoy quieren terminar de acabar. Porque, para todo lo demás, nosotros ya tenemos un plan.

Llevamos apenas tres semanas como Gobierno electo y ya hemos tenido una serie de gestiones con nuestros propios recursos, con nuestras propias capacidades, sin el Gobierno saliente, que están dejando señales optimistas al país. Así que, una vez asumido el Gobierno, gran parte de estos problemas, que obviamente tomarán su tiempo por su magnitud, comenzarán a resolverse, aunque es importante recalcar que no se solucionarán en el primer día; eso hay que dejarlo muy, muy claro.

Pero, si a eso sumas que el último mes de gobierno de Luis Arce, que realmente ha sido nefasto durante toda su gestión, está cerrando de la peor manera posible, yo te diría que estamos con la preocupación de poder responder rápido. Hay que reordenar urgentemente la parte administrativa.

¿Cómo ha sido el proceso de negociar teniendo en cuenta la situación del país? ¿Cómo han ido enfrentándose esas negociaciones en otros países?

Hemos tenido una gran cantidad de sorpresas por parte de los organismos multilaterales, que están tan limitados de información como la opinión en Bolivia, porque (el gobierno de Arce) fue un gobierno, insisto, y no me voy a cansar de repetirlo, nefasto. Nosotros presentamos respuestas a preguntas que venían haciendo desde hace mucho tiempo.

Dicho eso, hay mucho optimismo, porque lo que nosotros planteamos es un cambio de 180 grados en la gestión económica; es un cambio en la relación con los propios organismos multilaterales, algo que se ve con muy buenos ojos. Además de eso, hay que sumar el apoyo internacional de muchos países, no solamente de Estados Unidos; estoy hablando de la Unión Europea, de los países de la región y demás, pues ven en Bolivia una oportunidad de demostrar y de ver un cambio importante y radical en políticas económicas, de una manera democrática. Usualmente, este tipo de cosas suele llevar a conflictos sociales, políticos o civiles, pero hoy Bolivia está resolviendo sus problemas en democracia, y eso es algo que llama mucho la atención y genera optimismo sobre el país.

¿Cómo se está trabajando para hacer que los diferentes sectores remen para un mismo lado?

Primera y principalmente, actuando con transparencia. Estamos anunciando cada paso que damos, dentro de lo que podemos revelar, ya que no podemos adelantarnos a los trabajos que estamos haciendo. De esta forma, la gente tiene una clara percepción de lo que se está haciendo y hacia dónde se está yendo.

Segundo, un elemento importantísimo, es la idea del capitalismo para todos. No es un eslogan de campaña; es una filosofía que vamos a implementar en la gestión de la economía boliviana, para que los mercados funcionen; que aquel que lleve un emprendimiento de manera honesta y transparente pueda tener la posibilidad de tener éxito sin que venga un Gobierno a tratar de extorsionarlo o imponerle cargas excesivas cuando no corresponden. Y, obviamente, estas reglas y este mercado tienen que funcionar para todos: no puede ser para una élite, no puede ser para una región, no puede ser para un sector; tiene que ser para toda la economía.

Cuando tú planteas esto, pues es más fácil empezar una negociación o un diálogo con sectores que, en principio, creen que esto es un juego, donde hay una pugna de intereses y donde el resultado es de suma cero. Es decir, lo que yo gano lo pierde otro. No es así; la idea es que la economía boliviana puede crecer y, por tanto, siempre podemos ganar todos.

¿Cómo se va a reformular el Presupuesto General del Estado 2026 que deja el Gobierno saliente?

El proceso de construcción presupuestaria arranca, usualmente, en abril. Entonces, lamentablemente, hay muy poco que lograr en tan corto plazo. Evidentemente, vamos a llevar adelante una reforma enorme al presupuesto en los próximos meses. Puedo adelantar que, en términos de la ley del presupuesto, ya hay algunas prerrogativas importantes para la gestión del gasto fiscal; se van a hacer una serie de recortes importantes, sobre todo en el gasto corriente, de tal manera que, en esta nueva gestión, el gasto público será mucho más eficiente, más efectivo y, sobre todo, acorde a la realidad nacional.

¿Qué medidas se anunciarán una vez que concluya el acto de posesión, el sábado 8 de noviembre? ¿La población debe preocuparse?

Está claro que hay que estabilizar la economía y que hay que avanzar hacia una racionalización en muchos aspectos; de eso no podemos salir. No hay que obviar la realidad: no estamos en un escenario donde podamos continuar administrando la economía como se ha estado haciendo hasta el momento. Ahora, evidentemente, el día sábado el Presidente (Rodrigo Paz) hará anuncios y esos continuarán durante la próxima semana, pero es prerrogativa del Mandatario hacerlo cuando crea conveniente.

Puedo adelantar que todos van a ir en la línea de lo que se ha estado planteando. Es decir, una economía que se empieza a regular, que empieza a apoyar al aparato productivo, que empiece a eliminar estas trabas que pone el «Estado Tranca» y, también, una economía que empieza a ser más responsable con la administración del gasto público, que, al final del día, es plata que ponemos todos.

