El temario oficial incluye comercio, migración y acceso a materias primas estratégicas, aunque una parte de los gobiernos europeos concentra su atención en el borrador impulsado por el presidente estadounidense Donald Trump
Fuente: infobae.com
Líderes europeos y africanos se reúnen este lunes en Angola para una cumbre dirigida a profundizar las relaciones económicas y de seguridad, en un contexto marcado por reuniones de emergencia sobre Ucrania. Mandatarios como Emmanuel Macron, Friedrich Merz y William Ruto encabezan la lista de asistentes a Luanda, en medio de tensiones entre Estados Unidos y la Unión Europea por el nuevo plan de Washington para detener la guerra.
El temario oficial incluye comercio, migración y acceso a materias primas estratégicas, aunque una parte de los gobiernos europeos concentra su atención en el borrador impulsado por el presidente estadounidense Donald Trump, inicialmente considerado favorable a Moscú. Líderes de la UE prevén un “encuentro especial” en paralelo a la cumbre para coordinar su respuesta, después de que funcionarios de Estados Unidos y Ucrania mantuvieran conversaciones el domingo en Ginebra sobre una nueva versión del proyecto.
El presidente de Finlandia, Alexander Stubb, declaró a AFP que “todavía queda mucho trabajo por hacer en el plan de 28 puntos”, una afirmación que refleja la distancia persistente entre Bruselas y Washington respecto al posible acuerdo.
La cumbre en Angola, la séptima de este tipo, se celebra poco después del G20 en Sudáfrica, donde la ausencia de Estados Unidos expuso las fracturas geopolíticas del momento. El encuentro marca también 25 años de relaciones entre la Unión Europea y la Unión Africana, un vínculo que especialistas consideran en necesidad de renovación para sostener la presencia europea en un continente con actores cada vez más diversos.
El presidente de Kenia, William Ruto, también estará presente en la cumbre (REUTERS/Monicah Mwangi)
África se consolidó como un escenario relevante para la competencia entre China, Estados Unidos, Rusia, los Estados del Golfo y Turquía, interesados en recursos minerales, energía y respaldo político. Aunque la UE sigue siendo el principal inversor extranjero y el mayor socio comercial —con un intercambio de bienes y servicios valorado en 467.000 millones de euros en 2023, según datos de Bruselas—, ha perdido espacio en diversos países.
El analista Geert Laporte, del centro de estudios ECDPM, sostuvo: “Ya no existe esa situación en la que Europa era la única socia”. Añadió que los gobiernos europeos necesitan formular una “oferta lo suficientemente atractiva para superar” a la competencia global.
Expertos consultados subrayan que la región africana reclama acciones concretas, una visión coherente con las palabras del portavoz de la Unión Africana, Nuur Mohamud Sheekh, quien afirmó: “África no busca nuevas declaraciones, sino compromisos creíbles y aplicables”.
El programa también incluye cooperación en seguridad, esfuerzos contra la migración irregular y negociaciones para otorgar a África más peso en las instituciones internacionales. Sin embargo, el comercio figura como tema central, especialmente en medio del impacto de los aranceles estadounidenses. Delegados europeos esperan presentar apoyo técnico para mejorar el comercio intraafricano, que actualmente representa solo el 15% del total.
La cumbre en Angola, la séptima de este tipo, se celebra poco después del G20 en Sudáfrica, donde la ausencia de Estados Unidos expuso las fracturas geopolíticas del momento (REUTERS)
El acceso a minerales críticos para la transición energética europea ocupa una posición destacada. Países del bloque desean reducir su dependencia de China en tierras raras y componentes esenciales para la industria tecnológica. En este marco, Bruselas planea exhibir avances de la iniciativa Global Gateway, su plan de infraestructura para contrarrestar la presencia china.
Angola, país anfitrión, alberga uno de los proyectos emblemáticos de esta estrategia: el corredor de Lobito, un ferrocarril desarrollado junto a Estados Unidos para conectar zonas mineras de la República Democrática del Congo y Zambia con el Atlántico. Aunque la UE lo presenta como un proyecto de beneficio mutuo, críticos afirman que reproduce prácticas extractivas sin efectos inmediatos para las comunidades locales.
El analista Ikemesit Effiong, de la consultora nigeriana SBM Intelligence, advirtió: “La inversión debe pasar del PowerPoint al piso de fábrica”. Agregó que “la credibilidad de Europa ahora depende de su capacidad para apoyar la ejecución de proyectos que generen valor en África, no solo visibilidad para Bruselas”.