Paz es hijo del expresidente de centroderecha Jaime Paz Zamora, líder del histórico Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), quien fue vicepresidente (1982-1984) y presidente de Bolivia (1989-1993). Forma parte de esta tradición política.

Fuente: BBC News Brasil
La sociedad boliviana votó por el cambio, pero sin rupturas drásticas.
Después de casi 20 años de gobiernos de izquierda, el senador moderado Rodrigo Paz, de 58 años, asumirá la presidencia de Bolivia el 8 de noviembre , después de ganar la segunda vuelta contra Jorge Tuto Quiroga este domingo con el 54% de los votos.
Llega prometiendo desregular la economía, pero sin descuidar a los más pobres.
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Paz, quien se convertirá en el primer presidente elegido democráticamente en oponerse al Movimiento al Socialismo (MAS), en el poder desde 2005 , prometió durante su campaña ofrecer «capitalismo para todos» y acabar con lo que él llamó el «estado burocrático», un estado con una burocracia excesiva que obstaculiza el desarrollo económico.
Para lograrlo, Paz propone superar la grave crisis económica del país mediante recortes de impuestos, mayor acceso al crédito, un esquema de subsidios diferenciado para los precios de los combustibles y la descentralización presupuestaria entre departamentos y provincias.
Paz es hijo del expresidente de centroderecha Jaime Paz Zamora, líder del histórico Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), quien fue vicepresidente (1982-1984) y presidente de Bolivia (1989-1993). Forma parte de esta tradición política.
A pesar de haber comenzado su carrera política hace más de 20 años, habiendo sido diputado, alcalde y senador del Departamento (Estado) de Tarija, Paz logró posicionarse como un forastero en una elección que favoreció nombres nuevos entre muchas caras conocidas para el electorado boliviano.
En este sentido, el apoyo de las clases trabajadoras fue fundamental para la victoria de Paz. En elecciones anteriores, votaron masivamente por Evo Morales y Luis Arce, y en esta ocasión abandonaron las opciones de izquierda del partido MAS, que sufrió una derrota histórica en la primera vuelta, celebrada en agosto. Completamente fracturado entre los grupos políticos del expresidente Evo Morales y el actual presidente, Luis Arce, el partido obtuvo menos del 4% de los votos en la primera vuelta, con Eduardo del Castillo como su principal candidato. El candidato de izquierda mejor posicionado fue Andrónico Rodríguez, con el 8,15%.
«Paz logró captar el voto, tanto rural como urbano, que perdió el MAS», dijo a BBC News Mundo (el servicio de noticias en español de la BBC) Eduardo Gamarra, doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de Pittsburgh y autor de varios artículos sobre Bolivia.

Según el periodista y escritor boliviano Fernando Molina, la clave de la elección de Paz fue el comportamiento electoral de los «mestizos populares» (bolivianos con una mezcla de ascendencia europea e indígena) en distritos como El Alto, una de las ciudades más importantes en el panorama electoral.
«Este sector étnico-racial, que formó una identidad política autónoma gracias al MAS, decidió romper [con la izquierda] en estas elecciones y votar por Paz, demostrando que representa a la mayoría», explica Molina, autor del libro Las 4 crisis: Historia econômica contemporánea de Bolivia («The 4 Crises: Contemporary Economic History of Bolivia», traducción libre).
¿Quién será el próximo presidente de Bolivia y cuáles son sus propuestas?
Infancia en el extranjero
En 1967, el mismo año en que el ejército boliviano capturó y ejecutó a Ernesto «Che» Guevara en un pequeño pueblo de la campiña boliviana, Rodrigo Paz nació en Santiago de Compostela, España.
Nació durante el gobierno en Bolivia del general René Barrientos, quien en 1964 lideró un golpe de Estado para derrocar al gobierno constitucional del presidente Víctor Paz Estenssoro, poniendo fin a los 12 años de gobierno reformista iniciados por la Revolución de 1952.
El padre de Rodrigo Paz, Jaime Paz Zamora, era entonces un líder político del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), y Bolivia se encontraba inmersa en un largo ciclo de inestabilidad y turbulencia política.
Tan solo entre 1978 y 1982, el país tuvo nueve gobiernos, siete regímenes militares y solo dos presidentes civiles.
Por este motivo, la familia Paz se vio obligada a abandonar el país, y Rodrigo, junto con su hermano Jaime, creció mudándose de ciudad en ciudad, pasando por países como Colombia, Venezuela, Chile y Argentina.
En una entrevista con medios locales, Paz dijo que esos años fueron una época de «persecución de jóvenes y familias como la nuestra que intentaban construir democracias».
En 1982, Bolivia recuperó la democracia, Jaime Paz Zamora asumió el cargo de vicepresidente junto a Hernán Siles Zuazo, y Rodrigo Paz se mudó al país por primera vez a la edad de 15 años.
En ese momento, Paz completó su educación secundaria en el prestigioso colegio jesuita de San Ignacio en La Paz.
Tras graduarse, decidió establecerse en Estados Unidos, donde estudió Relaciones Internacionales y obtuvo una maestría en Gestión Política por la American University, una universidad privada en Washington, D.C.
El camino de la política
A los 32 años, casado con María Elena Urquidi Barbery, con quien entonces estaba dando a luz a su primera hija, Rodrigo Paz decidió dedicarse a la política electoral.
