El arzobispo emérito destacó también el ejemplo de los “santos anónimos”, personas que dedican su existencia al servicio de los demás, como los padres y madres que trabajan en silencio y con humildad por el bienestar de sus hijos.

Fuente: ANF
El arzobispo emérito de Santa Cruz, monseñor Sergio Gualberti, lamentó que en la actualidad se haya perdido la costumbre de poner a los recién nacidos nombres de santos, como era tradición en las familias bolivianas, y advirtió que muchos padres eligen “nombres raros” que terminan marcando a sus hijos para toda la vida.
Durante su homilía por la festividad de Todos Santos, Gualberti recordó que el 1 y 2 de noviembre la Iglesia celebra dos conmemoraciones distintas, aunque estrechamente relacionadas: el Día de Todos los Santos y la conmemoración de los fieles difuntos.
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“En nuestro país, estos días 1 y 2 de noviembre son conocidos como la fiesta de Todos Santos, aunque en la Iglesia se celebran dos hechos distintos. Ayer, 1 de noviembre, se honra a los fieles santos por la iglesia, de los que tantos de nosotros llevamos sus nombres, cuando nos bautizan. Muchos de nosotros han recibido los nombres de los santos, una buena tradición. Hoy en día se están poniendo nombres raros a los niños cuando nacen y se los castiga por toda su vida”, dijo el prelado.
El arzobispo emérito destacó también el ejemplo de los “santos anónimos”, personas que dedican su existencia al servicio de los demás, como los padres y madres que trabajan en silencio y con humildad por el bienestar de sus hijos. “Ellos también son santos, aunque no figuren en los altares”, añadió.
Gualberti recordó que todos los bautizados están llamados a la santidad y citó las palabras del Levítico y la primera carta de Pedro: “Sean santos, porque yo soy santo”. Ser santo —dijo— “es seguir las huellas de Cristo, escuchar su palabra y convertirla en vida”.
En el marco del Día de los Difuntos, 2 de noviembre, el arzobispo emérito pidió a los fieles que mantengan viva la oración por sus seres queridos que partieron y confíen en la promesa de la vida eterna.
“No estamos hechos para quedarnos en una tumba, sino para volver a la casa de Dios, confiados en la misericordia del Padre”, reflexionó.
Con su mensaje, monseñor Gualberti invitó a las familias a vivir la solemnidad de Todos Santos con fe, esperanza y gratitud, recordando a quienes ya partieron y retomando las tradiciones que fortalecen la identidad cristiana y cultural del país.
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Fuente: ANF