Miguel ‘Pity’ Ortiz “Pensé que iba a perder la vida porque se veía todo mal”


El montereño que compite en el motociclismo con una pierna es un ejemplo de deportista. Después de un accidente que cambió su vida, volvió a las rutas y hoy inspira con su determinación y valentía

Por Ximena Rosales Beltrán



Fuente: diez.bo

=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas

Miguel ‘Pity’ Ortiz es sinónimo de pasión por el motociclismo. Desde niño soñó con ser corredor, pasó del bicicross a los rallies y alcanzó importantes títulos nacionales. Su historia no ha sido fácil, superó curvas peligrosas y su amor por la velocidad nunca se detuvo.

Tras un accidente que cambió su vida y le arrebató una pierna, ‘Pity’ no se rindió. Adaptó su moto, enfrentó sus miedos y volvió a las rutas, ejemplo que la determinación y el coraje pueden superar cualquier desafío. Hoy sigue compitiendo y dejando una huella de inspiración entre quienes lo siguen.

 

Miguel ‘Pity’ Ortiz “Pensé que iba a perder la vida porque se veía todo mal”

 

¿Desde cuándo nace su amor por el motociclismo y como empieza en el deporte?

Estuve corriendo en el bicicross, pero siempre quise ser corredor de motos. Desde niño era mi sueño, pero no podía hasta que fui joven y tuve mi primera moto, que fue una CG 125cc. Empecé a correr, primero de manera informal, y luego en rallys. Recuerdo mi primera carrera en Montero, durante el Carnaval. Corrimos apenas una vuelta porque nos caímos y tuvimos que abandonar.

¿Cuándo consiguió su primer título importante y cómo vivió ese momento?

En 1998 gané el rally del Sara, fue mi primer reconocimiento. Luego, en 2002 fui subcampeón nacional y en 2003 logré subir al podio como campeón. En 2004 competí en la categoría 250cc cuatro tiempos a nivel nacional. Cada logro fue una motivación para seguir mejorando y demostrar que con esfuerzo y apoyo todo es posible. Luego volví a competir de manera continua, participando en campeonatos nacionales durante cinco años, hasta que tuve que parar por un accidente.

 

Miguel ‘Pity’ Ortiz “Pensé que iba a perder la vida porque se veía todo mal”

 

La vida a veces cambia el rumbo de manera abrupta. ¿Cómo vivió usted el accidente que le dio un giro total a su vida y su carrera?

Yo venía de la revisión técnica para una carrera en Portachuelo y me transportaba en una moto de calle, pero de un rato a otro un camión invadió mi carril y me atropello. El chofer estaba en estado de ebriedad. Gracias a la protección que llevaba, sobreviví, pero sufrí muchas fracturas en las costillas, nariz y otras lesiones graves. Lamentablemente no se pudo salvar mi pierna. Estuve casi cinco meses en la clínica esperanzado en que salven mi pierna, pero no se pudo. Se tuvo que amputar para salvar mi vida. En ese momento sentí que el mundo se acababa. Fue algo totalmente inesperado, nadie se lo espera y no se lo deseo a nadie. Sufrí mucho.

¿Cuándo comprendió la gravedad del accidente y qué fue lo primero que pensó?

Lo primero que se me pasó por la cabeza es que iba a perder la vida porque se veía todo mal. Los médicos sorprendidos porque en realidad era una pena como estaba. Mi cuerpo entero estaba ensangrentado. Pensaba en mi hija recién nacida y en toda mi familia.
Los médicos me decían que tenga fuerza de voluntad, que siga luchando por mi pierna. No respondió mi extremidad y tuvieron que amputarla, de lo contrario mi vida corría peligro. Agaché la cabeza y pedí a Dios seguir viviendo.

¿Cuándo decidió que quería volver a correr y qué lo impulsó?

Después de tres o cuatro meses, empecé a asumir el reto de volver. Un amigo me insistió y me dijo ‘Subí a la moto, solo demos una vuelta a la manzana’. Yo no quería, pero finalmente lo hice. Fue más fácil de lo que imaginaba, y eso me dio la fuerza para intentarlo en serio. Poco después había un rally en Montero y, con el apoyo de mi familia y amigos, decidí participar. Al principio me daba vergüenza estar en la moto sin pierna, pero por ellos me animé.

