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La Fiscalía General de Francia solicitó el miércoles (26.11.2025) una condena para el fabricante aeronáutico Airbus y la aerolínea Air France, en el juicio de Apelación por el accidente del vuelo AF447 entre Río de Janeiro y París que en 2009 costó la vida a 228 personas.
Air France y Airbus fueron absueltos en primera instancia en abril de 2023, cuando el tribunal correccional de París consideró que, aunque se cometieron «imprudencias» y «negligencias», «no se pudo demostrar (…) ningún vínculo causal seguro» con el accidente más mortal en la historia de las aerolíneas francesas.
«Solicitamos la revocación de la sentencia que absolvió a los acusados y, por lo tanto, señora presidenta, le pedimos que dicte sentencia condenatoria por homicidio involuntario», declararon los dos fiscales generales en su alegato, calificando de «indecente» la línea de defensa de las dos empresas durante el juicio en el tribunal de apelación de París.
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El 1 de junio de 2009, el Airbus que partió de Rio de Janeiro hacia París se estrelló en plena noche en el Atlántico, pocas horas después de su despegue, causando la muerte de sus 216 pasajeros y 12 miembros de la tripulación. A bordo del A330 había personas de 33 nacionalidades.
El fallo de las sondas de velocidad Pitot
Las cajas negras confirmaron el origen del accidente: la congelación de las sondas de velocidad Pitot mientras el avión volaba a gran altura en una difícil zona meteorológica cerca del ecuador.
El accidente se produjo después de que la congelación de las sondas de velocidad enviara a la cabina informaciones erróneas, lo que llevó a los pilotos a tomar decisiones inadecuadas, que provocaron que el avión se estrellara en el mar, a unos mil kilómetros de las costas brasileñas.
La acusación considera que Airbus subestimó los fallos que venían apareciendo en esas sondas y que Air France no formó suficientemente a sus pilotos para afrontar una situación como aquella.
Una tesis que rechazaron las dos aerolíneas durante el proceso, a cuya apertura acudieron sus máximos responsables, Anne Rigail, por parte de la aerolínea y Guillaume Faury, por el fabricante aeronáutico.
Una «concatenación de circunstancias desafortunadas»
Ambos mostraron respeto por las víctimas y presentaron sus condolencias, pero rechazaron toda responsabilidad en el accidente, que atribuyeron a una concatenación de circunstancias desafortunadas.
La Fiscalía pide ahora para ellos una condena por homicidio involuntario, que como personas morales puede llegar a un máximo de 225.000 euros.
«Esta condena arrojará el oprobio, un descrédito sobre estas dos empresas. Es una decisión que volverá a situar lo humano en el centro de nuestras preocupaciones. Por lo tanto, esta condena debe resonar como una advertencia», dijo el fiscal general Rodolphe Juy-Birmann, junto a su colega Agnès Labreuil.
Los familiares de las víctimas, la mayoría franceses (72), brasileños (58) y alemanes (26), esperan al fin obtener la condena de las dos compañías para cerrar su duelo.
jc (afp, efe)