En las elecciones de 2002, Paz fue elegido diputado por Tarija. Posteriormente, su partido perdió su registro oficial por obtener menos del 2% de los votos en una elección.
Así, se disolvió el partido de Jaime Paz Zamora y Rodrigo Paz, que había existido durante más de 35 años.
En 2010, se convirtió en concejal y presidente del Consejo Municipal de Tarija (capital del departamento del mismo nombre), y cinco años después, fue elegido alcalde de la ciudad.
Rodrigo Paz enfrentó cargos de corrupción relacionados con proyectos de obras públicas durante su mandato como alcalde, incluyendo acusaciones de sobreprecios y contratos irregulares.
Fue elegido senador en las elecciones de 2020 por el Partido Demócrata Cristiano, el partido con el que ganó las elecciones este domingo.
“El PDC era un partido muerto que fue revivido para dar a los antiguos votantes del MAS la oportunidad de mantener una cierta identidad política diferente de la élite boliviana tradicional”, explica el experto Fernando Molina.
El estilo de Paz a lo largo de su carrera —y en esta campaña política— ha sido moderado y abierto al diálogo.
Según el profesor Gamarra, Paz es «cauteloso y analítico», una característica que lo distingue de su futuro vicepresidente, el capitán Edman Lara, un oficial de policía conocido por denunciar escándalos de corrupción en sus redes sociales.
‘Capitalismo para todos’
Rodrigo Paz se inclina hacia el centro político y se distancia de los extremos en un país polarizado.
“Queremos trabajar con todos, producir con todos y crecer con todos. Lo que buscamos es diferenciarnos de los modelos que han polarizado al país en las últimas décadas”, dijo Paz en una entrevista radial.
Con un enfoque moderado, Paz intentó estratégicamente distanciarse de las ideologías durante la campaña.
Según el periodista Molina, Paz es un hombre que hereda el legado de centroderecha de Jaime Paz, con «valores socialdemócratas, democráticos y procapitalistas, pero que no es adverso al pueblo».
Molina también lo describe como un «oportunista» político que saltaba de partido en partido con el objetivo de convertirse en presidente de Bolivia.
En su campaña económica, presentó el lema «capitalismo para todos», con el que busca reactivar la debilitada economía boliviana, golpeada por la escasez de reservas en el Banco Central, la alta inflación y la devaluación de la moneda.
«Lo que me importa es que la gente coma y pueda trabajar, que el Estado no les arruine la vida», dijo Paz a la prensa local, describiendo lo que él generalmente llama «el Estado encarcelando».
«Todos los bolivianos, con algunas excepciones, son capitalistas. Viven del capital y generan negocios con él. Somos capitalistas, no socialistas», dijo Paz a la prensa local después de los gobiernos socialistas de Evo Morales y Luis Arce.
Paz mencionó durante su campaña que crearía un “fondo de estabilización del dólar”.
Para financiar este fondo, Paz buscará una mayor penetración bancaria en la economía boliviana, donde, hasta la fecha, el empleo informal supera el 80%, según datos de la Organización Internacional del Trabajo.
Esto significa que una gran cantidad de dinero se mueve a través de pequeñas empresas sin estar registradas por el Estado: no va a bancos privados y no paga impuestos.
Esto incluye a vendedores ambulantes, propietarios de pequeños negocios y transportistas.
Según Paz, el “colchón bancario” de los bolivianos —es decir, los dólares que circulan en el país sin ser declarados— fuera del sistema bancario asciende a unos 9.600 millones de dólares estadounidenses.
Para que la economía boliviana recupere los dólares que faltan en el sistema financiero, Bolivia necesita crear mecanismos financieros y salvaguardias legales.
Para lograrlo, Paz prometió reducir los impuestos y fomentar el crédito.
Descentralizar
Paz afirmó que podría impulsar un programa de incentivos fiscales para que el país pueda recuperar los aproximadamente 7.000 millones de dólares que los bolivianos tienen en el extranjero.
Respecto al problema de la escasez de combustible, el presidente electo garantizó durante su campaña que eliminaría los subsidios a los combustibles, pero que mantendría un régimen diferenciado para ciertos sectores de la sociedad que se ven más afectados.
No está claro si habrá nuevos acuerdos con organismos crediticios internacionales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI), al que el candidato derrotado Tuto Quiroga había prometido solicitar un préstamo de 12.000 millones de dólares.
Paz propuso un plan “50-50”, cuyo objetivo principal es descentralizar la gestión de los recursos públicos y promover la autonomía, un valor fundamental en la organización política de Bolivia.
La propuesta establece que las regiones gestionarán el 50% de los recursos estatales y que el mismo porcentaje generado por la recaudación de impuestos y la producción permanecerá en cada región.
Paz afirma que su propuesta de descentralización surge de su experiencia como alcalde de Tarija, donde aprendió sobre el poder de la autonomía local en la asignación de presupuestos y la toma de decisiones.
“Hoy, el gobierno central se queda con el 80% de los recursos y envía el 20% restante a más de 339 municipios, gobiernos estatales, universidades y entidades descentralizadas. Es una miseria”, dijo Paz durante la campaña.
Tras ganar las elecciones en un país donde la confianza en las instituciones y la política se está deteriorando, Paz afrontará ahora la crisis económica más grave de los últimos años.