La Conferencia Episcopal Boliviana anima la reconstrucción democrática y el protagonismo de los jóvenes


La comunidad católica boliviana del país y quienes caminan derramando semillas en los surcos de la tierra bendecida por los frutos de esperanza, fe y amor, abrazan la familia como fuente inagotable de vida y misioneros de verdad y dignidad.

La familia ha pasado por el mar de aflicciones de hambre, ha flotado el océano de piratas ideológico con banderas de distintas creencias, pero en cada marea alta con fe radical en Dios ha sido capaz de cultivar la humildad, exponer la calma y mantener la unidad, en ocasiones reflexionando al poder demoledor de Derechos básicos y humanos.



Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) la población de jóvenes en Bolivia supera los 2.610.000, siendo Santa Cruz el Departamento más significativo de jóvenes, con un potencial de talento, fe y fuerza para el desarrollo y progreso de la patria. Los actuales gobernantes deberán trabajar en la disciplina y responsabilidad, para que no sean tentados por el fenómeno de la migración y condiciones socioeconómicas mejores que ofrecen los países del entorno regional, Europa y Asia.

La Fundación Jubileo afirma que el INE subestima la realidad social de las familias bolivianas de la ciudad y el campo y las cifras no reflejan la pobreza real. A 2025 la pobreza en Bolivia alcanza el 44%, de las cuales 17,52% viven en extrema pobreza y la mayor incidencia de precariedad se registra en áreas rurales con el 58,8%. Se verificó que 6 de cada 10 personas viven en pobreza extrema.

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La pobreza y los expulsados (sea por necesidad o cuestiones políticas), no pueden constituirse en personas y familias huérfanas de protección humanitaria del Estado y de Organizaciones para los Refugiados. Es hora de socorrer a estos segmentos, con políticas públicas sin cálculo y retirando con mecanismos legales los procesos infundados con violación de derechos humanos.

Se ha agregado a lo anterior el robo de documentos públicos, consumados por las MAE en presidencia, ministerios, instituciones públicas y en el Fondo de Pensiones, proceder qué mutila la memoria histórica de Bolivia en sus 200 Años de vida Republicana. La sistemática corporación de hechos por el partido de Gobierno en la escala de valoración universal de cualquier líder político del mundo, fuera de ser calificado de indignantes y entristecido, ya hubieran puesto en marcha en defensa del patrimonio, la alerta migratoria, confiscación de cuentas y procesos penales contra los responsables del robo incuantificable. ¿Dónde está el Fiscal general y los más de 500 fiscales?, ¿dónde están los 1.203 jueces del Órgano judicial?, ¿los que fugaron y robaron 15.000 millones de dólares continuarán gozando de impunidad, sin que se activen las solicitudes de extradición?

Estando frente a problemas de destrucción y en un ambiente político razonable y plural que comienza con la andadura de reconstrucción y una irrenunciable reforma de ingeniería Constitucional, claro que hay causas en demasía para con procedimiento legal desde el TSE desaparezca (extinción) el partido político que en veinte años fundió al Estado, y en desierto de la travesía los autoprorrogados juegan a la bomba de neutrones, sin que los gobernantes flamantes decidan por el nuevo modelo de Estado, y mediante ley deponer a los 5 magistrados sin jurisdicción ni competencia del TCP y 2 del TSJ habilitando a los suplentes elegidos emergente del voto popular de 15 de diciembre de 2024, y exhortar al Fiscal general active proceso penal ordinario por presuntos delitos de Resoluciones Contrarias a la Constitución y las leyes.

Usurpación de funciones y prevaricato, si los más graves eventos ilegales, frecuentes e insidiosos se han dado poscumplimiento de mandato de 6 años, sin un ápice de legitimidad.

En este impulso de cambio, la Iglesia Católica a la Conclusión de la CXVII de la Asamblea de Obispos de Bolivia realizada en Cochabamba del 6 al 11 de noviembre, a través del Secretario General, Giovani Arana, pidieron a la población, que le den un tiempo al Gobierno de Rodrigo Paz, para atender un país destrozado. Reflexionó la CEB que «reconstruir la democracia no es tarea fácil, tampoco responsabilidad de unos cuantos», sino «requiere asumir actitudes de reconciliación y participación, además del compromiso de todos con generosidad y valentía, honestidad y transparencia para generar espacios de diálogo, consenso fraternal y respeto». Efectivamente, no se pueden esperar soluciones inmediatas para caminar hacia una estabilidad socioeconómica institucional y cultural.

El presidente de la Conferencia Episcopal de Bolivia, Aurelio Pesoa, dijo que los Obispos «reafirmaron su compromiso eclesial «de difundir y alentar todos los esfuerzos para que la acción de la Iglesia por los pobres sea cada vez más visible y cotidiana, de manera que no sea una acción superficial, ocasional y opcional, sino forma parte esencial de la Iglesia». Asimismo, destacó que los jóvenes son el presente de la sociedad, por lo tanto, necesitan ser protagonistas en escribir la historia del país siendo el rostro de esperanza». Acotó «optar por los jóvenes es dejar que sean jóvenes en la vida y misión de la Iglesia, asumiendo su formación humana y cristiana».

La Iglesia como fuente moral y social de la sociedad boliviana con su mensaje de democracia, luz y protección por los pobres y jóvenes, de manera notable se incorpora en la fuerza colectiva para encontrar una salida a los problemas que se han ido acumulando, y que de la ceniza con sensibilidad humana todos y, principalmente los jóvenes, sean determinantes en los cambios estructurales, sin dejar pasar el tiempo de su espíritu misionero con el país y el mundo.

El Santo Padre Juan Pablo II dice: «El futuro empieza hoy, no mañana». Con su voz evangelizadora nos enseña que «el tiempo presente es un don precioso que no debemos desperdiciar. Nos anima a actuar con decisión y a aprovechar cada día para hacer el bien, amar y servir a los demás. No debemos posponer nuestras decisiones más importantes, especialmente aquellas relacionadas con nuestra fe y el servicio».

Pedro Gareca Perales