¿Cómo adaptaron la moto para usted tras la amputación?

Un primo, que ya falleció en un accidente de moto, y un amigo soldador de Montero adaptaron la moto. Ajustaron la caja de cambios, reforzaron la protección para que todo funcionara sin riesgo. Era algo rústico al principio, pero eficiente. Con el tiempo hemos mejorado la adaptación para que sea más segura y resistente. Gracias a eso, pude volver a correr y seguir compitiendo.

 

Miguel ‘Pity’ Ortiz “Pensé que iba a perder la vida porque se veía todo mal”

 

¿Cómo reaccionó su familia y la gente de su entorno cuando decidió volver a correr?

Algunos me dijeron: ‘Está bien lo que hiciste’, pero la mayoría tenía miedo. Me advertían: ‘Cuidado, te puedes caer y te paso algo grave’. Yo empecé a manejar en la calle poco a poco, para ir acostumbrándome. Ahora llevo 24 años con esta máquina, que ya es como parte de mi familia. La conozco, sé cómo maniobrarla y cómo responder a los cambios adaptados a mí. Cada año la vamos manteniendo, arreglando y mejorando, y gracias a Dios seguimos adelante con la moto y con todo el apoyo que tengo alrededor.

¿Cómo fue el proceso para volver a largar en una competencia?

Fue como aprender de nuevo, como un niño que empieza a andar. Todos querían ayudarme, agarraban la moto para que no me caiga. En mi segunda carrera me caí en el barro y todos se rieron, incluso yo después, porque mis amigos levantaron primero la moto antes que a mí. Fue una experiencia difícil, pero a la vez divertida y motivadora. Fue una alegría inmensa, pero también con miedo.

¿Usted participó recientemente en la Integración del Oriente. ¿Qué sensación le deja haberla terminado?

Me deja una sensación enorme de motivación para seguir adelante, siempre cuidando la seguridad y respetando los límites. Llegar a un pueblo y que la gente que no veía hace un año salga a felicitarme, saludarme o tomarse fotos es algo que llena el corazón.

¿Cuándo volvió a las rutas, ¿tuvo algún problema durante las competencias?

Sí, tuve otro accidente. Fue durante la primera Integración del Oriente que corrí hace unos cinco años, en 2019. Pasábamos un arroyo y había una piedra sobresalida, pero no la vi en ese momento. Me caí y me fracturé otra vez la pierna. Ante esa situación, mi familia ya no quería que siga corriendo, pero les dije: Quiero una última oportunidad, si me va mal, no corro más. Mi meta era superar ese reto, terminar la carrera (Integración del Oriente), y así lo hice. Desde entonces, llevo cuatro años consecutivos corriendo y me ha ido bien.

¿Alguien de su familia sigue sus pasos?

Sí. Una de mis hijas tiene 16 años, es campeona nacional de bicicross. Ella empezó a correr a los 5 años. Tuvo un accidente que nos asustó mucho. Recuerdo que fue en Oruro. Se golpeó muy fuerte en una curva y me dio pena verla así. En ese momento le dije: ‘Hija, si quieres, dejémoslo’. Pero a ella le gusta su deporte y decidió continuar.

La moto también le gusta mucho. A veces hasta lagrimea cuando me ve sucio o lastimado. Siempre está apoyándome y para mí es un orgullo. Tengo otra hija que ya está en la universidad y mi hijo trabaja en un gimnasio y también estudia. Para mí eso es un orgullo y ellos son mi motivación para seguir adelante y demostrarles que la vida no se acaba por nada.

¿Qué desafíos le gustaría asumir a futuro? 

Que la salud nos acompañe primero. Si ya no tenemos fuerza para competir, me gustaría retirarme bien y despedirme del motociclismo dándole la mano a todos.

¿Qué mensaje le gustaría dejar a quienes lo ven como una inspiración?

Me gustaría decirles que sean buenos deportistas, cariñosos con la gente y agradecidos con el público, con las personas que los apoyan y con sus familias. Que siempre sean un buen ejemplo. Yo trato de serlo para que ellos se fortalezcan y sigan adelante.

Hay que ser atento también con las empresas que creen en uno. Nunca hay que fallarles y ser agradecido con la vida y con quienes nos rodean.