Las riadas cubren cultivos, viviendas y caminos; siguen las evacuaciones de familias


Pobladores de Yapacaní, San Carlos, San Juan y San Pedro sufren los embates de las inundaciones. La producción fue arrasada y los caminos destruidos. La gente se desplaza en medio del agua

Por Deisy Ortiz Duran



Fuente: eldeber.com.bo

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Con el agua hasta el pecho o en lanchas, y cargando solo algunas pertenencias y algo de comer, pobladores salen hacia lugares seguros. El embate del agua golpea a las familias y deja un panorama desolador en varias comunidades del norte cruceño, donde las riadas han cubierto miles de hectáreas y mantienen cultivos, caminos y viviendas bajo el agua.

Las operaciones de rescate continúan, toda vez que la inundación sigue avanzando, poniendo en riesgo a las familias que quedan atrapadas.

En Yapacaní, ya se logró poner a salvo a más de 100 personas, pero la emergencia sigue porque el agua se llevó un puente en la zona del Sindicato 3 de Octubre, cerca de Campo Víbora, dejando aisladas a varias comunidades. Las brigadas recorren kilómetros en lancha para brindar asistencia. Algunos pobladores salen porque sus viviendas quedaron completamente anegadas; otros, para aprovisionarse de alimentos.

Una pareja fue encontrada  tras permanecer varias horas atrapada en medio de la riada. Buscaron refugio en una vivienda abandonada al intentar salir del Sindicato 10 de Julio, que quedó aislado por los desbordes. Estaban descalzos en medio del agua que les llegaba hasta las rodillas. Tenían solo la ropa del cuerpo, una mochila y una linterna que fue lo único que pudieron rescatar cuando el turbión los obligó a salir de su vivienda.

“El agua nos sorprendió, nos quedamos aquí con mi esposa”, dijo un hombre con la voz quebrada al ver llegar a los rescatistas. Sin señal para pedir ayuda, ambos se aferraron a la esperanza de que alguien los encuentre. Los rescatistas avanzaron en vehículo, navegaron en bote unos 500 metros y caminaron otro tramo entre el lodo hasta que lograron ubicarlos. Fueron trasladados en una embarcación y luego en vehículo hasta un punto seguro, informó Camilo Cordero, responsable del equipo de rescate de la Gobernación.

Las inundaciones en esta zona se vienen dando por el  rebalse del río Yapacaní y otros secundarios, como Víbora y Choré. “Se han dañado cultivos, caminos, viviendas y animales que tienen los pobladores para su sustento”,  informó Reymi Orellana, de la Unidad de Gestión de Riesgo de la Alcaldía de Yapacaní, donde las brigadas de rescate llevan movilizadas desde hace una semana, cuando los ríos comenzaron a desbordarse.

Entre las comunidades afectadas están los sindicatos Kilómetro 45, 3 de Octubre, 16 de Julio, Cooperativa 15 de Agosto y Puerto Grether.

En San Carlos, la zona más golpeada es el Puerto de Santa Fe, donde hace una semana la riada afectó unas 20 cabañas. Los pobladores piden que se repongan los defensivos para evitar un nuevo turbión. Recuerdan que ese día el agua llegó de golpe, subió hasta el techo y se llevó todo a su paso.

Rosa Arteaga fue una de las afectadas. Alcanzó a subir algunas pertenencias al techo, pero el agua terminó cubriéndolo todo. “Ahora no tengo nada, ni una casa para vivir. Pido ayuda a las autoridades. El turbión se llevó las cosas, los zapatos, la ropa y hasta los cuadernos de mis hijos”, lamentó.

Rosa tiene tres hijos que asisten a la escuela y un esposo que está enfermo. La familia fue evacuada hasta Yapacaní y por el momento están viviendo en casa de familiares.

En ambos municipios las autoridades evalúan los daños, pero los reportes de los pobladores dan cuenta que el agua también arrasó con sembradíos de soya, arroz, cítricos y yuca, además de animales, pozas de pacú, chanchos y otros. La ganadería también quedó comprometida, debido a la pérdida total de pasturas y alimentos.

De igual forma, en el municipio de San Pedro se reporta la afectación de unas 6.000 hectáreas de soya y unas 700 hectáreas de arroz, por el rebalse del río Piraí.

En este municipio las alertas evitaron que el desastre sea mayor, porque comunarios dejaron de cruzar el río cuando llegó la riada.

El alcalde Ramiro Bartolomé dijo que la fuerza de la corriente abrió como 15 boquetes en esa zona, inundando todo a su paso.

Indicó que en las zonas urbanas se han construido defensivos que ayuda a proteger a los pobladores.

Este municipio ha enviado a la Gobernación su declaratoria de desastre para recibir ayuda en la reparación de caminos, defensivos y en la asistencia a las familias damnificadas.

En San Juan la inundación ha provocado pérdidas a los productores y la gente sale cargando lo poco que ha podido rescatar.

La riada no solo se llevó cultivos de arroz, soya y fréjol; también arrasó con gallinas, patos, chanchos y todo lo servía para su sustento.

“Nos hemos quedado sin nada”, repiten los comunarios, mientras se abren paso entre el barro y el agua.

Mientras tanto, en Achira, donde hace una semana el lodo sepultó viviendas y dejó dos mujeres desaparecidas, continúan los trabajos de asistencia. En las últimas jornadas, los rastrillajes se han concentrado en el cauce del río, entre las comunidades Achira y Cuevas. Otras unidades también trabajan en la remoción de escombros en canales y viviendas.