Ha mencionado el «Estado Tranca» ¿Cuál sería el paso para eliminar los obstáculos para la formalización de los emprendimientos y para el desarrollo de la legalidad?

Hay que devolver el poder al ciudadano. Hoy uno anda con 10 fotocopias en el folder cuando tiene algún trámite. En un buen día, si se está en manos de un buen funcionario que cumplirá todos los pasos sin pedirle una coima o una ayuda, igual los pasos que se deben seguir llevan 10, 15, 20, 30 días o más. Y, en el peor escenario, pues te exigen dinero o son utilizados para extorsionarte.

Eso se acaba el día uno: cualquier funcionario del Gobierno nacional que empiece a querer lucrar con el ciudadano, a partir del poder que le dio la burocracia, va a quedar fuera.

Hay muchos permisos y muchas regulaciones que actualmente ponen freno al sector productivo y que son totalmente incompatibles con una crisis como la que estamos viviendo. Se van a eliminar muy rápidamente.

¿Habrá una contracción de ministerios?

Eso le corresponde anunciarlo al Presidente. Evidentemente, no se puede seguir administrando la economía boliviana con la misma estructura que la quebró. Cuando uno compra una empresa, lo primero que hace es cambiar la gerencia, porque, claramente, esa organización es un problema; pero hay pasos legales que seguir.

De nuevo, insisto en decir que lo que sí está claro es que el gasto excesivo en entidades públicas se corta en los primeros días de gobierno.

En estas últimas tres semanas, el presidente y el vicepresidente electos, Rodrigo Paz y Edman Lara, se reunieron con diferentes sectores. ¿Estos encuentros van a continuar?

Así es. Empezamos con dos señales muy potentes: una en Santa Cruz, con todo el empresariado nacional, y hoy (martes 4 de noviembre) en El Alto, con productores. Es un trabajo permanente; tiene que ver con coordinar con el sector productivo.

Aquí planteo un cambio de enfoque: usualmente, estas reuniones eran espacios donde el Gobierno recibía reclamos, propuestas y sugerencias. Luego, el Estado, con una posición de gran otorgador, de un Gobierno prevendalista, cumplía algunas de esas propuestas y entregaba algunos recursos a sectores afines. Eso se acabó.

Los encuentros que nosotros estamos planteando giran siempre en torno al establecimiento de compromisos bilaterales. El Gobierno se compromete a recuperar la estabilidad macroeconómica, a reducir todas aquellas trabas que ponen freno al sector productivo y a eliminar todos esos abusos normativos.

Por su parte, el sector privado también se tiene que comprometer, porque, al final del día, de esta crisis salimos todos juntos. El sector privado se dedica a producir, a innovar, a exportar y a trabajar en conjunto para que la economía empiece a mejorar.

¿Hay algunos plazos que se pueden dar?

Está claro que los próximos 12 meses van a ser fundamentales para la economía boliviana. Hay que hacer una serie de cambios normativos, hay que reordenar el gasto y hay que trabajar en la consolidación del tipo de cambio y en el restablecimiento de la confianza.

Ponerle plazos al momento en el cual nosotros estemos ya avanzando hacia una economía mucho más estable es un poco complicado, porque también hay una serie de actores involucrados; y aquí vuelvo al tema de los compromisos.

Se pide a la Asamblea Legislativa un trabajo en conjunto. Está muy bien que se delibere y que se analicen las leyes, pero no se pueden tomar seis, ocho, 10 o 12 meses sin trabajar. Necesitamos celeridad en las cosas.

Esperamos que, en los próximos 12 meses, el panorama sea muy distinto al que tenemos hoy. Ahora, cuán distinto será depende del cumplimiento de estos compromisos, tanto del sector productivo, del Gobierno, de la Asamblea y de la sociedad civil en su conjunto.

¿Qué les preocupa del ambiente externo, de lo que sucede en el mundo que puede perjudicar al trabajo?

Tenemos un gran problema mundial que tiene que ver con la seguridad. Tenemos el narcotráfico, que ya no es una actividad ilícita que solamente se dedica al tráfico de sustancias; se vinculó a una gran cantidad de actividades delictivas, desde la trata de personas hasta el tráfico de armas, corrupción y otras.

Este es un gran problema, que no es solo local, de una región o de un país. Es global y, por lo tanto, requiere que nosotros trabajemos de la misma manera.

El gran problema con Bolivia es que se ha aislado tanto que, hoy día, ningún país vecino confía en nuestras fuerzas de seguridad ni en el Gobierno boliviano saliente. Hay que avanzar en esto; la seguridad es un tema importante para nosotros.

El otro gran problema tiene que ver con las crisis medioambientales que estamos viviendo. Esto no es, de nuevo, un problema que pueda ser atacado por un gobierno en particular. Requiere coordinación con el resto del mundo y, por tanto, la apertura de Bolivia al mundo no pasa solamente por lo económico, sino también por empezar a discutir estos problemas en los espacios donde corresponden y de manera coordinada.